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El secretario general del Centro de Empleados de Comercio del Neuquén repasó la situación general de la actividad en la región y habló de las responsabilidades políticas del nuevo gobierno nacional. Sostuvo que la meseta en que se encuentra la actividad y su reciente caída en los últimos meses se debe a la pérdida del poder adquisitivo del salario. Asimismo pidió claridad para la definición de las tarifas de servicios públicos.
-¿Qué percepción tienen desde el CEC sobre la situación general del comercio en la ciudad?
-Podemos sostener que está en una leve caída. La actividad comercial se encuentra en una meseta desde hace seis años que no tiene que ver con los ciclos propios de las temporadas ni las fechas claves como el Día del Padre, el Día del Niño o las fiestas. En el último año tuvo lugar una leve caída en ventas que, hasta ahora, no impactó en el nivel de empleo en gran manera. Mantenemos en los últimos cinco años los 18.000 trabajadores vinculados a la entidad. Lo que sí percibimos en el último trimestre es que se frenó la rotación, que habitualmente se mantiene en el 30%. Es decir, todos los años ingresan 6.000 personas y se va la misma cantidad, lo que significa un egreso de 500 trabajadores que se desvinculan. En el último semestre este movimiento mensual se achicó a la mitad.
-¿Cuáles son los factores que favorecen el crecimiento del comercio en la región? ¿Cómo afectan los cambios negativos en estos factores en la situación laboral de los empleados de comercio?
-La principal actividad regional es extractiva y fue la que produjo una migración hacia esta zona del Comahue; es decir, las inversiones en el petróleo fueron determinantes. El otro polo en desarrollo es el turístico, al que considero la segunda fuerza económica de la provincia luego de la extractiva. Por su parte en el comercio, en cuanto a las relaciones laborales, el blanqueo de los trabajadores fue un elemento importante porque del 50% irregular que supimos tener en la década del ‘90 alcanzamos a reducir a un 18% en la actualidad. Por otro lado, el pago de las jornadas de los sábados y los domingos posibilitaron que los compañeros que trabajan en esas jornadas aumenten considerablemente su salario en virtud del esfuerzo. Y en general podemos decir que en el gran porcentaje que debe rondar el noventa y cinco por ciento de los empleadores de la actividad comercial hay una conciencia clara de caminar por lo que establece la legislación. Nos hemos colaborado para tratar de preservar lo más posible al sector. Tenemos en común la preservación del empleo, y para ello tenemos que preservar la actividad… en esto somos todos conscientes.
-¿Cuál es la situación del consumo después de la devaluación, el aumento de inflación, paritarias por debajo para todos los sectores y trabajadores, despidos en los sectores público y privado?
-La continuidad de la meseta y la caída de las ventas son por la pérdida del poder adquisitivo. Hay sectores que están verdaderamente afectados y se encuentran soportando la situación; el gastronómico es uno de ellos. Más allá de los clientes que hacen una comida al mediodía, de paso, y que mantienen el hábito, las cenas afuera de toda una familia pasaron a segundo nivel, porque una familia primero tiene que pagar las cuentas. Asimismo, disminuyó la construcción y la compra-venta de materiales; indumentaria es otro sector que cayó bastante. Naturalmente que la pérdida del poder adquisitivo del salario provoca que el mercado interno se resienta. Creo que aquí al gobierno nacional le falta lo que prometió: la mesa grande del acuerdo nacional. El gobierno se está aislando demasiado y pretende gobernar por sí solo. No convocó al diálogo como había prometido en la campaña y se está aislando, que es algo peligroso porque entonces es el único responsable de esta situación, y nadie lo va a acompañar cuando las cosas no salgan bien.
-Se abrieron las importaciones ¿esto tiene impacto sobre el comercio local?
-En sí no sobre el comercio; seguramente esto va a tener impacto sobre la producción local. Si nosotros traemos manzanas de Chile perjudicamos a los productores del Valle. Todo lo que se abra hacia afuera es un impacto sobre la economía nacional por eso es necesario sentarse en la mesa grande y trazar las pautas generales. Estoy muy preocupado por la invasión de compradores argentinos a Chile, que son ventas y puestos de trabajo que perdemos nosotros. Quien hoy va a comprar un televisor al país trasandino sostiene que le sale el 30% de lo que cuesta en Argentina, y está bien que proteja sus cuentas pero se perjudica a futuro como así mismo al país. Si tenemos presente que el sueldo promedio de los trabajadores chilenos ronda los 250 dólares mientras que el sueldo promedio argentino ronda los 1.000 dólares, es allí donde encontramos las diferencias en las condiciones laborales, en las condiciones de vida aquí y la movilidad social que tenemos. Hoy conviene ir a comprar a Chile, pero considero que el gobierno tiene que protegernos de esta situación.
-¿Cómo afecta la polémica en torno al aumento de tarifas a la certidumbre y a la actividad en el corto y mediano plazo?
-Son mayores costos y estos siempre inciden en el precio de los bienes. El comerciante no puede trabajar a pérdida; tiene que mantener su stock y tiene que mantener la actividad, si le aumentan los insumos y las tarifas lógicamente los precios que pondrán a los productos serán mayores para que los números cierren. También es cierto que la cuestión energética es un tema en deuda que tiene la dirigencia política con la República y es algo que atender, pero que estén los números sobre la mesa. Lo más lógico es que se establezca claramente cuál es el déficit que existe en el sistema energético, cuáles son los valores reales que sin duda hay que aumentar para tener un sistema que se autofinancie y que funcione. No se puede hacer entre gallos y medias noches y transferir enormes recursos del común de la gente a las grandes empresas importadoras, transportadoras y distribuidoras del fluido eléctrico o del gas. Que nos digan claramente el valor de boca de pozo, el costo de procesamiento, de distribución, y podamos saber los números para que el sistema se pueda sostener en el tiempo con las inversiones de mantenimiento. A través de la audiencia pública esto se tendría que haber reflejado claramente y nos podríamos haber evitado el desgaste al que llegamos y a la demora que va a implicar llevar los precios a un valor razonable.
-De continuar la meseta en la actividad o de agravarse la caída, ¿qué ocurriría con la actividad comercial?
-Una solución se tiene que dar en la macroeconomía y en la macropolítica. Hoy demostramos con hechos que se hacen esfuerzos para sostener la actividad. El sector empresario retiene trabajadores aun cuando ya no los necesita, de esto somos conscientes, y los trabajadores mantenemos la calma porque sabemos que la situación está complicada y no queremos pasar por experiencias conocidas. Pero el gobierno tiene que dar muestras claras, necesitamos una buena noticia. En el 2009 la situación estaba muy complicada y con un mal humor general importante en sectores que presionaban demasiado, se pacificó con la Asignación Universal por Hijo. Se matizó el conflicto social mediante la medida porque hubo una distribución de fondos que fueron a parar al consumo y aplacaron lo que se preveía que iba a venir. Por otro lado, en el Día del Padre del año 2002 culminó ese proceso de caída iniciado con Fernando de la Rúa, y en la presidencia de Duhalde comenzamos a subir y desde ahí ya no se detuvo más la evolución de la economía. Néstor Kirchner durante cuatro años logró hacer crecer el país a una tasa de un 7 u 8% anual, cifra realmente importante… pero no sé si pudiera llegar a pasar con este gobierno. Nosotros queremos que le vaya bien pero llegado el momento si no se convoca a la mesa grande para trazar las grandes políticas de Estado tendremos que confrontar. Ojalá que cambie y provoque algún hecho positivo.
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