-?
La nueva administración de Mauricio Macri ya nos tiene acostumbrados a la impostación. Ellos juegan con los sentidos desde hace mucho tiempo. Para no ir muy atrás podemos recordar la noche de la primera vuelta electoral del año pasado donde el mismísimo Mauricio Macri mudó el discurso que venía sosteniendo hasta 48 horas antes y prometió mantener buena parte de los íconos de los años kirchneristas, como el programa Conectar Igualdad o el Fútbol para Todos. Días más tarde se negaría sistemáticamente a responder de qué manera pensaba impulsar exportaciones sin aumentar el dólar o cómo eliminar subsidios y mantener los ingresos de las empresas energéticas sin aumentar tarifas, nada menos que en el debate televisado con Daniel Scioli, a la vista de todos.
Justamente, si de algo que nos involucra a todos se trata, lo sucedido en las audiencias públicas por las tarifas del gas es una muestra más de la importancia que esa fuerza política otorga a la expresión popular y a la palabra de los dirigentes. Lo del fin de semana pasado, con la audiencia suspendida en Neuquén, las listas de oradores amañadas y con participantes que aún anotados en tiempo y forma no aparecían entre los oradores, con trabas para ingresar como se vio en Buenos Aires y Rosario o la clausura de baños y bares donde tomar un refrigerio, es una muestra de la consideración que tiene el macrismo por ese otro al que tiene que gobernar.
Gobernar para construir un Estado menos ideológico y más cerca de la gente era la misión de Cambiemos. Así lo explicaba Alejandro Rozitchner -filósofo de cabecera del presidente- en los ratos libres que le dejaba el dictado del “Taller de Entusiasmo”.
Entusiasmo es lo que debieron sentir los convocados a participar del encuentro de voceros del gobierno que se hizo en el Centro Cultural Kirchner el viernes pasado. Allí, en el CCK (porque la palabra Kirchner no se puede mencionar), “el mejor equipo” según la auto percepción PRO, tomó fuerzas para lo que se viene. "Trabajar en apuntalar el liderazgo" del presidente, según las palabras del propio Marquitos Peña.
Peña es quien selecciona cuidadosamente de entre las que su equipo le propone, las cinematográficas puestas en escena copiadas del ex presidente norteamericano Jonh F. Kennedy o series de moda como House of Cards. Esta semana fue heavy, nos sorprendieron con la foto del beso con su mujer en la ONU, la bicicleteada en el Central Park de Nueva York y el falso viaje en colectivo en un partido del conurbano de Buenos Aires, cuyo detrás de escena fue develado por periodistas locales. Será porque la semana venía mal después de la nueva filtración de los Bahamas Leaks, los nuevos números del INDEC y el papelón de las declaraciones sobre Malvinas que hizo Macri a la prensa.
Hablando de Macri y la prensa, hace rato que olvidó las conferencias de prensa que había prometido, como también las olvidaron todos esos periodistas que tanto querían preguntar. Pero quizá tengan suerte y la oportunidad de hacerle alguna pregunta sobre las offshoreen el timbreo que lanzaron este sábado. Sea con preguntas o no, para el diario Clarín ocupa mucho lugar. Así, noticias sobre el avance de la violencia institucional, represión y aumento de delitos deben conformarse con circular por las redes sociales y los medios digitales. Como fue el caso de los diez jóvenes detenidos en Buenos Aires por pintar un mural con una frase de Salvador Allende “Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica”.
El mural que pintaban los jóvenes detenidos. |
Contradicción que deberán sortear los fotógrafos del diario Clarín, quizá enojados con “su” diario porque publica en tapa la foto del beso -provista por Presidencia de la Nación-. Tampoco los periodistas del diario deben estar muy contentos con las dos tapas seguidas de esta semana que presentan como novedad noticias ya publicadas hace meses en el mismo diario. Pero seguramente lejos están los trabajadores del matutino porteño de poder decir algo por temor a las conocidas represalias de los directivos.
Represalias como los más de 50 despidos encubiertos, disfrazados de retiros voluntarios en el gran diario argentino. O la que habría recibido Julio Blanck por haber aceptado públicamente que hicieron “periodismo de guerra” contra los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. Ricardo Kirschbaum, editor responsable de Clarín, desmintió que el cambio de editor a simple columnista que afectó a Blanck fuera una degradación. ¿A quién creer?
Habrá que ser muy crédulos para aceptar los resultados que arrojen las próximas elecciones por el sistema de voto electrónico que propone Cambiemos y que el Frente Renovador de Mauricio Massa apunta a aprobarle. Las máquinas con las que hipotéticamente emitiremos el voto no pasan una prueba de calidad simple, y encima ahora se desdicen, porque de ser “una simple impresora” Clarín informa que pasarán a “computadoras all in one” que luego serán donadas a instituciones públicas.
Públicas como las audiencias que cuando se propuso reemplazar la Ley de Radiodifusión de la dictadura, el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner realizó en todo el país. En cambio, este año cambiaron la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual por Decreto, de debate público nada. Ahora que el PRO impulsa una nueva Ley a la que denomina “de Convergencia”, para hacer honor a su fetiche con Internet, anunció que todos los que quieran opinar podrán hacerlo utilizando un formulario que hay en la web. Eso sí, se necesitará capacidad de síntesis ya que se aceptan nada más que 300 caracteres, algo así como 2 tuits. Pero todo “en el marco de una participación amplia y con la mayor transparencia" como explicó el jefe de Gabinete Marquitos Peña.
Transparencia estilo PRO parece ser, como mucho, que un ministro de pasado y presente vinculado a empresas de energía “se desprenda”, 9 meses y medio después de asumir su cargo, de acciones en empresas a las que tuvo, tiene y tendrá que regular. Como mucho, las ONG que tanto insisten con la transparencia le solicitan “que se abstenga de intervenir” de aquí en más en esos asuntos.
Es que es evidente que el gobierno se maneja mejor con las enunciaciones que con los hechos, que le resulta más fácil construir una ficción que operar en el mundo real, y para eso su mayor esfuerzo está enfocado en la construcción de un relato que lo ayude a ganar tiempo. No podría hacerlo sin la complicidad de los medios de mayor audiencia y circulación. El esfuerzo del gobierno tiene su mayor apoyo en esa sintonía. Juntos -como les gusta decir-, se han transformado en el mayor aparato comunicacional que haya habido en la historia.
Pero la suma de los tres presupuestos de publicidad estatales más grandes en las mismas manos, más los medios privados, más los medios públicos ya puede mostrar un éxito, quizá el más importante de lo que lleva Macri en la presidencia. La foto del 15 de diciembre nos mostraba un 25% de los argentinos que veían malo al incipiente gobierno y 9 meses después casi la mitad de nosotros compartimos esa impresión. El gobierno que prometía unir a los argentinos parece que lo está logrando. Una buena.
Va con firma | 2016 | Todos los derechos reservados
Director: Héctor Mauriño |
Neuquén, Argentina |Propiedad Intelectual: En trámite