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El presidente del Parlasur y ex canciller Jorge Taiana, sostuvo que en el peronismo “hay que barajar y dar de nuevo” porque Cristina Kirchner tiene un “fuerte liderazgo social” pero “no ha ejercido” la conducción del conjunto del movimiento.
El dirigente del Movimiento Evita, reclamó una reflexión crítica, “no para echar culpas” pero sí para “evaluar los rumbos políticos que permitieron que fuéramos derrotados a pesar de estar en el gobierno”.
Pero cuando se le preguntó por figuras como el líder del Frente renovador, Sergio Massa, descartó “hacer política en relación a personas” y planteo la necesidad de “un fuerte compromiso con las luchas sociales”
El que sigue es el diálogo mantenido por con el ex ministro del gobierno del Frente para la Victoria.
-¿Cuál es el futuro de Mercosur a la luz del acercamiento del gobierno a la Alianza del Pacífico?
-En realidad el acercamiento con la Alianza del Pacífico que hizo Macri al hacer nombrar a la Argentina país observador no tiene mucha significación en sí mismo, pero muestra la falta de coordinación que hay hoy en el Mercosur, que no está pasando un buen momento. Esto es producto de la crisis mundial y de la pérdida de crecimiento de la región, en particular de la crisis recesiva que vive por segundo año consecutivo Brasil -con una caída del producto bruto del 3%- y ahora también Argentina.
Pero también hay una muy baja coordinación económica para responder a la crisis. De hecho, no hubo cumbre del Mercosur en esta mitad del año -tenía que haber un encuentro presidencial y no ocurrió-, ni tampoco encuentro de cancilleres. Hubo sí, un semi-encuentro, porque está en discusión si corresponde pasarle la presidencia pro témpore a Venezuela. Uruguay, actualmente a cargo, lo quiere hacer y lo objeta sobre todo Paraguay y también Brasil, que tiene un gobierno temporario, sobre cuya legitimidad hay fuertes dudas. De manera que hay un mal momento económico, atravesado por una situación política que es mala también.
En términos de integración económica la Alianza es muy poco. El comercio interno es de un 4% de los países miembro, mientras que el comercio dentro del Mercosur alcanzó más del 20% de los estados miembro. Además, de los cuatro países de la AP, Chile, Perú y Colombia son estados asociados al Mercosur y México, también tiene acuerdos de libre comercio.
Más bien, el acercamiento a la AP es mucho lo que dice respecto de la importancia que se le da al Mercosur, que se le está dando muy poca. Me parece que más que un debate respecto de a quién se acerca el gobierno hay uno más profundo respecto de qué hacemos con el Mercosur. Aunque el gobierno nacional formalmente dice que es muy importante, en la práctica no actúa como si lo fuera.
-Tampoco lo hace con el Parlasur, lo ignora, ¿no es así?
-Es parte de lo mismo. Ignora al Parlasur, no facilita ni provee los medios para que los parlamentarios podamos actuar, de hecho no cumple con la ley de proveer el salario y las facilidades, no tenemos siquiera aportes jubilatorios; no cumple con la normativa del Mercosur y creo que esto es una muestra del poco involucramiento del gobierno actual en el tema del Mercosur. Porque en realidad el Parlasur tiene relevancia si se avanza en proceso de integración, debido a que no hay proceso de integración alguno que se pueda hacer sin una pata de representación política de la sociedad. De manera que si uno quiere apostar a la integración tiene que fortalecer ese componente parlamentario, ahora si a uno no le interesa eso, lo boicotea o lo deja…
El acercamiento de Macri a la Alianza del Pacífico es mucho lo que dice respecto de la importancia que se le da al Mercosur, que se le está dando muy poca
-También el gobierno está tratando de apurar el acuerdo de libre comercio del Mercosur con la Unión Europea.
-En la situación actual firmar un acuerdo de libre comercio del Mercosur con la Unión Europea sería sin duda un acta de defunción de la industria Argentina y una reprimarización de la economía. Con un agravante: que los europeos están diciendo que no van a hacer nada. En este último viaje a Europa el presidente Macri estuvo en Bruselas y no consiguió nada, estuvo en París y (el presidente francés François) Hollande reiteró lo que había dicho acá, que ellos no van a ceder nada en agricultura. Después estuvo con (la premier alemana Angela) Merkel, que se supone que era más negociadora o conciliadora, y Merkel le dijo expresamente que no, que ellos están alineados en la defensa de lo que se llama la PAC, política agropecuaria común de la Unión Europea. Así que, en realidad, si ellos no ceden nada en el área de los productos agrícolas, que son aquellos en los que nosotros somos muy competitivos, y además quieren seguir avanzando en los temas industriales, sobre todo en el tema de autopartes, productos farmacéuticos, etcétera, no hay ninguna posibilidad de lograr lo que se llama un acuerdo equilibrado.
De manera que me da la impresión de que es más una muestra de deseos del presidente, o de decir algo que después no se cumple, como cuando dijo firmemos con los Buitres que va a venir una lluvia de dólares y después no vino. Decir hagamos un acuerdo Mercosur-UE que va a andar muy bien y los europeos no parecen tener ningún interés en hacerlo ahora. A menos que cedamos en todo, pero eso sería muy contrario al interés nacional.
-Además de la Alianza del Pacífico está la Alianza Trans Pacífico (TTP), que suscita resistencia aún dentro de Estados Unidos.
-La Asociación Trans Pacífico TPP (Trans Pacific Partnership en inglés) une a tres países latinoamericanos: Chile, Perú y México con EEUU y Canadá, y siete países de Asia, que son Japón, Vietnam, Malasia, Brunei, Indonesia, Nueva Zelanda y Australia. Esos 12 países firmaron un acuerdo que no está vigente, porque tiene que ser ratificado por los congresos de los respectivos países y en particular por EEUU y Japón, que constituyen el 85% del producto bruto del bloque. Lo impulsó en su momento (la ex secretaria de Estado) Hilary Clinton, pero la misma Hilary, ahora en la campaña presidencial, está diciendo que no sabe si lo mandaría al Congreso porque hay mucho rechazo en los sindicatos, a raíz de que éstos entienden que perderían muchos puestos de trabajo.
Desde el punto de vista de la Argentina ese acuerdo es imposible de firmar, primero, porque en casi todos los casos se cede en la resolución de las controversias a tribunales internacionales, como el Ciadi (el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones, del Banco Mundial), es decir que prácticamente desaparece la jurisdicción nacional.
Segundo, en términos de protección de la propiedad intelectual lo que lo que significaría es sobre todo una destrucción segura de la industria farmacéutica argentina.
No tiene ningún sentido ir detrás de EEUU a meterse con China, que es una fuente de infraestructura y financiamiento, para ferrocarriles, represas y centrales atómicas.
El TPP tiene un sentido político -que es por el cual lo auspició Estados Unidos- que yo creo que no hay que apoyar, que es aislar a China. Argentina tiene una relación con China importantísima, nosotros hemos hecho acuerdos de distinto nivel y tenemos en ese país asiático un socio comercial de primera magnitud.
Tenemos un principio de transferencia tecnológica importantísimo, como es el acuerdo para la construcción de la próxima central nuclear, donde Argentina terminaría disponiendo de la tecnología para hacer por sí sola centrales de potencia. Pero además se ha demostrado que China es una fuente de infraestructura y de financiamiento, para ferrocarriles, para represas. De manera que no tiene ningún sentido ir detrás de EEUU a meterse con China.
-¿En qué podría cambiar nuestro reclamo estratégico de Malvinas a la luz del Brexit?
-No en lo inmediato, pero en el mediano plazo es una cosa que le sirve a la Argentina, porque nos permite ir desemblocando al conjunto de la Unión Europea del apoyo a la posición del Reino Unido. Desde que el RU entró en la UE, nos encontramos con que un país como España, que tiene un reclamo por Gibraltar, iba detrás de la posición británica sobre Malvinas, lo cual es absurdo. Ahora esto nos da la oportunidad de tener una política más orientada hacia los países europeos, donde vayamos viendo con ellos, la importancia y la justicia del reclamo argentino y los sumemos con más energía al reclamo de que los británicos se sienten a negociar la soberanía con Argentina, que es lo que reclama Naciones Unidas.
O sea que, en términos de mediano plazo un mayor aislamiento británico a nosotros, obviamente, nos favorece. Siempre que Argentina continúe un rumbo de firmeza en el reclamo nacional, lo cual requiere de un continuo avance de la integración regional. Es decir, el RU aislado no puede enfrentarse a Sudamérica.
-¿Después de su salida del bloque de Frente para la Victoria, el Movimiento Evita sigue considerando a Cristina Kirchner conducción estratégica?
- Es un bloque que ha tenido una serie de dificultades y donde un grupo de diputados, en un determinado momento sintió que ya era suficiente y decidió hacer un bloque propio, como muchos otros. No creo que el hecho tenga una trascendencia estratégica, no es más que eso.
En cuanto a Cristina, el Evita ha reiterado muchas veces que tiene un fuerte liderazgo social, eso está claro, pero que la conducción efectiva del conjunto del movimiento ella no la ha ejercido. Y bueno, ahora hay que barajar y dar de nuevo; hay un conjunto de personas en el peronismo que se está desarrollando y creo que hay que dejar que eso avance. Además, hay toda una reflexión crítica sobre la derrota que tiene que hacerse. Esa reflexión no tiene por qué ser autodestructiva, ni echar culpas, pero sí me parece que hay que evaluar los rumbos políticos que permitieron que fuéramos derrotados a pesar de estar en el gobierno.
Eso se procesa de distintas maneras, lo mismo le ha pasado al peronismo cada vez que ha perdido elecciones. En el ‘83 dio lugar a la Renovación. Yo recuerdo que el gobernador peronista más favorable a Alfonsín era Menem, que lo acompañó y que inclusive era la pata peronista del Tercer Movimiento Histórico y años después encabezó la oposición y ganó la interna contra Antonio (Cafiero) al que muchos apoyaban.
No tenemos que hacer política en relación a personas, tenemos que hacerla de cara a responder a los desafíos que nos presenta la etapa, tiene que haber un fuerte compromiso con las luchas sociales
En ese entonces se lo acusaba de ser una especie de neoalfonsinista, pero él ganó con la ortodoxia sindical y la bandera de Facundo (Quiroga). Así que me parece que estos procesos hay que dejarlos que transcurran, e indudablemente de cara al futuro hay que pensar cómo se sigue luego de una etapa política muy intensa, con logros, pero con cuestiones que evidentemente necesitan cambiarse porque por algo perdimos, y aspectos que tienen que ver con una nueva realidad y con el futuro.
Lo que tenemos que plantear como peronismo para volver al gobierno y continuar una transformación en busca de una sociedad justa y sustentable, ese es un debate que creo que todavía está pendiente.
-A la luz de lo que recuerda de Menem, ¿qué política se tiene que dar entonces el Partido Justicialista y en particular el Evita en relación a Massa y a Bossio, por ejemplo?
-No, nosotros no tenemos que hacer política en relación a personas, tenemos que hacerla de cara a responder a los desafíos que nos presenta la etapa. Por un lado tiene que haber un fuerte compromiso con las luchas sociales que se están dando, porque la restauración conservadora busca restringir derechos, participación del Estado en el ordenamiento del conflicto social y nosotros tenemos que defender derechos y situaciones y políticas.
Por ejemplo, ahora estamos inmersos en la preparación de una gran marcha que se va a hacer el 7 de agosto, el Día de San Cayetano, bajo el lema “Pan, paz y trabajo” y “Techo, trabajo y tierra”, que está organizando la CTEP (Confederación de Trabajadores de la Economía Popular) junto con Barrios de Pie y la CCS (Corriente Clasista y Combativa).
Vamos a hacer una gran marcha que se va a concentrar en San Cayetano y va a terminar con decenas de miles de compañeros compartiendo ollas populares en la Plaza de Mayo. ¿Para qué? Para mostrar cómo todo el sector de la economía popular, lo que muchas veces se ha denominado la “informalidad”, es la primera víctima de esta situación económica.
Así que hay un gran apoyo y un gran compromiso en los temas sociales y en la organización de los sectores populares, porque si no se organizan no se pueden defender. También está el apoyo a la reunificación de la CGT y a la formación de una nueva generación de delegados de comisiones internas.
El gobierno del FpV comenzó con el 54% de los votos y no sólo perdió aliados, se peleó con los sectores medios, parte del movimiento obrero, se encapsuló bastante
Esto en lo social. En lo político, buscar la unidad del peronismo pero que esa unidad se dé defendiendo los intereses de los humildes. Vamos a ver quiénes acompañan esa lucha en defensa de los intereses de los humildes y en función de quiénes acompañan se podrán ir decidiendo las cosas. Hoy lo que hay que hacer es ir posicionándose: una política que hable con todos los sectores, que tenga unidad pero que ande alrededor de los conflictos concretos. Vamos a acompañar esa marcha, vamos a trabajar apoyando la unidad de la CGT, vamos a denunciar las políticas del gobierno, etcétera.
Me parece que es así, si no, nos estamos enfrentando a personas que son como estrellas. Tenemos que tener una política de firmeza y de cuestionamiento al proyecto de Macri, porque pensamos que es un proyecto conservador, de minorías, y que va a hacer retrasar las posibilidades de progreso social en la Argentina.
-Hay sectores en el bloque del PJ en el Congreso que no parecen haber sido muy consecuentes porque apoyaron cosas como el pago a los Buitres, el blanqueo, etcétera…
-No, efectivamente. También, es cierto que hay realidades distintas que tienen que ver, por ejemplo, con lugares donde se ejercen responsabilidades institucionales y que están sometidos a una presión fuerte del gobierno. Me refiero a gobernaciones, que tienen limitaciones. Pero esas decisiones no las hemos compartido; no los hemos acompañado y lo hemos hecho público.
-Usted habló de autocrítica, ¿en el gobierno del Frente para la Victoria hubo un déficit político, el gobierno se aisló?
-Eso está más o menos claro. Es un gobierno que comenzó con el 54% de los votos y no sólo perdió aliados, se peleó con los sectores medios, parte del movimiento obrero, se encapsuló bastante y al mismo tiempo limitó el carácter movimientista y la organización.
La década de los gobiernos de Néstor y Cristina, por muchas características, es un proceso en el cual la conducción política estuvo en manos del Ejecutivo, que dio un rol organizador y orientador central a las acciones, porque no había un proceso que surgía de un gran nivel de organización popular de demandas agregadas, como una fuerza política. Eso no se pudo, no se quiso, no se resolvió… es complejo, en el peronismo siempre ha sido complejo construir organizaciones más completas; han existido los sindicatos, el carácter movimientista, que da mucha riqueza pero que da poco nivel de organicidad. Creo que la derrota, obviamente, acentúa eso y significa la pérdida del Estado nacional. Además abre un período distinto, que tiene que estar signado por un diálogo más horizontal con la sociedad, con una participación más amplia y con una cosa que es adecuarse al tiempo, donde yo creo que claramente las formas políticas tradicionales tienen un nivel de crisis.
Cuando se hablaba en el 2001 de la crisis del sistema político y del “que se vayan todos”, lo que se estaba expresando era una crisis del sistema de representación. Bueno, esa crisis no se solucionó, fue tapada por el liderazgo de Néstor y Cristina como ahora habrá sido tapada por la emergencia de Cambiemos. Es una crisis del sistema de partidos y es un problema encontrar su cauce. En el caso del peronismo también lo vivimos, con la particularidad de que el peronismo siempre ha sido más que un partido, una fuerza de carácter movimientista y con mucha inserción social, lo que lo hace muy complejo y muy contradictorio pero también le ha dado mucha riqueza.
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