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El economista Andrés Asiaín manifestó que “el 2016 fue un muy mal año en términos económicos” y agregó que a pesar de la salida de Alfonso Prat Gay del gobierno “es muy probable la continuidad del programa” y si éste se mantiene “los resultados no van a ser muy diferentes”.
Sobre el ciclo de endeudamiento iniciado por el macrismo, aclaró que “es un esquema típico de la Argentina bajo gobiernos liberales, tanto la época de Menem como la época de la dictadura”, aunque “no va a generar un boom de consumo ni de poder adquisitivo, como en aquellos tiempos”.
El profesional del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (CESO), explicó que la reforma tributaria que pide el presidente seguramente sea para “homogeneizar en materia impositiva el país”; sin embargo destacó que “lo van a hacer en desmedro del financiamiento provincial”.
- ¿Qué balance hace de este 2016?
- Está claro que en términos económicos no fue un buen año. En un nivel técnico, alejado de cualquier línea ideológica, en general se dice en macroeconomía que hay que elegir entre inflación y nivel de actividad y empleo; suponiendo que con un poco más de inflación a contraprestación aumenta la actividad y el empleo, o cae la actividad y baja la inflación. Esta dicotomía se rompió este año de la peor forma porque lo que tuvimos es que la inflación pasó del 23 al 40% cerrando el año con un aumento muy fuerte, y esto fue acompañado de un derrumbe de la actividad económica y del nivel de empleo. Se dio la peor combinación; caída de la actividad y el empleo con una aceleración de la inflación; un escenario que técnicamente se llama depreflación, que es la depresión económica con inflación, y que muestra que desde el punto de vista simplemente técnico, de indicadores objetivos, el 2016 fue un muy mal año en términos económicos.
- La salida del ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay, ¿tiene que ver con esto o le parece que es algo más político?
- No sé si habrá un trasfondo político pero se va el ministro que justamente representó y gestionó este mal año económico; no se va un ministro exitoso, con una economía creciendo. Se va un ministro que en su año de gestión todos los números económicos han sido muy malos; salvo algunos financieros como cuántos dólares entraron al blanqueo; pero esas son cosas que pueden servir al sector financiero o al sector externo argentino pero no impactan en la realidad cotidiana de la gente, que está vinculada con el aumento de los precios, el nivel de actividad, de empleo o de ingreso en los bolsillos.
- ¿Qué implica para el rumbo económico del gobierno este cambio, con los nuevos ministros?
- En principio no veo nuevo rumbo, si hubieran cambiado a Prat Gay por un ministro más heterodoxo, que podía pensar una política más expansiva de cara a las elecciones podría ser, pero los perfiles son muy similares. Caputo ya venía colocando deuda y Nicolás Dujovne es un tipo del sector financiero como era Prat Gay, y los discursos son tan o más ortodoxos que el ministro que se fue. Es muy probable la continuidad del programa y si se continúa los resultados no van a ser muy diferentes. No hay magia. Si aplicás una política que disminuye el poder de compra del salario y de la jubilación, si a ese mercado interno chico le aplicás un ajuste en la obra pública que tumba más la realidad económica, en un combo abrís las importaciones y el contexto internacional no es muy bueno para la exportación; la actividad va a caer. Nosotros pensábamos que iban a cambiar la política económica, que iban a hacer una política que llamábamos de populismo financiero, en un año electoral, pero está por verse. Dujovne parece bastante ortodoxo y hay que ver si marcan ese plan desde la política o si se mantienen con ese clima que primó en 2016 con tan malos resultados.
- ¿Cree que viene una etapa de mayor endeudamiento, y a través del FMI?
- No sé si a través del FMI. Está claro que la etapa del endeudamiento ya se inició y de manera exorbitante, y lejos de todas las promesas de campaña no se utilizó nada para generar capacidad a futuro de repago. Las partidas del Estado más paradas fueron las de obras públicas y la de construcción de viviendas. Habían prometido un millón de viviendas en cuatro años y este año se ejecutaron un 30% de las partidas, y las obras públicas también tienen casi un 30% de subejecución. Entonces esto muestra que están endeudando al Estado para financiar el déficit corriente de la economía de divisas y no para hacer realmente capacidad de repago a futuro. Es un esquema típico de la Argentina bajo gobiernos liberales, tanto la época de Menem como la época de la dictadura. Se iniciaron muchos ciclos de endeudamiento del Estado, y los dólares que entraban por una ventanilla salían por la otra; en algún momento cuando se acumula mucha deuda viene una corrida y termina explotando en una cesación de pagos. Estamos en la primera etapa, pero es una película que ya vimos, como la tercera o cuarta parte de una saga; es una película aburrida porque ya te sabés el final.
- Es una primera etapa y todavía el gobierno tiene un piso...
- Si, porque estábamos muy desendeudados. Yo creo que va a tener un piso durante todo el mandato. No va a alcanzar para tener un veranito como tuvo el menemismo en el inicio de la convertibilidad con la plata dulce. Va a ser más feo porque las condiciones internacionales no son las mismas y tampoco es la misma la capacidad de instalar este programa en la sociedad argentina. Va a ser más bien mediocre, va a crecer la deuda pero no va a generar un boom de consumo ni de poder adquisitivo, como en aquellos tiempos. Va a ser un gobierno mediocre en términos económicos donde van a impulsar una serie de reformas que ellos consideran estructurales para tratar de condicionar a futuro el país, a través de tratados de libre comercio, intentos de flexibilización laboral y políticas de endeudamiento. El tema del libre comercio y la flexibilización laboral va a depender mucho de cómo le vaya en las próximas elecciones; pero éste gobierno nos va a dejar el endeudamiento como herencia; un nivel de deuda importante que va a condicionar la economía de los próximos años.
- El presidente Macri le pidió una reforma fiscal a Dujovne, ¿Significa que van a profundizar el ajuste a través de los impuestos también?
- Me parece que sí. Hay que ver como lo implementan; tiene que ver con un reclamo histórico de sectores de inversiones internacionales con los impuestos provinciales, de homogeneizar en materia impositiva el país. Pero como viene la mano lo van a hacer en desmedro del financiamiento provincial.
- ¿Cómo sería esta modificación?
- Van a ir a un acuerdo de algún tipo financiero a corto plazo, a cambio de que las provincias se comprometan a eliminar algunos impuestos provinciales; de combustibles, ingresos brutos, de otras cuestiones que históricamente se reclaman porque dicen que gravan dos veces un mismo bien. Me parece que va por ese lado porque es un reclamo histórico de algunos sectores empresariales. Por más que pueda incluso beneficiar a las empresas en términos de ecuación de negocios, si va en desmedro de las arcas provinciales es pan para hoy, y hambre para mañana. Porque las provincias ya están atravesando un problema financiero ye se ve en un menor nivel de gasto y de obras y eso derrumba el nivel de actividad empresarial. Estamos siempre en la misma lógica, que creo que es el error teórico que hay detrás del plan económico y que es pensar que reduciendo costos los empresarios van a invertir. Y no se dan cuenta, porque es visto desde la mirada chica de un empresario en su empresa, que cuando vos administrás un país los costos del empresario son los ingresos de los demás, del Estado, de los trabajadores; y cuando los reducís, estás reduciendo el poder de compra del trabajador y la capacidad de hacer obras de los estados.
- ¿Cómo ve al presidente Macri y su gobierno en general?
- Veo un gobierno muy ideológico y muy poco pragmático, que tiene una visión ideológica liberal de la Argentina de reducir los costos para ser competitivos internacionalmente; discurso que carece de sustento porque la competencia internacional, los grandes actores, son China e India. Nunca vamos a ser competitivos con esos países, incluso con los mismos salarios, nadie vendría acá porque tienen una ubicación estratégica en términos geográficos para vender a distintos mercados. Lo único que se puede lograr con eso es una disputa con Brasil, recesiva de la región, donde van a imponer una deflación permanente en crisis las dos principales economías del Cono Sur; donde las dos economías se pelean por ver quién tiene menores costos para atraer inversiones extranjeras sobre un mercado cada vez más reducido. Es un mal horizonte, de estancamiento y recesión permanente, y con dos países que están disputándose quién reduce más las condiciones de vida y los derechos de su población en pos de la atracción de inversiones, y las inversiones cada vez vienen menos porque la gente cuando no tiene plata no consume; entonces ¿quién va a invertir?
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