Entrevistas
17/10/2016

Ruth Zurbriggen

“No es casual que Milagro Sala sea la primera presa política de este gobierno”

 “No es casual que Milagro Sala sea la primera presa política de este gobierno” | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

La integrante de “La Revuelta”, de Neuquén, exaltó “la impresionante capacidad de organización” mostrada en el reciente Encuentro de Mujeres de Rosario. “Ninguna que va vuelve igual”, afirmó. Criticó que, “más allá de las diferencias”, en el documento de apertura no se reclamara explícitamente por la libertad de la dirigente jujeña.

Para la militante feminista neuquina Ruth Zurbriggen, la importancia de un Encuentro Nacional de Mujeres (ENM) como el realizado en Rosario el pasado fin de semana largo, es que ninguna mujer “vuelve igual”.  No obstante, la militante de “La Revuelta” cuestionó que en el documento de apertura no se reclamara explícitamente por la libertad de Milagro Sala.

Zubriggen se muestra asombrada por la “impresionante capacidad de organización” mostrada nuevamente por las 70 mil participantes y por la comisión organizadora de 200 activistas.

Como participante, muchas veces, de las 31 deliberaciones de este tipo desde 1985, y aunque aclara que “no son encuentros feministas”, celebra el crecimiento de “propuestas, debates, consignas, modos de pensar” que provienen del feminismo. También celebra que esté “muy extendido el reclamo por el aborto legal”, y que estos encuentros generen “energía y herramientas” para luchar contra los femicidios y todo tipo de violencia hacia las mujeres.

-La represión policial le dio una repercusión distinta al ENM. Pero supongamos por un momento que eso no hubiera ocurrido. ¿Cómo fue el Encuentro, por fuera de ese episodio?

-Fue un encuentro esperanzador. Nos mostró una capacidad impresionante de las mujeres para organizarnos. En realidad de mujeres, travestis, trans, en su mayoría mujeres pero no quiero dejar de nombrar esas otras identidades. Inclusive lesbianas que no se nombran a sí mismas como mujeres, sino lesbianas. Fue impresionante lo que vivimos en Rosario. El momento de la represión, las balas, que son tremendamente repudiables, no van a opacar las vivencias que tuvimos quienes participamos de esos tres días tan intensos. Por allí circulamos alrededor de 70 mil de todo el país e inclusive de países vecinos, y a la marcha fueron cerca de 100 mil, porque siempre se suman más personas que en las demás actividades. Es un encuentro de autogestión, con prácticas de horizontalidad, donde ha crecido muchísimo la politización. Me vine con mucha más energía y convencimiento acerca de la importancia de seguir haciendo feminismo.

-Participaste en muchos de estos Encuentros. ¿Qué influyó esta vez para que tengas ese entusiasmo?

-Es una combinación de cosas. Lo que más destacaría es el grado de politización y la penetración de los discursos feministas. Los Encuentros vienen estando atravesados por una discusión acerca de las desigualdades de clase, y esa es una impronta que le han dado movimientos que participan allí. Por eso los ENM no son encuentros feministas. Nos encontramos mujeres feministas, otras que no, y dentro de los feminismos, por cierto hay distintos feminismos...

-Una diversidad...

-Exactamente. Pero el feminismo ha logrado penetrar en la agenda de otros movimientos, que van tomando propuestas, debates, consignas, modos, que vienen de las teorías y las prácticas feministas. Eso es muy importante. También la cantidad inmensa de personas, todas juntas, con una capacidad de organización impresionante. Destaco a la comisión organizadora, 200 activistas que trabajaron 11 meses para que nos sintiéramos muy cuidadas. También fue fundamental el documento de apertura, elaborado por la comisión organizadora, con un contenido político que dejó claro hacia dónde iba el Encuentro. La única crítica importante que al menos desde La Revuelta hacemos a ese documento, es que no hubo acuerdo para incluir el reclamo por la libertad de Milagro Sala. Sí hubo una condena a la criminalización de la protesta social, a las distintas formas de represión que vienen siendo parte de la política nacional, pero no hubo acuerdo para poner el nombre expresamente, y para nosotras eso es un problema. Porque más allá de todas las diferencias que podamos tener con el modo de hacer política de Milagro Sala, no es casual que sea la primera presa política de este gobierno, y en todo caso la tendrán que investigar pero para eso no necesita estar presa.

-La oposición a ese reclamo con nombre y apellido por Milagro Sala, ¿de qué sectores provino, o con qué argumentos se formulaba?

-Entiendo que vino de sectores políticos, partidos políticos, que también activan en Jujuy. No te sé decir el nombre de cada uno de ellos. Pero los documentos son de consenso, y las 200 activistas de la comisión organizadora que tienen que consensuar, entre activistas que son de distintos movimientos feministas, de distintos partidos políticos, entonces no es fácil.

-Es un enorme esfuerzo de negociación.

-Claro. Un enorme esfuerzo para pensar la política de consensos, de horizontalidad, para privilegiar la unidad por sobre las diferencias. Las compañeras que estaban de acuerdo en que ese punto estuviera privilegiaron la unidad del Encuentro. Después, el reclamo por Milagro se expresó de muchísimas maneras, en las columnas, en pancartas, en los debates. También hubo un claro repudio de la comisión organizadora a la represión policial, casi en el momento en que se producía, y eso marcó una diferencia con el Encuentro anterior en Mar del Plata. Lamentablemente los medios toman ese hecho como principal, sin mencionar siquiera que la marcha duró tres horas y que esos fueron, no sé, unos 20 minutos de la marcha. En el resto de las tres horas, si fuéramos tan violentas como dicen, imagináte 70 mil marchando por la ciudad, cuántos destrozos podríamos haber hecho si fuera ese nuestro interés.

-¿Qué evaluación se puede hacer de los debates sobre las violencias contra las mujeres, teniendo en cuenta que a partir de aquellas marchas multitudinarias en 2015 se generalizó la consigna “Ni una menos”?

-Hubo dos instancias vinculadas a ese tema. Por un lado, la inmensa cantidad de talleres relacionados con violencia. Hubo 69 temáticas para los debates, y una de esas 69 era “Mujer y violencia”, pero a su vez dentro de ese tema, hubo muchísimos, porque muchísimas mujeres querían debatir ese tema. A partir de hitos como el 3 de junio (N. de la R: día de la primera marcha por “Ni una menos”, en 2015) se avanzó mucho en el tipo de debates. En pensar que si bien hace falta exigirle políticas públicas el Estado, eso no alcanza. Hace falta pensar estrategias de autocuidado, de autodefensa. El mismo Estado generador de violencia es difícil que tenga la capacidad para cuidarnos en los términos que necesitamos. Otro punto de inflexión fue una asamblea convocada por el colectivo “Ni una menos” para formar una mesa federal, y otra regional con países como Brasil, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Chile.  Además, en esa asamblea se plantearon posicionamientos contra del punitivismo, que no alcanza para dar respuestas de fondo, y para La Revuelta ese es un debate dentro del feminismo. Medidas como más años de cárcel o botones antipánico pueden ser necesarias, pero no resuelven problemas de fondo, como construir otras femineidades, otras subjetividades capaces de no tolerar ni un centímetro la violencia. Cuento una anécdota. Ayer yo hacía la cola en el cajero de un banco, y vi cómo un joven miraba a una chica y estaba desvistiéndola mientras la miraba, y la piba le dice '¿no tenés otro lugar donde poner los ojos?', y 'viejo verde', le agregó. Eso es lo que necesitamos. Esa capacidad de respuesta para ponerlos a raya. El ENM nos da energía, herramientas, posibilidades para interpelar al machismo, para obstaculizarlo.

-Otro tema prioritario allí es el derecho al aborto legal, seguro y gratuito. ¿Cómo se puede definir el estadio en que se encuentra esa lucha, al menos en lo referido a los debates del Encuentro de Mujeres?

-Hemos logrado que en los ENM, al menos en este de Rosario aunque no así el de Mar del Plata, los sectores anti-derechos no se metieron a discutir, o al menos no las vimos tan organizadas. Claro que después tenemos diferencias con las militantes organizadas en partidos políticos en particular, partidos políticos trotskistas, que plantean que para obtener el aborto legal necesitamos un plan de lucha, que nunca se sabe muy bien en qué consiste. Siempre se piensa un plan de lucha muy vinculado a lo sindical, y ojalá tuviéramos un paro nacional para exigir el aborto legal, pero no es un tema que se resuelva de esa forma. Ahí tuvimos que lidiar con mala información de parte de esas militantes. Pero también discutimos estrategias para fortalecer la campaña por el aborto legal, para insistir ante el Congreso de la Nación. Está muy extendido el reclamo por el aborto legal en los ENM. Vuelvo a comparar. Cuando fui a una de las primeras reuniones de la campaña nacional, también en Mar del Plata, en 2005, repartíamos los pañuelos verdes de la Campaña por el Aborto Legal, y había gente que se quejaba por eso. Decían 'ustedes lo único que creen es que este Encuentro es por el aborto legal'. Ahora la gente viene y te saca el pañuelo verde de las manos, Y unen esa lucha con Ni Una Menos. Es muy importante pensar que las muertes por abortos clandestinos son femicidios de Estado, son violencias contra los cuerpos de las mujeres. También las prácticas autogestivas, por ejemplo desde la red en la que estamos, que es Socorristas en Red, en la que damos información y acompañamos a mujeres a abortar con medicamentos para que lo hagan de manera segura, también armamos talleres en el ENM. Todo eso potencia la organización colectiva y las resistencias cotidianas que después seguimos dando todo el año.

-Un sector de las participantes de los ENM son mujeres que podemos llamar despolitizadas. Que nunca se acercaron a una organización de mujeres, ni tienen conocimiento de feminismo ni otra formación política. ¿Cómo se integran con el conjunto de las participantes?

-Es una relación muy fluida. Porque esas mujeres que aún no tienen esas participaciones, sí se organizan para irse tres días, dejando su vida cotidiana para estar tres días con una muchedumbre que este año fue cuantitativamente muy, muy grande...

-Es posible imaginarse a una mujer con poca vida independiente, que un día le dice a su marido 'me voy al Encuentro de Mujeres'...

-Claro, ahí tiene que sortear un montón de obstáculos, y también a la vuelta. 'Te fuiste con esas, que rompieron todo'. Yo veía por redes sociales algunos que se quejaban y decían 'no vayas ahí que te van a hacer lesbiana'. Qué ridiculez. Querer una sola cosa para este mundo es propio de los autoritarios. Pero las mujeres que no están organizadas en grupos, en colectivas, en movimientos de lo que sea, y que deciden subirse a un colectivo y viajar horas y horas, toman una decisión política que es estar con otras, durante tres días, y que no importe la comida de los hijos, las atenciones, el cuidado de otras y otros. Eso es profundamente revolucionario. A veces cuesta pensar la cotidianeidad de las mujeres, pero se ve claramente cuando no estamos en casa. Cuando la comida no se hizo, ahí se dan cuenta de que alguien la tiene que hacer. Ninguna mujer que va a un Encuentro de Mujeres, haya ido a diez o a uno solo, vuelve igual. Porque lo que pasa ahí es difícil no guardarlo en la memoria emotiva. Y la marcha, bueno... no hay evento similar en el mundo a los ENM. Yo a veces hasta con compañeros marxistas me tengo que pelear por esto. Les digo 'fíjense la capacidad que tenemos, y ustedes ni siquiera la piensan como tal'. De todos modos, no hacemos estas cosas para demostrarles a ellos que lo hacemos, sino por nuestras propias existencias, por nuestras propias vidas, por nuestras propias libertades. Porque venimos potenciadas.

29/07/2016

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