Entrevistas
19/05/2024

Ruth Zurbriggen

“La promesa de destrucción de este gobierno es muy alta”

“La promesa de destrucción de este gobierno es muy alta” | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.
Foto por Ayelén Santillán

La referente del colectivo La Revuelta, habló del triple lesbicidio de Barracas. Dijo que “los discursos de odio” del gobierno nacional “habilitan esa posibilidad”. Admitió que conquistas como el matrimonio igualitario, la interrupción voluntaria del embarazo y el respeto a los derechos humanos en general están en riesgo.

Marcelo Castro

El pasado 5 de mayo casi a la medianoche, Justo Fernando Barrientos prendió fuego una habitación del hotel familiar Canarias del barrio porteño de Barracas. Lo hizo con la intención de matar a sus vecinas Pamela Cobbas, Roxana Figueroa, Andrea Amarante y Sofía Castro Riglos, a quienes calificaba de “repugnantes lesbianas” que vivían juntas en ese hotelucho. Las tres primeras murieron mientras que la neuquina Riglos logró escapar con quemaduras en su cuerpo.

Hubo innumerables movilizaciones y muestras de repudio desde el activismo y causó enorme preocupación por parte del colectivo LGBTIQ+. Pero para la inmensa mayoría de la prensa, sobre todo la hegemónica, el triple lesbicidio pasó casi desapercibido.

Es inevitable no relacionar ese episodio –como lo fue también el intento de magnicidio contra la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner- con los discursos de odio que emanan desde el poder.

Pocos días antes de este dantesco episodio, un abogado, escritor y amigo personal de Javier Milei –sobre quien escribió una aduladora biografía- llamado Nicolás Márquez, pasó por sets de televisión y radios para decir que la homosexualidad es una desviación moral que, además, provoca numerosas enfermedades y tendencias adictivas.

Va Con Firma habló con Ruth Zurbriggen, maestra, profesora en Ciencias de la Educación y Especialista en Estudios de Género, referente del colectivo La Revuelta en Neuquén.

-¿Cuánto responde este triple lesbicidio de Barracas a los discursos de odio que parten desde el mismo gobierno o sectores ligados a él?

-Es difícil decir que hay una relación directa. Podríamos pensar que es tan compleja la situación, pero los discursos de odio y las políticas de crueldad que todos los días está emanando el gobierno nacional, habilitan esa posibilidad. Y también es importante plantear que esta persona que comete este acto que termina en el lesbicidio de tres compañeras, es una persona que no es aislada, si bien es una persona que comete este hecho, podríamos pensar que es la expresión de muchos otros que en su masculinidad heteronormada suponen que hay que exterminar a las lesbianas. Cuántos más Justos Barrientos hay que no se atreven a tanto pero que en este tiempo de vendaval fascista, porque hay una arremetida en la que nos quieren hacer creer que no tienen freno. Infunden miedo, terror, castigan, disciplinan. Leía notas periodísticas de compañeras que están allá, más en el territorio, lo que van relatando es el historial de violencias que venían sufriendo estas compañeras: hostigamientos o insultos. Es decir, hay una historia previa que también muestra la indiferencia de otros, otras y otres, que presenciaban esa situación. Entonces, cuando decimos que estos discursos del gobierno nacional habilitan esto: sí, porque cuando hay una política de crueldad desmedida, lo que prima es la indiferencia, no registrar la vida de los otros y las otras. Entonces me parece que sí, que estos discursos están habilitados por el gobierno y aunque no podamos hacer una relación directa, sí los discursos y las políticas de crueldad que tiene, generan estas posibilidades. Las ponen más a la orden del día, y los envalentonan.

-Hay un abogado y escritor llamado Nicolás Márquez, amigo y biógrafo de Javier Milei, que ha escrito libros en los que ha demostrado un inexplicable odio hacia la comunidad LGBTIQ+. ¿Crees que su prédica puede tener relación con los hechos de Barracas?

-Tres días antes de este lesbicidio, esta persona tenía micrófono abierto por todos lados para decir esa serie de barbaridades, pero también para ataques directos a los derechos humanos. Traspasó las fronteras o los límites que pensábamos que ya no volvíamos a ese lugar. Hablé con una compañera travesti y coincidíamos en que es tan el atraso que se nos hace imposible creer, aun cuando lo escuchamos del propio Márquez. Por eso también debemos pensar cómo ese vendaval, ese tiempo fascista, conservador, nos afecta cotidianamente y habilitan estas posibilidades. Incluso lo de tres días después de esos discursos tremendos de Márquez, tampoco logramos de inmediato que la prensa con amplias audiencias tomara esta situación. Hubo que hacer, en las asambleas del activismo que se reunió para pensar cómo activaba los cuidados para las compañeras cuando estaban internadas, la denuncia, las exigencias de Justicia, tuvieron que hacer una conversación y darse una política para que los medios tomen este hecho, que no es un caso, porque la indiferencia se va colando entre lo que permite ser noticia o no. Y ahí aparece es de qué vidas merecen ser tratadas y que vidas merecen ser lloradas.

Foto por Matías Subat


-Precisamente en los grandes medios ha habido mucha más difusión de los robos de kioscos en barrios que de este tremendo episodio.

-Exacto. Y el parlante Márquez, para que vocifere de manera desmedida las barbaridades que dice. Entonces cómo contrarrestas esto de que por un lado Justo Barrientos comete este acto tan espantoso y cruel, pero a la vez los medios no le dan importancia a semejante acción. Incluso destacar nuevamente a compañeras lesbianas; estamos trabajando fuerte en nombrarlas en su identidad sexual, en no borrar esa historia de una comunidad de lesbianas vulnerable en un montón de derechos, pero que esta persona evidentemente, con prejuicios lesbofóbicos, lleva adelante este acto.

-Incluso la misma comunidad que habita en ese hotel parecía estar a favor de lo que hizo Barrientos.

-Por eso te hablaba del historial previo. Hay, por supuesto, la decisión de esta persona de llevar al extremo su violencia; de considerar que tiene el poder de quemarlas vivas porque es lo que se merecen. Son las brujas de este siglo que hay que quemar vivas. Pero cuánto hizo antes esta persona y cuánta indiferencia hubo de todas las personas que vivían, circulaban o viven en ese lugar. Entonces se repiten esos mecanismos de cuando hay un femicidio -y no quiero invisibilizar que esto es un lesbicidio-, en que se empieza con ese relato de que se veía, se escuchaban gritos, había denuncias y no pasó nada; es decir otra vez esos mecanismos se ponen de manifiesto y se revisan qué cosas pasaron que nadie vio o nadie quiso parar. A lo mejor porque hay personas que piensan que se lo merecen. Porque se preguntan ¿qué hacían cuatro mujeres viviendo en una habitación?

-Así como se piensa en sancionar el negacionismo del genocidio ¿también deberían penarse estos discursos de odio hacia el colectivo LGBTIQ+?

-Uno podría pensar en que el paradigma de los Derechos Humanos nos marca un camino y los Derechos Humanos están siempre en construcción, se amplifican. Entonces pienso que no podemos volver tan atrás. ¿Hay que penar estos discursos de odio, homofóbicos, negacionistas? Creo que los políticos que ocupan ciertos lugares y que redactan las leyes que organizan el contrato social, deberían sancionarlos. Pero ¿es ese el camino que nos va a traer otras posibilidades?. Pienso que no. ¿Sirve que desde el Poder Legislativo se marquen límites éticos?, me parece que sí, sería muy importante en este tiempo hacer ese trabajo pedagógico de marcar límites éticos. Sea el Gobernador o el Presidente o la ministra de Relaciones Exteriores, hay cosas que no pueden hacer porque tu representación tiene efectos muchos más amplios que la vecina del barrio que dice esas cosas. En este sentido me parece que hacen falta este tipo de procesos legislativos pero que abran debates. Las leyes tienen que servir para abrir conversaciones, diálogos, reflexiones y mover las sensibilidades éticas en relación a algunas cuestiones. No podemos vivir en un país en el que hay personas que sabemos que de bebés fueron apropiados en la dictadura, y que se niegue que eso existió.

-¿Qué información tenés del estado de salud de Sofía Castro Riglos?

-Está fuera de peligro. No corre riesgo su vida. Le están por dar el alta médica, pero sabemos que Sofía va a necesitar de muchísimos cuidados, acompañamiento, del armado de esa red de afectos que se está armando y es muy importante, pero hay mucho por hacer en cuanto a cómo procesa todo esto que le ocurrió por las afectaciones emocionales y subjetivas que todo esto trae. Hay que reconstruir junto con ella un montón de cosas, pero la respuesta es muy buena desde el activismo.

-¿Cómo ves al gobierno nacional?

-Creo que el gobierno de Javier Milei tiene una lógica, impulsando las políticas de destrucción arrasando con todo lo que sea comunitario, colectivo. Esta lógica del sálvese quien pueda y que tiene efectos materiales destructivos muy fuertes. Por eso es tan vertiginoso este proceso, no terminamos de levantarnos de una que viene otra y otra. Buscan abrumarnos, paralizarnos. Ante eso, más que nunca debemos pensar, organizarnos, porque eso es lo que nos va a permitir soportar este tiempo y sobrevivir a este tiempo. Usan el garrote en distintos sentidos: por un lado el protocolo de Patricia Bullrich contra las movilizaciones callejeras; por otro lado el plan económico que es de tanta destrucción, como la reforma laboral que pretende, o reinstalar la cuarta categoría (del Impuesto a las Ganancias), o la derogación de la moratoria jubilatoria que es un acto de venganza, porque la moratoria, que mayoritariamente alcanzó a mujeres que trabajaron toda la vida en su casa en ese trabajo no reconocido, o las precarizadas como las empleadas de casas particulares, fue una política tremendamente feminista y anticapitalista, porque el capitalismo necesita que no se reconozcan esos derechos. Quitarlo ahora es de venganza. Un Presidente que dice que es injusto que tu mamá cobre lo de su papá. No dejo de preguntarme cómo llegamos a esto, y además me produce una vergüenza enorme…

-¿Están en riesgo las leyes de Matrimonio Igualitario, o de Interrupción Voluntaria del Embarazo?

-Todo está en riego, porque además han generado la construcción de enemigos y enemigas públicas. O sea, los males de esta sociedad son los feminismos, las lesbianas, las travestis, las personas trans, las no binarias, las comunidades o pueblos indígenas. Es una concatenación de odios muy preocupante. El tema es cuánta base social hay ahí. Y esa es una pregunta; una cosa son los votos que obtuvo y otra es cuánto de eso cala y hace que se piense que eso está bien, es decir que tengo que odiar a las lesbianas que viven al lado de mi casa porque son enfermas. Pensábamos que tan atrás no íbamos a volver. Porque hay que reconocer que estas leyes, que son pisos de posibilidades enormes, trajeron mucho bienestar: el Matrimonio Igualitario, la de Identidad de Género, de Cupo Laboral Trans, la IVE, en distintos sentidos trajeron bienestar. Nos hacen sentir el garrote en el cuerpo y en esta desazón que provoca, y el temor. El domingo, durante una actividad por los crímenes de odio, un compañero gay me decía que teme, ahora, expresarse con su pareja porque no sabe qué le pueden hacer. Son blanco de ataques y ese temor que van armando puede llevar a que se regrese a ese individualismo y meterme hacia adentro, quedarme en casa y a ese tiempo en el que de eso no se podía hablar.

-Este triple lesbicidio de Barracas ¿reabre el debate sobre si las personas del colectivo LGBTIQ+ son diversas o disidentes?

-Creo que esos debates están en sectores del activismo y que han estado siempre. Son debates de posturas que después generan determinadas políticas, por eso podemos decir que no todos los grupos que activamos en la causa LGBTIQ+ tienen la misma línea o forma de pensar. La discusión de la diversidad, para nosotras en los proyectos de investigación de los que he participado junto a Graciela Alonso, siempre cuestionamos la idea de lo diverso. Y pensamos más desde el lugar de la disidencia a las normas, en este caso la heteronorma, a las estructuras de poder que te marcan determinadas identidades de género, sexuales, que te ubican en esa estructura y vos te vas corriendo y entonces esta formulación de la disidencia siempre nos pareció disruptiva. Pero reitero, son debates que se dan entre ciertos grupos que tienen que ponerse entre signos de pregunta. Hoy lo que hacen falta son amplias conversaciones para buscar no lo que nos separa, sino lo que nos puede juntar. Tenemos un personaje que está tratando de conseguir la Ley Bases en el Senado y está haciendo las negociaciones habidas y por haber, y una clase política capaz de entregar muchas cosas. Entonces estamos bajo una amenaza tremenda. Y agregá que tenemos un Presidente que hace pocas semanas dijo que el año que viene, cuando tenga más diputados y diputadas, va a sacar leyes con muchas más cosas. Entonces, la promesa de destrucción es muy alta, por lo tanto debemos ser muy inteligentes en las respuestas. Tenemos que huirle a la fragmentación.

29/07/2016

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