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Entrevistas
12/09/2016

Facundo Jones Huala, líder de una comunidad originaria

“Nuestro objetivo es expulsar a Benetton, recuperar el territorio y liberar a la nación mapuche”.

“Nuestro objetivo es expulsar a Benetton, recuperar el territorio y liberar a la nación mapuche”. | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.
Foto: Bruno Tornini

Joven activista que se define como “un combatiente, un guerrero”, estuvo preso con motivo de su militancia y tiene acusaciones penales en Chile y en Argentina. En esta primera parte del reportaje (que se completará el próximo sábado), fundamenta su lucha, explica su visión del mundo y de la política, opina sobre su situación judicial, y recuerda sus orígenes y su formación. En definitiva, cuenta su vida.

Gipsy Lavín

Facundo Jones Huala tiene 30 años, nació en Furi Lof Che, como prefiere llamar él mismo a Bariloche, es el mayor de 7 hermanos y el más popular de la familia. Es lonko de las “Comunidades en Resistencia del Departamento Cushamen”, weichafe (guerrero), y miembro de la organización Resistencia Ancestral Mapuche, RAM. Hace pocos días, el juez federal de Esquel, Guido Otranto, rechazó el pedido de extradición de Chile, donde se lo acusa de tenencia ilegal de armas de fabricación artesanal, del presunto incendio a un fundo (estancia), y de violación a la ley de extranjería por ingresar de forma clandestina al país.

En Argentina, está imputado en una causa por supuesta usurpación y abigeato, denunciado por la “Compañía de Tierras del Sud Argentino”, propiedad del magnate Luciano Benetton, el mayor latifundista de tierras en la Patagonia con 900.000 hectáreas.

Jones Huala estuvo tres meses arrestado con prisión preventiva en el Penal 14 de Esquel, a la espera del proceso de extradición, luego de ser detenido en mayo pasado durante un operativo denunciado por abusos y malos tratos, en la zona de Leleque, provincia de Chubut.

La última audiencia del juicio de extradición estuvo precedida por un movimiento inusual en cualquier pueblo de la Patagonia. Un impresionante despliegue de uniformados, carros hidrantes, francotiradores y drones transformaron la rutina de Esquel, para custodiar las inmediaciones del Escuadrón 36 de Gendarmería donde se realizó el juicio.

El día anterior, en el patio del penal, el líder indígena y varios miembros de su comunidad realizaron un trawün mapuche, y además hubo un acampe de dos días de acompañamiento. También viajó al sur el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, así como otros referentes de organismos de Derechos Humanos y de luchas populares.

Dicen que cuando fue liberado, hubo tres días de festejo en el Lof de Resistencia. No es para menos: se trata de un líder con un fuerte respaldo de su comunidad.

Acordamos la entrevista el día anterior con su compañera de vida, Andrea. Ella y un pibe de rastas, vestido de negro y encapuchado, nos recibieron en el “puesto de guardia” ubicado a la vera del cruce de la ruta 40 y el camino a El Maitén, desde donde la visión del vasto lugar es extensa. A unos metros, se observan las frondosas copas de los sauces mimbre, alineados a la vera del río Chubut, ubicado bajo la loma. Allí, se emplaza la incipiente comunidad con sus rucas.

Esperamos a Facundo en el puesto de guardia, tomando unos mates frente a una fogata al resguardo del viento y del frío. Jones Huala apareció desde atrás de la lomada, vestido con un poncho marrón, boina y una vincha azul. Se disculpó por la demora e indagó sobre nuestras profesiones, militancias y compromisos.  Es un tipo muy agradable y educado, por momentos simpático y divertido, a pesar de la seriedad con que reflexiona y medita cada respuesta. Se considera un militante social y de la lucha mapuche, o activista, desde los 13 años. Empezamos la charla, con el ventarrón y el humo castigándonos de costado.

-¿Cómo tomaste la resolución de la justicia de anular el pedido de extradición a Chile?

-Yo venía preparado para todo, en realidad esperaba una resolución negativa, que me extraditen. Lo tomé con alegría sobre todo  porque mi gente estaba muy contenta. A uno le da satisfacción sentirse acompañado. Las victorias levantan la moral de la gente, y en este caso nos dan la razón a la verdad que nosotros venimos planteando, se fortalece. En ese sentido el balance es positivo. Es una victoria de la movilización de las comunidades, del conjunto del pueblo mapuche.

-¿Cuál es tu situación judicial ahora en Chile y en Argentina?

Acá seguramente habrá que resolver alguna que otra cosa, tengo entendido que estoy absuelto. Otras siguen su curso, pero más allá de eso, estoy en libertad. Realmente no nos interesan mucho los fallos o la posición de la justicia occidental, sino que se siga desarrollando el movimiento hacia el interior de las comunidades. Creo que eso es lo que más le preocupa al Estado. Por eso hizo lo que hizo, se ensañó de manera brutal con las comunidades, con nuestra gente, con los comuneros, de hecho hay un peñi (hermano) torturado, por eso cayó la causa. Tienen temor a una idea, a una forma de pensar, a una forma de vida, una cultura diferente. Ese es nuestro análisis.

-¿Cómo fue el momento del desalojo y la detención?

Yo estaba durmiendo, llegaron de sorpresa. Fue un operativo muy planificado. Estuvieron una semana grabándome con francotiradores, con cámaras desde allá enfrente, del otro lado del río. Me filmaron con un equipo del Grupo Especial de Operaciones -GEOP-durante una semana. Equipos de “Snaiper”, me enteré en la cárcel. Hay fotos, filmaciones, yo salgo trabajando con la gente. Llegaron de madrugada, yo estaba durmiendo y me detuvieron. Un montón de efectivos del grupo GEOP, Infantería y de la PDI, muchos de civil. La Brigada de Investigación de Esquel –BPI- y efectivos comunes de la zona.

-¿Cómo fue el trato en la cárcel?

-Solo amenazas, me aislaron de mi gente, estaba aislado de los aislados.  Lo más grave fue mientras yo no estaba. Hubo varios abusos y golpizas. Abuso sexual por parte de un efectivo del GEOP. En Cushamen, una vez que me llevaron detenido, mi hermano de 17 años, quería ir al baño y no lo dejaban,  luego se lo permitieron pero no le sacaron las esposas y lo manosearon. Querían que orinara de esa manera, tocándolo. 

-Con respecto a la lucha del pueblo mapuche ¿Cuándo y cómo surgió la necesidad de involucrarte activamente?

-Soy militante de la lucha mapuche, militante social o activista desde los 13 años. Siempre supe que era mapuche, mi mamá siempre me lo dijo. De pronto me involucré con las comunidades, a recorrer toda esta zona. Acá a 20 kilómetros nació mi papá, a 12 vivía mi abuela, en el cerro.

-Entonces, ¿esto le pertenece a tu familia?

-Si, nosotros somos descendientes de la gente que llegó acá a quienes Ñancuche Nahuelquir les cedió un lugar después de la Conquista del Desierto. Acá ya había familias mapuches los Ñancul, Rayel; Rancaqueo, pero nuestra familia llegó corrida por la guerra y Ñancuche estaba asentado acá porque había logrado unas tierras por parte del gobierno de Roca y le cedió un lugar, a una parte de mi familia. Nosotros somos todos de acá.

-¿Cuánto territorio recuperaron de las tierras que se apropió Benetton?

-Ahora estamos peleando por estos lotes más cercanos, pero el objetivo final es expulsar a Benetton y repartir nuevamente esas tierras entre las comunidades. Es un proceso de varias comunidades. El Pulof en Resistencia del Departamento Cushamen es abierto para todos los mapuches con o sin tierra, independientemente que sean de zona. Tal como hizo Ñahuelquir, que no le cerró la puerta a nadie, nosotros no tenemos por qué cerrarle la puerta a nuestra gente. Esto no es para una familia o dos, es para todo el pueblo mapuche, que hoy estamos totalmente empobrecidos, marginados, explotados por una  clase y una oligarquía que se ha conformado luego de la conquista y que está al servicio de empresas transnacionales, que detentan el poder político y económico. Entendemos que el cambio real, el proceso transformador que genera esto se da de esta manera, es la única manera. Por eso desarrollamos una propuesta política que va con esta dinámica.

-¿Cuál es esa propuesta política?

- Planteamos la recuperación de tierras productivas y sagradas como manera de reconstruir nuestro mundo. Un proceso de libración nacional mapuche, anticapitalista, antioligárquico y antiimperialista, basado en la reconstrucción del poder propio de las comunidades, la organización tradicional. Nosotros entendemos la cultura no como una cuestión folclórica, sino que es todo. Es lo que atraviesa la vida de un pueblo, la forma de vida, organizaciones, espiritualidad. En ese sentido entendemos que nuestro proyecto político es esa cultura. La aplicación de las normas de las mapu. Las mapu es una ley ancestral mapuche, no escrita,  natural que manejan las comunidades en su lugar. El lugar da las pautas, las formas, cómo relacionarse con las fuerzas de esos lugares. Todo eso se sabe a través de los camarucos, guillatunes y las ceremonias mapuches y de las autoridades que hay en el pueblo mapuche. En ese sentido planteamos el proceso de reconstrucción a través de las formas propias y esa es la propuesta política que tenemos para nuestro pueblo. Mediante la recuperación de tierras productivas y el control territorial logramos afianzar nuevamente el poder mapuche, nuestra estructura ancestral.

-¿Cómo esperan lograr esa recuperación total del territorio? ¿No tienen temor a que sea violento?

Nosotros sabemos que vamos a ganar, tarde o temprano, porque esta es nuestra tierra. No le tememos a la muerte ni a la cárcel. Nos preparamos para esto, somos Weichafe, guerreros. Es una figura mítica, es algo que nunca se terminó, un espíritu, algo que se transmite por la familia, por herencia. Que se manifiesta en estos momentos porque los Weichafe renacen en tiempo de crisis, de guerra. En muchos lados renacieron y son autoridades mapuches, lonko machi, pillankuce. No solo que ha reaparecido, sino que se están multiplicando. Hemos enfrentado piedras contra balas, como casi siempre. Si bien el pueblo mapuche en la última etapa de la resistencia utilizó armas de fuego, fueron mínimas. El pueblo mapuche siempre tuvo un poder de fuego menor al poder de fuego del enemigo occidental, pero sin embargo supo resistir, firmar tratados con la corona española, tratados limítrofes. Tuvimos 300 años de guerra hasta que hace 130 años atrás fuimos derrotados por los estados coloniales Argentinos Chilenos. Pero siempre en inferioridad de condiciones en poder de fuego y táctica. El pueblo mapuche ha tenido no solo una moral sino una estrategia y una inteligencia para combatir que le ha dado un lugar a nivel mundial incluso en manuales militares hasta de los ingleses. Por algo le decían a Calfucurá el “Atila de las pampas”. Lautaro generó un hito histórico combatiendo a Valdivia y esa tradición se ha mantenido y hoy renace. Nosotros con toda esa herencia, con toda esa memoria histórica no podemos darnos el lujo de rendirnos ante nada y no tenemos temor. Si bien planteamos un proceso de liberación nacional y validamos todas las formas de lucha, la autodefensa, el sabotaje a las empresas capitalistas y arrebatarle nuestra tierra usurpada al opresor, apuntamos a un proceso de reconstrucción interna, de emancipación pero a través del fortalecimiento propio. Nos interesa más construir hacia adentro, nosotros no queremos disputar o tomar el poder del estado occidental del estado burgués ni tampoco queremos crear un estado popular mapuche, estamos lejos de eso. Nuestro proceso de liberación nacional, aunque valide todas formas de lucha, se plantea como un proceso reconstructivo, y nos hacemos cargo de todo lo que pueda venir. Tampoco tenemos nada que perder. Fuimos criados a palos por la policía, somos la generación del gatillo fácil, somos la generación de las torturas en democracia.

-¿Cuál es la metodología de esta fuerza de resistencia?

-Todas las formas de lucha que se pueda imaginar. Todas las formas de lucha son válidas.

-En julio de este año, en la Comarca Andina, dos máquinas retroexcavadoras de Lewis fueron incendiadas, luego dos más en El Hoyo. En ambos casos se encontraron panfletos de la Resistencia Ancestral mapuche atribuyéndose las acciones.

Son acciones de sabotaje, de resistencia. Acá viene la policía, nos tirotea con balas de plomo, y la gente se defiende con piedras y palos. Así y todo, ha hecho retroceder a la policía. Sin embargo nuestros weichafe, hasta el momento y no sé por cuánto tiempo, han respetado la vida del enemigo, cuando está justificado para responder con algo parecido a lo que ellos atacan. A pesar de eso, los peñi atacaron con armamento rústico, rudimentario y en los sabotajes han respetado la vida de las personas. En todos los casos. Las máquinas se atacaron, por lo que tengo entendido, cuando nadie las estaba trabajando y fueron máquinas de un empresario privado. Hay que poner en valor esto, es un empresario, que tiene un lago para él, mansiones, es uno de los más rico del mundo y que pone el grito en el cielo y hasta generan comité de seguridad.  Nuestros ideales son justos, son legítimos. Cuando lo tengan que reivindicar lo van a hacer, pero por la forma y por el objetivo fueron los peñi. No sé quiénes son ni cómo lo hicieron, no quiero saberlo, solo sé que lo hicieron y que está bien, que atacaron lo que había que atacar y que tendrían que haberlo hecho mucho tiempo antes.

-¿Qué tipo de formación tenés, quiénes son tus referentes?

-Mi gente. Yo me fui formando teniendo como referentes a mis antepasados. Los autores intelectuales de todo esto son nuestros abuelos y bisabuelos. Tenemos que comprender que una cosa eran los weichafe hace 130 años cuando éramos totalmente libres y la guerra se daba en un contexto de resistencia de defensa de fronteras, quemando fortines, maloneando. La resistencia ahora tiene otro tenor. Acá estamos ocupados. Hay una ocupación política y militar desde hace 130 años. Estamos doblegados, es una situación colonial. Entendiendo el contexto actual hay que estudiar cuál es la raíz del conflicto: el sistema capitalista. Somos anticapitalistas, pero entendemos que es una manifestación más moderna de un sistema opresor más antiguo que tiene valores occidentales. Estamos peleando contra empresas mineras, petroleras, hidroeléctricas, empresas capitalistas, debemos comprender qué es el sistema capitalista y la política occidental para conocer a nuestro enemigo. El mapuche no cree en el bien y el mal, no tenemos esos conceptos en nuestra cultura, son conceptos cristianos, no existe el cielo ni el infierno, no existe el pecado, eso no existe para nosotros.

-¿Qué autores te sirven de sustento en tu formación?

-Yo leo de todo, he leído cuestiones marxistas, maoísmo, trotskismo, anarquismo, he leído cosas nazis, para qué le voy a mentir... También de Medio Oriente, sobre los kurdos, musulmanes radicalizados, sobre Gandhi. Es muy amplio, pero sobre todo literatura política y todos sus desprendimientos. Me interesa mucho la historia de América Latina. Los primeros que empezaron a plantear cuestiones indígenas, por ejemplo Mariátegui en Perú, Fausto Reinaga, El Che, Fidel Castro, Santucho. Y sobre el peronismo de izquierda, sindicalismo. Todo lo que llega a mis manos y que pueda nutrirme para entender el sistema o para rebatir, porque el enemigo siempre te quiere hundir.

-A partir de tu regreso a Cushamen, ¿cómo sigue el proceso de recuperación?

-Igual que siempre. Poniéndole el pecho a las balas, Seguir con la construcción de viviendas. Poniendo animales. El territorio se ocupa de diversas maneras.

(El próximo sábado, Va Con Firma publicará la segunda y última parte de esta entrevista).

29/07/2016

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