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Aníbal Tortoriello tiene 57 años, casado, cuatro hijos y el año pasado decidió dejar su actividad empresaria para incursionar en la arena política. Se presentó en las elecciones municipales del 3 de mayo, bajo el sello de la Coalición Cívica- Ari, aunque contó también con el apoyo del gobierno provincial. Ganó con el 56 % de los votos. Apenas asumió decidió afiliarse al Pro por “la confianza” que le generó el presidente Mauricio Macri.
Familia, trabajo, servicio y amor, fueron las palabras que más utilizó en la entrevista con . Confesó que llegó para ser un servidor público, para ayudar a los más desprotegidos y que lo impactó la situación de miles de cipoleños. Su sueldo se dona todos los meses a instituciones de bien público. También se refirió a la situación económica y financiera; a su antecesor; y a la relación con los gobiernos provincial y nacional.
-¿Si bien tiene antecedentes de su participación en actividades sociales y comunitarias, cómo fue la decisión de incursionar en la política, cuáles las expectativas y cuál es el balance después de estos ochos meses de intendente?
-Una nueva experiencia que ha cumplido con esa expectativa que personalmente tenía de poder trabajar por mi ciudad. La verdad que es muy distinto el mundo de lo privado al mundo de lo público y más en un cargo como el de intendente, donde se es la cabeza de toda una administración y de un servicio que se brinda a toda la comunidad. Encontramos un municipio en condiciones deplorables, con servicios que eran un desastre, mucho desorden interno en lo administrativo, mucha deuda, con lo cual el cuadro con el que iniciamos la gestión realmente era muy difícil a lo que había que sumar la inexperiencia porque se trata de mi primera incursión en la actividad política. Recibí un municipio en condiciones deplorables, desorden interno y una deuda de 50 millones de pesos
-¿Cuáles son las principales diferencias que hay entre manejar una empresa privada y lo público?
-Hay diferencias pero también similitudes. En cuanto a estas últimas, hoy mi función es desarrollar una administración contable, de recursos y de servicios idéntica a una empresa privada, teniendo en cuenta el cuidado de la economía, el buen manejo de los recursos, el cuidado del equipamiento, la organización laboral y de los recursos humanos, en esos aspectos es idéntico.
Entiendo que la diferencia más importante con una empresa privada es que aquí se debe buscar mejorar la calidad de vida de la gente en forma directa y eso tiene que ver con todo un abanico que va desde generar la infraestructura hasta la atención de la pobreza o situaciones sociales difíciles donde es necesaria una sensibilidad muy especial.
Eso dista mucho de lo que es la actividad privada, porque ya no se trata de cuestiones prácticas o materiales, de brindar un servicio o generar un producto, sino que acá se trata de cuestiones humanas y el fin social es muy marcado y muy fuerte.
En lo que es gestión y manejo de la economía, para mí fue muy simple pero el principal motivo por lo que decidí venir a lo público fue justamente ser sensible y actuar en beneficio de la gente que la pasa mal, que tiene que ver con algo personal, de como uno mira la vida, y como lo indican mis creencias y mi fe. La necesidad de trabajar en ese aspecto e intentar cambiar la realidad de quienes más sufren.
Uno es un buen padre de familia porque ama a su familia y ama a sus hijos. De la misma manera, para ser un buen intendente hay que amar a su gente, a su familia grande que es el pueblo y por supuesto ocuparse con mayor énfasis del que más necesita la ayuda. Para ser un buen intendente hay que amar a la gente, a la familia grande que es el pueblo
-¿Lo sorprendió la situación social de la ciudad y las necesidades de sus vecinos?
-Me sorprendió. Uno puede tener una imagen de las situaciones de pobreza, pero cuando te metés en las tomas, en esas casas y escuchás los testimonios de esa gente en vivo y en directo tomás verdadera dimensión de la situación. Además valorás alguna cosas que antes considerabas normal, como poder llegar a tu casa y pegarte una ducha caliente o tener lo servicios en tu casa. Al ver centenares y miles de personas que no tienen un baño, que tienen un nylon de techo en la casa, que cuando llueve tienen barro adentro de la casa igual que afuera, y hay niños, adultos y ancianos, es verdaderamente impactante. Me sorprendió de una manera violenta, pero me motivó a trabajar día a día para poder ayudar a cambiar esa realidad.
-La complejidad de estos casos no lo resuelve una persona ni un municipio en soledad. ¿Hay acompañamiento del resto de la sociedad y de los gobiernos provincial y nacional?
-Lo primero fue armar los equipos de trabajo y fortalecer el recurso humano de la municipalidad que estaba muy debilitado, con bajos salarios y con situaciones, en algunos casos indignas. Estamos tratando de profesionalizarnos, lograr identidad, querer a la camiseta y al trabajo en esta gran empresa de servicios. El gobierno provincial y nacional, y sus funcionarios también son parte de este equipo, porque entiendo que es necesario siempre trabajar interinstitucionalmente con buen vínculo y buen diálogo, aprovechando todo los recursos disponibles. Para mi es la manera correcta y normal de trabajar en democracia. Debo decir que en ese sentido mi relación con los gobiernos nacional y provincial es excelente.
-¿Y el cipoleño en general cómo se comporta con el municipio?
-Yo siento que el 56 % de la gente que votó mi candidatura tiene total confianza, me lo hace saber diariamente. Lógicamente que ante los cambios de gobierno siempre hay muchas expectativas y a veces se generan algunas frustraciones, porque no siempre las cosas llegan tan rápido como un quisiera. Esto también lo veo. En realidad cuando uno tiene la convicción clara y firme de que está haciendo una obra, como cuando se trabaja con el mayor de los esfuerzos para el bienestar de la familia, no pone reparos ni en el esfuerzo ni en las críticas.
Por supuesto que siempre hay algunos detractores o medios que para poder vender más resaltan o inflan las cosas negativas para desprestigiar la gestión, pero de ninguna manera invalidan la confianza y el apoyo de la gran mayoría de los cipoleños y nuestras ganas de hacer cosas.z
A veces la incomprensión de algunos o el mal análisis que uno hace de otros, o las malas intenciones, son motivos muy inferiores que en lo personal no me afectan en lo más mínimo, porque tengo claras las convicciones de por qué hago lo que hago en la vida.
-¿Qué cambios se han logrado en estos ocho meses de gestión?
Por ejemplo en lo económico. Asumimos con una deuda de casi 50 millones de pesos, un 10 % del presupuesto, y ya la hemos reducido ostensiblemente y esperamos para fin de año poder tener saneada la economía municipal. Ha sido un trabajo eficiente en el que a pesar de la inflación hemos bajado el gasto corriente en un 30 % comparado con el año pasado y sin detener el funcionamiento normal del municipio en cuanto a servicios, obras, acción social y pago de salarios puntualmente.
-¿Cómo está la recaudación por tasas municipales?
-Bueno, en este aspecto los cipoleños siempre se han destacado con un cumplimiento superior al 60 % y de acuerdo a los últimos datos que tengo estamos orillando el 70 %, que en realidad es una cultura cipoleña y demuestra que existe confianza en la gestión.
-¿El ex intendente Julio Arriaga dijo hace algunos días que veía la ciudad muy descuidada?
-Yo comparto esa apreciación. Su gestión al frente del municipio fue excelente, se salió de un déficit importante también y se hicieron muchas cosas con lo cual tiene autoridad para hablar del tema. Justamente parte de mi decisión de meterme en esto fue haber visto una ciudad muy abandonada, que en los últimos cuatro años se fue deteriorando en todos los aspectos y que evidentemente se ha quedado por lo menos en los últimos diez años y más aún si se la compara con Roca, donde ha sucedido exactamente todo lo contrario: hoy es una ciudad que da gusto verla y apreciar la gran cantidad de obras que se han hecho y el mejoramiento del espacio público que tiene. Cuando te metés en las tomas y escuchás a esa gente en vivo y en directo tomás verdadera dimensión del problema de la pobreza.
-¿Hay aspectos de la gestión de su antecesor que fueron llevados a la justicia?
-Lamentablemente tenemos que llevar a la justicia documentación y hechos de gobierno de una gestión administrativa donde hay muchísimo desorden, lo que habla del incumplimiento de los deberes del funcionario público mínimamente y que nos obliga como ciudadanos a llevarlo a la justicia porque si no uno sería cómplice de esa situación.
Si bien mi función no es auditar o buscar qué defectos ha cometido otro, simplemente cerramos un balance con documentación a la vista y allí surgieron un sinnúmero de irregularidades que se analizaron en Hacienda, Contraloría, Concejo Deliberante y finalmente el área de Legales, que aconsejó llevarlas a la justicia en virtud de los importantes incumplimientos que hay.
Aclaro que aquí no hay persecución y nada contra las personas, sino simplemente denunciar hechos irregulares. Yo no tengo la potestad de juzgar pero si de denunciar.
-¿Usted dona su sueldo que se destina a instituciones de bien público?
-Yo soy cristiano y un pasaje del evangelio dice que cuando uno hace caridad, la mano derecha no debe saber lo que hace la mano izquierda y esto uno lo hace porque lo siente y nada más.
Pero como no necesito de la remuneración económica y tampoco vine a trabajar en la función pública por ello, me pareció lindo poder entregarlo para ayudar. No necesito por lo que hago acá ningún tipo de retribución material, lo único que me interesa es recibir el amor de Dios que es el que viene y juzga todo y también por supuesto, a veces la sonrisa y el afecto de la gente, que a uno le gratifica el corazón.
Y no lo hago sólo porque sea solidario, sino porque no lo necesito, porque gracias a Dios estoy bendecido por un buen pasar económico, por lo que tampoco para mí es un gran esfuerzo donar mi sueldo.
-¿Se le ha pedido en los últimos días gestiones ante Nación para poder solucionar la situación de algunos sectores de la producción valletana?
-La fruticultura me preocupa porque es la economía más importante que tenemos en nuestra región y es la que originó que podamos vivir en este hermosísimo valle que es un paraíso por donde lo miremos.
En este caso los que vinieron a verme son los pequeños productores agremiados a la federación, el que entrega la fruta al empacador, o sea el más desvalido eslabón de la cadena frutícola, el sector más débil sin condiciones de poder negociar el valor de su producto y es el que menos recibe de toda la cadena. Las torres de petróleo en las áreas productivas es una escena incongruente
Hasta ahora las medidas que ha tomado el gobierno nacional favorecen al exportador y al gran productor, pero sigue quedando relegado el pequeño, que genera aproximadamente un 30 % de la producción del valle. Y como soy del mismo color político que el gobierno nacional, esta gente me ha pedido gestionar algunas reuniones con funcionarios del más alto nivel nacional, como los ministros (del Interior, Rogelio) Frigerio y (de Agricultura Ricardo) Buryaile y los voy a acompañar esta semana para que sean escuchados y puedan exponer las particularidades de lo que pasa en el sector que ellos representan.
-¿Otro tema que preocupa es el avance de los petroleras sobre zonas productivas cerca de su ejido?
-La explotación de hidrocarburos en las áreas productivas es una escena incongruente y la verdad que es muy duro ver a esas torres de petróleo, como sucede en Allen, donde no sólo desaparece el área productiva sino que uno sabe que en buena forma esto queda inutilizado por mucho tiempo, pero con el agravante que no sabemos qué pasa hacia abajo en cuanto a contaminación de napas y de las área productivas que circundan la explotación petrolera.
No comparto para nada ese avance, voy a intentar que a Cipolletti no le pase, que aquí no lleguen las torres de petróleo, sabiendo que es un recurso que administra provincia y que vamos a tener mucho por lidiar, pero esa es mi posición sobre el tema.
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