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El sábado 23 de septiembre desde las 18:00 hasta las 2 de la mañana, más de 230 instituciones, museos, centros culturales, instituciones y edificios emblemáticos abren sus puertas al público en forma gratuita donde además de exponer el patrimonio habitual se realizarán charlas, actividades culturales, espectáculos musicales y recorridos en bicicletas.
Entre los espacios atípicos como museos, el hospital José T. Borda participa con una gran cantidad de actividades entre las que se destaca el Centro Cultural del Hospital, un espacio de creación artística con una larga trayectoria.
El Centro Cultural del hospital José T. Borda tiene una larga historia de más de treinta años a cargo del Dr Daniel Camarero. Funciona como un espacio de producción y reflexión artística al alternativo abordaje médico del hospital. Instalado en un viejo edificio dentro del área del hospital en él confluyen pacientes internos, externos, talleristas y voluntarios que participan en distintas actividades.
“Los locos están afuera”, dice Gustavo Chelaliche, coordinador del espacio y acompañante terapéutico. Suena como un viejo tópico o como una alusión irónica a la actualidad política y algunos dirigentes, pero no. Gustavo habla en serio. “En este momento hay poca producción porque muchos pacientes han sido externados gracias a la ley de Salud Mental y tienen un control ambulatorio”, explica, “por eso muchos locos ahora están afuera”.
Gustavo está a cargo de la instalación en el hall del Hospital para la Noche de los Museos de algunas de las obras que están en el Centro Cultural.
Alfredo Boulfaro dos veces por semanas va a tocar el piano que está en una sala que en un tiempo lejano fue Aula Magna y dar clases a los que tengan interés. Tiene una sólida formación académica, pasó por varios grupos de rock, entre ellos Rata Blanca y desde hace años forma parte de Kefren. Apenas llega saluda cálidamente, se sienta al piano y arranca con una impecable versión de Tubular Bells de Mike Oldfield, conocida entre otras cosas por estar dentro de la película “El exorcista”. Sigue con su favorito Chopin, tangos, Charly García. Varios escuchan atentamente, es un lujo tener enfrente a Alfredo desplegando su arte. Uno de los internos le dice, “toca el Fantasma de la Ópera de Bach” refiriéndose a la Tocata y Fuga en Re menor. “No me jodas”, contesta Alfredo con un fastidio leve, “hace más de 20 años que no la toco”, lo que no impide que el interno siga insistiendo y Alfredo accede demostrando que la Tocata y Fuga sigue estando grabada en su memoria.
Recorrer el espacio del Centro Cultural es entrar en una película difícil de catalogar. La fascinante producción pictórica se ha ido incorporando al edificio mimetizándose con el desgaste del tiempo, adquiriendo sentidos, estableciendo lazos y tensiones entre unas y otras, como entidades dinámicas que conviven en una dimensión paralela.
Víctor canta Popotitos con una impronta rockera setentosa. Amable, didácticamente, le dice a un compañero que quiere aprender a tocar la guitarra: “lo principal para aprender son las horas-culo, lo que es decir sentarse y darle hasta que te salga”.
Algo de esta historia y producción del Centro Cultural podrán apreciar quienes se acerquen el sábado 23 de septiembre por la Noche de los Museos. Una historia rica que tiene mucho para decir más allá de estar dentro de una institución.
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