La gente transita la amplia sala lentamente, se detiene frente a cada foto, se inclina para ver mejor los detalles tomándose un tiempo que funciona como contraparte de la fugacidad con que miramos imágenes en pantallas, observando los rostros, los detalles, las texturas, reconstruyendo o descubriendo momentos que la dinámica de los hechos desplazan. La exposición permite detenerse en cada foto y redescubrir, rememorar y quizás resignificar momentos.

Un grupo de chicas y chicos de poco más de 20 años recorre el espacio haciendo comentarios que se confunden con el murmullo general, una voz sobresale y se escucha:”¿todo esto pasó el año pasado?, parece que hubiera pasado mucho tiempo”. Y sí, el tiempo es elástico, se contrae y dilata según la intensidad, la cantidad, la velocidad de los hechos. Tal vez se le podrían aplicar algunas de las leyes de la física cuántica (de la que muchos hablan sin entender de qué se trata, el que escribe incluido) a las propiedades del tiempo percibido.

El hecho más conmocionante del año que pasó, del que esta semana se cumplió un año, el intento de asesinato a Cristina Fernández de Kirchner, ha quedado flotando en una espiral de los acontecimientos que parece diluir su tremendo peso específico. El Mundial de Fútbol que nos atrapó en una especie de agujero antigravitacional, que suspendió toda realidad, hoy es observado con una mezcla de nostalgia, emoción retroactiva y una ligera sensación de resaca.

Es la muestra más importante de fotoperiodismo de nuestro país y la región. Más de 150 fotografías seleccionadas para la exposición, entre las 2200 imágenes enviadas por reporteras y reporteros argentinos.

Desde sus inicios, a principios de 1980, y hasta la actualidad, la amplia concurrencia de público y una gran repercusión periodística han convertido a la Muestra de Fotoperiodismo Argentino en un acontecimiento único en la historia de la Fotografía Argentina.

“Este anuario de ARGRA (Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina) funciona como un álbum de lo imborrable. Son páginas que nos muestran, además, la vitalidad del fotoperiodismo en tiempos de selfies y, sobre todo, en tiempos de redacciones precarizadas”, escribe Alejandro Wall en el texto que presenta la muestra.

Martín Acosta, veterano fotoreportero, que participa en la muestra con una inquietante foto de un vendedor de copitos en la Diagonal Norte tomada días antes del atentado contra Cristina, dice: “es fundamental rescatar el origen de la muestra, la importancia histórica del momento en que se inició a fines de la dictadura, burlando la censura y la autocensura. Destacar eso es reafirmar el valor que tenemos las y los fotoperiodistas para contar la historia y mostrar lo que se escamotea en el vértigo informativo. En la muestra hay fotos que no se han visto publicadas en medios o pasaron fugaces en las redes y hubo momentos que paradójicamente los medios cuando hacían notas sobre la muestra publicaban fotos de difusión que en su momento no se habían animado a publicar o no las habían considerado. Tengo una satisfacción al participar de este evento porque siento la continuidad y la pertenencia a lo largo de los años, además como docente me parece valioso que haya un espacio para las y los alumnas/os que eligen ARGRA para formarse y es un tremendo orgullo compartir hoy espacio con colegas que pasaron como alumnos por las aulas de la institución”, concluye Martín.

Los hechos que están presentes trazan una ruta de los principales acontecimientos que marcaron el 2022. En un texto, los miembros del Comité editor describen: “Nos reunimos para ver más de 2000 imágenes y realizar un proceso de edición que intentó respetar los temas que los y las fotoperiodistas de todo el país nos presentaban. Sabíamos que gran parte de la muestra iba a estar destinada al mundial y los festejos en todo el país, desde Chaco a Rio Negro, Buenos Aires, Santa Fé, San Juan. Todo un país celebrando al mismo tiempo. Editar ese conjunto de imágenes cargadas de acción, emoción, locura, fue la parte más difícil, por la cantidad y calidad de las imágenes. Otros temas que se impusieron de alguna manera, fueron el intento de asesinato de la vicepresidenta, las marchas de apoyo, los incendios en la provincia de Buenos Aires, Salta, Corrientes, la ceremonia de despedida de Hebe, y otros que sobresalieron por su importancia social e histórica como la absolución de Higui, el juicio a la Masacre de Napalpi, la Ley Lucio, las ceremonias locales, los aniversarios de la masacre de Avellaneda y de Trelew. Este año recibimos muchas historias, no todas pudieron quedar, podemos ver una bella historia en los valles tilcareños de Jujuy, el basural de Luján o las imágenes de la guerra en Ucrania”.

Además de todo esto, la conmemoración de los 40 años de la democracia tiene su lugar en una proyección donde se puede ver una foto por cada año transcurrido desde 1983, partiendo de la asunción de Alfonsín hasta Messi alzando la Copa, pasando por una variedad de hechos que forman parte de nuestra historia.

La Muestra intenta (y en gran parte lo logra) ser un resumen fotográfico, una huella de lo que sucedió a lo largo del año transcurrido. Nos sumerge en un tiempo cercano que es percibido de distintas formas. Quizás la incertidumbre de este momento en que como nunca en estos 40 años de democracia se dirimen modelos de país dramáticamente antagónicos, nos hace ver esta exposición como el estertor de un tiempo que termina su ciclo y que todo puede ser reformulado y no en las mejores formas. Un abismo se nos presenta y no lo podemos soslayar.

Un temblor sacude y resquebraja las certezas sobre las que estamos asentados desde hace 40 años, si tomamos como referencia los 40 años de democracia en que algunos consensos parecían indiscutibles y hoy vemos como pueden estallar fragmentando hasta extremos impensables nuestra sociedad.

Un pasado cercano nos traen estas fotos con significados y sentidos variables según quien y como las mire, pero todas hablan de un país, de una sociedad y sus tensiones y sus graves conflictos, pero en definitiva con acuerdos y pactos comunes inapelables que nos constituyen, desde una identidad y una territorialidad que pueden disolverse en un acto de locura autodestructiva.

No son solo fotos lo que vemos. Son un espejo, que no siempre es agradable o complaciente. En las fotos está el Otro, que tal vez no nos guste pero también nos constituye aunque sea por oposición. En las historias que transcurren en lugares remotos nos involucramos. En los festejos desbordantes como los del Mundial nos sumergimos y en la sonrisa de Messi nos contemplamos.

En las tragedias, grandes, pequeñas o patéticas estamos definidos.

Todo eso somos, todo eso podemos perder. No son solo fotos.

La Muestra Anual de Fotoperiodismo Argentino se puede visitar de miércoles a domingos de 14 a 20, hasta el domingo 17 de septiembre, en el Centro Cultural Borges, ubicado en Viamonte 525, de la Ciudad de Buenos Aires.