La sociedad actual está viviendo un proceso de estigmatización y criminalización de grupos históricamente vulnerados que son colocados en el lugar de chivo expiatorio. Esta construcción de enemigos no es azarosa, el enemigo debe ser el adecuado. Según la teoría del Pánico Moral, el enemigo tiene que tener poco poder, escasa presencia en los medios y no contar con legitimidad.

Esta máquina criminalizadora está en marcha. Un sector que ocupa posiciones dominantes en la política y en los medios de comunicación viene culpabilizando de nuestros problemas a grupos vulnerados: los jóvenes en situación de pobreza, los migrantes de países limítrofes y ahora al pueblo Mapuche. Como sostiene la Teoría del Pánico Moral, estos grupos son los enemigos adecuados, porque tienen escaso poder y no responden al discurso dominante.

Tengamos presente que estos discursos estigmatizantes que legitiman la violencia son eficaces porque se apoyan en imaginarios sociales racistas, clasistas y eurocéntricos que atraviesan a la sociedad.

En ese sentido, el último Monitoreo de Programas Noticiosos de Canales de Aire de la Defensoría del Público dio cuenta de la “policialización” de la niñez y la adolescencia en los medios. Asimismo, en relación a las personas migrantes señaló que “una vez más se observa una creciente tendencia a la criminalización de las personas migrantes –en particular migrantes regionales–, en el marco de una serie de discursos de distintos actores políticos que aludieron a la necesidad de “revisar” (eufemismo de “endurecer”) la política migratoria local”.

La policialización de la niñez y la criminalización de las personas migrantes son construcciones de los medios de comunicación dominantes. Los números indican otras cosas, a modo de ejemplo, en relación a los niños, sólo el 0,38 por ciento de los homicidios fueron cometidos por menores no punibles significativos en 2015 en la ciudad de Buenos Aires. En torno a los migrantes, el 94 por ciento de las personas detenidas en nuestro país son argentinas.

Ahora bien, ¿Por qué se construye un enemigo?

Según el doctor Raul Zaffaroni, la función de la construcción de un enemigo “es dividir a la sociedad en amigos y enemigos. Es una técnica de dominio totalitario. Lo teorizó Carl Schmitt hace muchos años, en el nazismo. Lo reiteró él como esencia de la política, cuando dio una conferencia en la España franquista, justificando de esa manera la ideología de la seguridad nacional. Para él la esencia de la política era construir enemigos”.

En la actualidad nos encontramos frente a una nueva campaña demonizante, ahora contra el pueblo mapuche:  El presentador Eduardo Feinmann afirmó que “la RAM ocupó tierras”. “Más violencia mapuche”, tituló Clarín recientemente.

Sin embargo, el dirigente de la Confederación Mapuche neuquina Jorge Nahuel afirmó que la RAM “es producto de los servicios de inteligencia que buscan generar una situación de extrema violencia que justifique la represión”. En el mismo sentido, Ignacio Prafil, werken del Lof Fvta Anekon y miembro de la Coordinadora del Parlamento Pueblo Mapuche Chewelche en Río Negro afirmó que hay un “accionar de los servicios de inteligencia de los estados argentino y chileno, para implementar el plan cóndor en nuestros territorios, dando lugar a la aplicación de la ley antiterrorista; construyendo así un escenario que justifica una política represora”.

“No hay represión sin demonización”, sintetizó el investigador Esteban Rodríguez Alzueta en Cosecha Roja. Por eso una sociedad más justa y menos violenta requiere desarrollar una mirada crítica en torno a los discursos mediáticos dominantes, pero también deconstruir las miradas racistas y discriminatorias que nos atraviesan.