En Río Negro no hay clases por la discusión de una decena de puntos en la actualización salarial, pero se pone en marcha un profunda reforma de la escuela secundaria, los hospitales crujen con el ajuste, se retienen servicios en las reparticiones, un ex juez de Cámara es condenado por corrupción de menores, y dos legisladores que denuncian una connivencia entre los jueces que juzgan a ese ex juez con el Ejecutivo, anticipándose a una fallo que fue todo lo contrario.

Como consecuencia de ello, otros legisladores ahora denuncian a los anteriores por coacción y falsa denuncia, la Legislatura que no sesiona esperando saber qué pasa con un legislador oficialista que ha sido denunciado por abuso sexual y le dieron licencia, un gremio de estatales que corta las rutas, y otro que arregla por 9 % de adelanto sobre futuros aumentos.

Llega el flamante interventor del Pro en la provincia y se reúne con los radicales antes de arreglar con los suyos que tienen flor de despiole; después de muchos meses el cronograma de sueldos se inicia el primer día del mes; durante las últimas semanas hubo solo dos interesados en ser defensores del pueblo y minutos antes del cierre se inscribieron 17 más; en Roca un grupo de docentes tuvo cinco horas encerrado a un funcionario de Educación y lo hicieron firmar un acta bajo amenazas.

Los intendentes de la oposición se reúnen con el gobernador para hablar del mantenimiento de edificios escolares y se cuela el Plan Castello, al día siguiente el mandatario manda el proyecto de ley a la Legislatura con acuerdo de ministros, y se comienzan a expresar púbicamente los jefes comunales del FpV acompañando el plan y consecuentemente presionando a sus legisladores. Ahora el gobernador saca cuentas de si contará o no con el apoyo de los dos tercios necesarios para poder distribuir esos 580 millones de dólares del promocionado plan.

¿Demasiado contraste no? Hay algo que no anda bien, algo que sobra o algo que falta, o por lo menos es muy difícil para quien escribe sintetizar en dos carillas el análisis de lo que pasó en la semana en esta provincia.

Y eso que no nos metimos en contarles cómo marcha toda la cuestión electoral con vistas a las legislativas, para las que aún hay muchas especulaciones, y salvo la casi segura candidatura de María Emilia Soria, no hay otros nombres confirmados.

Si tuviéramos que elegir un hecho positivo de la semana, nos inclinaríamos por las posibilidades de integración y desarrollo que implica, al menos en los anuncios, la puesta en marcha del Plan Gobernador Castello.

La iniciativa muestra la posibilidad de potenciar el desarrollo provincial en forma armónica e integrada, mediante proyectos de infraestructura y de obras estratégicas que serán llevadas adelante por el gobierno, mientras que el 10% de lo obtenido se destinará al financiamiento de la ejecución de obras públicas o incorporación de equipamiento y bienes de capital con fines urbanos y sociales en los 39 municipios y las 36 comisiones de fomento.

A decir del gobernador “son las obras que van a marcar un antes y un después en la historia de la provincia.

La única duda es cómo se canaliza la obtención de ese préstamo por casi 600 millones de dólares, la forma en que deberá devolverse y con qué costos.

El plan lleva el nombre de Edgardo Castello, el primer gobernador constitucional de los rionegrinos, un hombre con una fabulosa visión y que trabajó mucho por una verdadera integración provincial.

En cuanto a los hechos negativos, en realidad pueden ser varios, algunos de ellos están mencionados en el principio de este comentario, pero, pensando hacia adelante, llamaron la atención las cifras estadísticas de la educación en la provincia que el gobernador difundió el martes en defensa de la pronta puesta en marcha de una nueva escuela secundaria.

Graficó que en 2012 iniciaron primer año en las escuelas secundarias de Río Negro 8.922 jóvenes, pero cinco años después -en 2016-, solamente culminaron sus estudios 3.877. Es decir que 5.045 alumnos abandonaron la escuela.

También los números muestran que cerca de 1.800 jóvenes repiten cada año en las distintas escuelas medias de la provincia y otros datos alarmantes expuestos por Weretilneck tienen que ver con la calidad del aprendizaje de los estudiantes del nivel secundario.

El 46,4%, es decir, casi la mitad de los alumnos de quinto año, tiene un nivel básico o bajo en Lengua; mientras que el 66% tiene un nivel básico o están bajo el nivel básico, en matemáticas; y el 37% tiene un nivel básico o menos que básico en ciencias sociales”, describió.

Las estadísticas posiblemente sean similares a lo que sucede en otras partes del país, pero sin dudas, dejan un sabor amargo.