Vaca Muerta tuvo ayer un rol central en la agenda política del presidente Mauricio Macri y del gobernador Omar Gutiérrez en sus aperturas del año legislativo. El primero la mencionó como ejemplo de la flexibilización que pretende para el mercado laboral; mientras que el neuquino le puso un plazo de 60 días a las petroleras para que empiecen a mostrar las inversiones.

Hasta ahora, quienes han cedido en la disputa por la renta del negocio fueron los trabajadores. Las empresas se vieron beneficiadas hasta el año pasado con el barril criollo y con los precios del Plan Gas que se mantendrán hasta 2021, que ubican a los hidrocarburos domésticos entre los más caros del mundo. Ya no tienen excusas.

Sin embargo, la tan mentada “lluvia de inversiones” seguirá haciéndose esperar. Ayer Gutiérrez ratificó que este año se espera que las petroleras desembolsen unos 5 mil millones de dólares, es decir la misma suma que en 2015. Si bien se trata de una cifra importante para la industria hidrocarburífera argentina, aún no alcanza para solucionar los problemas, y apenas se recuperará el terreno perdido el año pasado, cuando YPF redujo drásticamente su actividad.

Según estimaciones de la provincia, se necesita un volumen de inversiones en torno a los 10 mil millones de dólares al año para que Vaca Muerta revierta el déficit energético que hoy tiene el país.

Los yacimientos no convencionales, junto con la producción agraria y las energías renovables, son unos de los pocos sectores que podrán captar las inversiones tan proclamadas por el macrismo, en una economía en plena recesión. En el caso petrolero, pese a la caída de la actividad, sigue habiendo un mercado insatisfecho, porque hoy se importa el 30% del gas que se consume en el país. Y con un precio del gas subsidiado a 7,50 dólares el MBTU, el negocio para las compañías será jugoso.

Sin embargo, el verdadero boom de Vaca Muerta estará atado al contexto global. A mediados de año, el gobierno nacional liberará el precio interno del barril de petróleo, hoy en torno a los 56 dólares. Si se mantienen esos valores, algunos proyectos de Vaca Muerta son rentables. Aunque para el desembarco fuerte de las inversiones hará falta un barril mejor cotizado.

En un contexto de apertura y liberalización hacia el que se encamina el macrismo, el efecto Donald Trump puede traer serios problemas.

La semana pasada, durante la International Petroleum Week, el mundo petrolero debatió el impacto que podría tener las medidas anunciadas por el presidente norteamericano.

Si Trump mantiene su promesa de reducir los impuestos a las empresas, desregular el sector del petróleo y dar incentivos fiscales a las exportaciones, el mundo podría ver la irrupción de más petróleo estadounidense y cómo se revierte el aumento del precio de los últimos seis meses tras dos años de caídas. Y, ya sin barril criollo, Vaca Muerta entraría en paro cardíaco.