Columnistas
21/01/2017

La construcción del otro peligroso

La construcción del otro peligroso | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

La agenda política de 2017 inició con una temática que no tiene nada de nuevo en la historia del capitalismo y en la Argentina en particular. Se trata de la construcción de chivos expiatorios para culpar de los males que aquejan a una sociedad en un contexto de crisis económica e imposibilidad de ascenso social.

Sacha Pujó *

La composición social de Argentina se conformó a partir del genocidio y la expropiación de tierras de la población originaria y la llegada de corrientes de inmigrantes de origen europeo. Sin embargo, la aspiración de la clase hegemónica triunfante en las guerras civiles del siglo XIX, que fue la que nos vinculó al mundo como meros proveedores de productos primarios, era que quienes poblaran nuestro suelo fueran inmigrantes anglosajones. Nada de eso ocurrió: vinieron italianos y españoles, trabajadores pobres, que trajeron las ideas del anarquismo y el socialismo. Justamente el conflicto social creciente desde principio del siglo XX hizo que la clase hegemónica revalorizara la figura del gaucho sumiso y estigmatizara a los inmigrantes. En ese contexto se sancionó en 1902 la Ley de Residencia que permitía deportara los inmigrantes ya que eran considerados peligrosos.

En 2017 nos encontramos nuevamente inmersos en un debate instalado por los medios grandes de comunicación y la clase política que responde a los intereses de los sectores dominantes. Se trata de la construcción de un otro peligroso que es estigmatizado como depositario de los males que aquejan a la sociedad, es decir que funciona como chivo expiatorio. Así es como los inmigrantes de países limítrofes y los jóvenes pobres excluidos son los nuevos sujetos peligrosos. De esta manera se evita hablar de las causas macroeconómicas y estructurales del aumento de la pobreza, la falta de trabajo y la delincuencia. Además teniendo en cuenta que se ha agotado el argumento de la pesada herencia, tal como lo indican las encuestas y los estudios de opinión pública, deben pasar a laconstrucción desujetos peligrosos causantes del mal.

Este dispositivo discursivo acompañado de la presencia de las fuerzas de seguridad en las calles no resulta novedoso. Es el mismo recurso que aplicaron las clases dominantes en la Argentina del primer centenario, ahora dirigido contra inmigrantes de países limítrofes y jóvenes pobres a los cuales se los asocia con la delincuencia. El desempleo y la amenaza de perderlo son el terreno fértil para que la sociedad sea receptiva al individualismo y al "sálvese quien pueda”.

Este estado de la subjetividad se ha denominado neuroliberalismo, un sujeto que reclama seguridad absoluta y teme a la convivencia con el otro. No es un fenómeno propio de Argentina. En Estados Unidos la caída del American Dream ha generadola intensificación dela exclusión social y la represión contra los habitantes negros de los ghettos. De esta manera se ha logrando la profesía auto cumplida. El saldo es ciudades cada vez más fragmentadas con murallas simbólicas y físicas.

La Patria Grande deja de ser la comunidad de referencia para pasar a la Patria Chica compuesta de miedos e incertidumbres para la mayoría de la población en el marco de un cambio rotundo de la economía que tiene ahora como eje principal la valorización financiera, básicamente deuda y fuga de divisas. Al mismo tiempo comienzan a aplicarse convenios de flexibilización laboral para abaratar el costo de la fuerza de trabajo, hecho que puede beneficiar a transnacionales que no dependen del mercado interno, pero que afecta a las pymes por la fuerte caída de la demanda. La consecuencia de esto es la ruptura del tejido social, caldo de cultivo para que se avance en el desmontaje de derechos y la construcción de ciudadanos ilegales.

La tendencia global indica que estos fenómenosse profundizarán en el marco de la crisis de la globalización capitalista. La resolución que se están dando las potencias es cerrarse cada vez más  con prácticasy discursos xenófobos amparados en la dificultad de acceder al empleo y el terrorismo.

Hechos como el desalojo y represión de los manteros y los aborígenes, y el aumento del gatillo fácil contra jóvenes pobres serán una constante mientras se intente imponer intereses que sólo benefician a los sectores más concentrados de la economía. Es la tragedia nacional que se repite para volver al paíschiquito a costa de generar un ejército de desocupados, ciudadanos ilegales y subjetividades que avalen atemorizados  esas políticas. Como dijo Arturo Jauretche haciendo una comparación con las guerras civiles de Estados Unidos que tuvieron un resultado distinto al ocurrido en Argentina donde triunfaron los intereses de los grandes propietarios de tierras, "acá triunfó el Sur y no los que querían el algodón para las máquinas del Norte y los negros como consumidores de camisetas”. Esa guerra que implicaba una disputa de modelos de país se perdió en 1853, en 1930, en 1955, en 1976 y nuevamente en 2015. 



(*) Magister en Políticas Públicas -FLACSO-
Lic. en Sociología -UBA-

29/07/2016

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