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19/01/2017

PAMI

Cuando un bien social se transforma en variable de ajuste

Cuando un bien social se transforma en variable de ajuste | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Con un burdo gesto propagandístico de aparente eficiencia, una vez más el gobierno de Cambiemos demuestra su incapacidad para entender la lógica del enfoque de derecho en políticas sociales.

Daniel Esteban Manoukian *

"Nosotros vamos a revisar los casos en los que el subsidio social para medicamentos se entrega a personas que tienen una prepaga, que son titulares de un avión o embarcación de lujo, o que según los datos del Sintys (Sistema de Identificación Nacional Tributario y Social) podrían no entrar en la categoría", aseguró Carlos Regazzoni, titular del PAMI, hace pocos días en el canal TN abriendo así un debate que no se agota en una aparente medida de ajuste del gasto.

Desde hace muchos años los afiliados de PAMI cuentan con descuentos en medicamentos de entre el 50 y el 80% y a aquellos cuyo tratamiento tenga un costo que supera el 5% de sus ingresos se les facilitaba un subsidio del 100%. Independientemente de ello, se cubre el 100% del costo para medicamentos especiales (oncológicos, HIV, insulinas).

A través de la disposición conjunta 0005-17, el PAMI estableció que sólo se les otorgará el subsidio social a aquellos que cobren menos o el equivalente a 1,5 haberes previsionales mínimos y no tendrán el subsidio quienes cuenten con un seguro privado adicional (comúnmente llamado pre-paga) y los que tengan un vehículo con una antigüedad menor a 10 años (salvo quienes cuenten con un certificado de discapacidad). Tampoco podrán recibir medicamentos gratis los que posean más de una propiedad, o embarcaciones y aeronaves.

Los nuevos criterios para el otorgamiento del subsidio en lo sustancial no agregan nada a las normas previas de PAMI que siempre previeron una evaluación socio-médica antes del otorgamiento de este subsidio y de cualquier otro.

PAMI cuenta con aproximadamente 5 millones de afiliados de los cuales 1,6 millones cuentan con el subsidio del 100%. Cuando el responsable de PAMI hizo el anuncio de los cambios mencionó que se hallaron en 2.945 casos es decir el 0,0006% del total de afiliados. Mientras que el gasto total en medicamentos en PAMI es de aproximadamente 30 mil millones de pesos anuales el monto potencial a “ahorrar” es de solo el 5% de esa inversión.

¿Cuál es entonces el objetivo de estos anuncios que no cambia nada en lo sustancial? Como primera impresión debe decirse que aparece como un burdo gesto propagandístico de aparente eficiencia, transparencia y equidad, que al mismo tiempo desmerece el trabajo habitual del personal de control de PAMI de cada una de los más de 700 puntos de atención en todo el país.

Pero sobre el PAMI y la política de medicamentos, deben apuntarse algunas cuestiones mucho más importantes.

1.  PAMI es el mayorista principal de medicamentos en Argentina y su escala solamente podría ser superada por el Instituto Mexicano del Seguro Social. Sin embargo, como mayorista PAMI desaprovecha lo que en economía se llama capacidad de oligopsonio, es decir ser un cliente muy importante, lo cual permitiría reducir precios en las licitaciones. Pero no lo hace y arrastra así a todo el sistema de salud hacia precios injustificadamente altos.

2.  PAMI no compra a laboratorios de producción públicos, perdiéndose una oportunidad magnífica para el desarrollo de estos potentes dispositivos a favor del derecho al medicamento para todos y todas.

3.  Formulario terapéutico. El convenio con la industria cede a ésta la confección de listados del 50, 80 y 100% de cobertura, aprobados burocráticamente por PAMI, sin discusión técnica. Esas diferencias en las coberturas plantean una discusión adicional: si un medicamento es necesario, ¿por qué se cubre menos que otro? Y si no es necesario, ¿por qué se cubre?

La actual administración del PAMI suprimió aproximadamente 150 medicamentos del listado de los que podían ser subsidiados al 100% por que no tenían probada efectividad clínica (“no tienen utilidad para la gente” declaró en su momento Regazzoni). Fue una medida desde nuestro punto de vista sanitariamente correcta, pero insuficiente, ya que siguen entre los que se pueden prescribir para que el afiliado los reciba con descuentos del 50 u 80%. Pero lo más grave es que PAMI no tiene un formulario terapéutico, instrumento de dinámica actualización y consistente sustento científico,esto es un listado de los medicamentos aprobados y que sin dudas son buenos para las personas. Contar con un formulario es una estrategia de probada efectividad en todos los sistemas de salud que han logrado buenos resultados en salud.

4.  Prescripción por nombre genérico. En Argentina y en Neuquén también, es obligatorio que los médicos cuando confeccionan una receta indiquen el medicamento por su nombre genérico, es decir por el nombre de la droga y no por el nombre comercial o de fantasía. Estos es así también en PAMI, pero cuando el afiliado llega al lugar de atención el empleado administrativo que lo atiende está obligado a ingresarlo al sistema informático de PAMI con un nombre comercial, no puede hacerlo por el nombre genérico. Es decir el propio sistema juega en contra de la ley nacional 25.649 y su correlato provincial la 2392/02, y un empleado administrativo es quien decide finalmente que medicamento será el que recibirá el afiliado. Pero la cosa no termina ahí ya que no todas las marcas comerciales están disponibles porque no todos los laboratorios son parte del contrato de PAMI con la industria (además de los laboratorios de producción pública, también están excluidos varios laboratorios nacionales). De esta manera se restringe el acceso a medicamentos de igual efecto pero menor costo.

Una vez más el actual gobierno demuestra su incapacidad para entender la lógica del enfoque de derecho en políticas sociales. Realiza anuncios demagógicos probablemente dirigidos a parte de su electorado, ávidos de medidas que reduzcan los supuestos niveles de corrupción, pero intencionalmente no intervienen en los nudos gordianos que mejorarían la calidad prestacional y sanitaria de un grupo especialmente vulnerable y protegen los intereses del complejo médico industrial de forma impúdica.

Algo está mal cuando la lógica de asumir la salud como un derecho y en particular los medicamentos como bienes sociales, se reemplaza por la lógica de mercado y los remedios pasan a ser variable de ajuste.



(*) CUESEB (Centro Universitario de Estudios Sobre Salud Economía y Bienestar - Universidad Nacional del Comahue) y Centro de Estudios de la Sociedad de Medicina Rural de Neuquén.
29/07/2016

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