Columnistas
31/12/2016

La baja del ministro Prat Gay

La baja del ministro Prat Gay | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

El ministro defenestrado pasó sin pena ni gloria por la gestión gubernamental. Mejor dicho, pasó sin gloria pero dejando muchas penas en el camino.

Humberto Zambon

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El gobierno de Macri cumplió el primer año de gestión y lo festejó con la cabeza del principal ministro del área económica, cada vez más desmembrada. A Alfonso Prat-Gay posiblemente van a tratar de responsabilizar de los pésimos resultados económicos del año, lo que sería injusto: la culpa es colectiva: de él, del presidente, de los demás funcionarios del área y de la jefatura de gobierno y, fundamentalmente, de la ortodoxia neoliberal a la que todos ellos adhieren.

El ministro defenestrado pasó sin pena ni gloria por la gestión gubernamental. Mejor dicho, pasó sin gloria pero dejando muchas penas en el camino: la de los trabajadores y jubilados a quienes se les rebajó el salario real cerca del 10%, la de los desocupados (el índice de desocupación, según cifras de la Universidad Católica, es del 9,9% de la población activa), la del 32% de pobres, la de pequeños y medianos empresarios nacionales que no pueden competir con la caída de las ventas y la apertura indiscriminada de las importaciones, la de los científicos afectados por la reducción presupuestaria que amenaza al futuro del país, la de los productores regionales, …

Un balance del año de gestión de Prat-Gay, y de todo el gobierno de Macri, no puede obviar algunos datos elementales:

El PBI, que desde la crisis mundial del 2008 venía creciendo a tasas moderadas, pero siempre positivas, en el año 2016 cayó cerca del 4%, lo que implica una profunda recesión.

La inflación superó el 40%, el doble del año anterior.

Un fuerte ajuste del gasto público en términos reales (sin considerar a la inflación) ya que el gasto en seguridad social (que es el 39% del gasto corriente) y los sueldos públicos se contrajeron entre 5 y 10% en el año, el gasto en consumo público disminuyó a razón del 30% mientras que las obras públicas bajaron entre 40% y 50%, lo que en conjunto implica que el gasto público del año disminuyó 17% respecto al año anterior. A pesar de ese ajuste el déficit fiscal supera el 5% del PBI.

Un endeudamiento explosivo: en el año se ha colocado deuda por valor de 49.325 millones de dólares, el 65% de ellos en moneda extranjera.

Hasta el 30 de noviembre la fuga de capitales y formación de ahorro privado en moneda extranjera fue de 11.966 millones de dólares (un 84% más que en el 2015), mientras que la remisión de utilidades y dividendos al exterior fue de 2.696 millones de dólares (1.028% más que en el año anterior) y el pago de intereses por la deuda externa fue de 6.373 millones de dólares. En resumen, el fuerte endeudamiento externo se diluyó en el pago a los fondos buitres, la fuga de capitales, la remisión de utilidades, dividendos e intereses y el pago de importaciones inútiles que compiten con la industria nacional.

A uno de los responsables del resultado anterior, Adolfo Prat-Gay, lo echaron. Pero en su reemplazo hicieron otra división de la cartera ministerial, poniendo al frente a Luis Caputo, amigo de Macri y principal responsable de la “negociación”, que con mayor precisión fue una rendición, con los fondos buitres, y a Nicolás Dujovne, columnista del diario “La Nación” y del canal TN, que en sus intervenciones periodísticas critica el supuesto “gradualismo” del ajuste del gasto y se ha mostrado mucho más ortodoxo y partidario de la vuelta completa al FMI.

Con esos antecedentes de los nuevos funcionarios y con la experiencia del año que ha transcurrido, podemos suponer que los historiadores del futuro dirán que el año 2016 fue muy malo, peor que el 2015 pero mejor que el 2017.

29/07/2016

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