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- Por fin termina el año.
- Fue un año difícil.
- Dígamelo a mí. Mauricio terminó estresado.
- Es comprensible.
- Pero que no tema el pueblo argentino. Ya está reponiendo energía en Villa La Angostura.
- ¿Otra vez de vacaciones?
- ¿Y qué pretende, que trabaje a destajo?
- No, pero...
- No me diga que usted está a favor de la flexibilización laboral...
- Por supuesto que no. Lo digo porque hace poco estuvo de vacaciones en Córdoba y ahora en la Patagonia.
- ¿Y?
- Cuando termine estas vacaciones va a sumar 41 días de descanso en poco más de un año de mandato. Sin contar los días que se tomó justo antes de asumir.
- ¿Y?
- Nada, le menciono el dato. El presidente insiste en la cultura del trabajo, en el esfuerzo, en bajar el ausentismo...
- ¿Y?
- Que no parece coherente.
- ¿Y?
- Acaba de ordenar un ajuste en todas las áreas de gobierno con la consigna de combatir lo improductivo...
- ¿Y?
- Lo que le digo: no me parece coherente.
- ¿Y?
- Está bien, déjelo así.
- Es que usted está en la chiquita, viejo.
- Con todo respeto, no me parece menor que el presidente diga una cosa y haga otra.
- Eso lo dice usted que no tuvo que lidiar con la pesada herencia que dejó la Bruja del Calafate.
- ¿Y eso qué tiene que ver?
- Nada.
- ¿Y entonces?
- Si nosotros metemos “pesada herencia” cada diez palabras que decimos la gente nos entiende mejor.
- Pero la pesada herencia no tiene nada que ver con las vacaciones del presidente.
- Exacto.
- ¿Y usted cree que la gente no se da cuenta?
- Eso no importa, ya se lo dije. La pesada herencia es la pesada herencia. Por ejemplo: no es lo mismo decir Carlitos Tévez se va a China que Carlitos Tévez se va del país por la pesada herencia ¿Entiende?
- Si, pero me parece una estafa. Pasó un año de gobierno, el argumento pierde fuerza.
- Se equivoca. Está más vivo que nunca.
- Pero cada vez más gente responsabiliza al gobierno actual no al anterior. Alcanza con mirar el bolsillo para darse cuenta.
- Si quiere llamamos a un plebiscito, no hay problema.
- ¿Para qué?
- Para ver de quién es la culpa de su situación económica.
- ¿Cómo van a opinar los demás de mi situación económica?
- Ah bueno, si a usted no le gusta la democracia no es culpa nuestra.
- Eso no tiene nada que ver con la democracia, tiene que ver con otra cosa.
- ¿Con cuál?
- Con mi bolsillo.
- Ve que tenemos razón. Es el viejo autoritarismo K. No quisieron un plebiscito sobre Milagro Sala, no quieren un plebiscito para saber si les alcanza la plata...
- Pero son cosas que no se pueden plebiscitar, no tiene nada que ver...
- Para usted nada tiene que ver con nada. El populismo agota a cualquiera, mi viejo.
- No me va a decir ahora que el presidente está agotado por el populismo.
- ¿Y a usted que le parece?
- Yo creía que al presidente lo preocupaban otras cosas: la caída del empleo, la inflación que no baja, la economía que sigue sin arrancar...
- Nahh que ver. Al presidente le preocupan las cosas importantes.
- ¿Por ejemplo?
- Por ejemplo que Boca no va a jugar la Copa Libertadores, que se quedó disfónico de tanto gritar los goles contra Ríver y tuvieron que operarlo, que hasta Tévez se va del país. Así no se puede vivir, no hay cuerpo que aguante, viejo.
- Me contaron que también le preocupan algunos de sus funcionarios.
- Le reconozco que estaba un poco disgustado, pero ya lo resolvió.
- ¿Qué hizo? ¿Limó asperezas?
- No, los echó.
- No me diga que…
- Le digo. La primera fue la Constantini. El pinedismo es la enfermedad infantil del macrismo. Yo se lo anticipé y usted no me quiso escuchar.
- Pero Isela Constantini viene de General Motors, no parece tener ideas de izquierda o pinedista, como usted dice.
- De izquierda no, de ultra izquierda. No se olvide que el gobierno de Pinedo estuvo a la izquierda de Ho Chí Minh.
- Me parece que está un poco paranoico ¿Qué hizo Constantini?
- No echó a nadie, ¿le parece poco?
- No, me parece mucho. Algo elogiable.
- Ese es el país niño-populista. Se aferran a un trabajo y no lo quieren largar ¿Qué pretenden, jubilarse?
- Entonces no renunció como dijeron, la echaron.
- Eso corre por cuenta suya.
- Al que sí echaron es a Prat Gay, o al menos eso dijo Marcos Peña.
- A Prat Gay no me lo nombre.
- ¿Por qué?
- Otro pinedista. Iba a remover la grasa militante y apenas sacó una cascarita. Se puso a pucherear y dio el portazo.
- ¿Fue un tibio? ¿Eso me quiere decir?
- Lo que le quiero decir es lo que le digo.
- Yo interpreto que se acabó el gradualismo, que ahora viene el ajuste bravo ¿Estoy en lo cierto?
- Ya lo había anticipado el gran pensador de la peonada: se viene el zurdaje. Y el presidente no vaciló.
- Entonces va a haber más ajuste.
- Como dice Melconian, el ajuste es como los abdominales, si se hace bien, duele. Y acá no le dolió a nadie.
- ¿Y ahora?
- Ahora se va a tener que ocupar Mauricio en persona.
- ¿Pero no me dijo que estaba de vacaciones?
- Eso dice la prensa K.
- Pero si usted me lo acaba de confirmar.
- No se confunda. Mauricio trabaja siempre. Es el primer trabajador.
- ¿Ese no era Perón?
- No se haga el irónico conmigo.
- Se lo digo en serio.
- Ese es otro mito populista. Al General nadie lo vio trabajar.
- ¿Y al presidente?
- A Mauricio lo vemos todo los días en la tele, en los diarios, en las redes sociales...
- ¿Trabajando?
- Lo vemos. Y alcanza y sobra ¿No le parece?
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