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09/06/2024

Así es el capitalismo de libre empresa

Así es el capitalismo de libre empresa | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.
En el Word Economic Forum (Foro Económico Mundial), que reúne al poder capitalista mundial, Milei hizo una apología del sistema económico que domina al mundo.

La impunidad de Milei para exclamar que pretende “destruir el Estado desde adentro” causa estupor, pero siempre tuvo discursos reveladores. El proyecto de un capitalismo cada vez más cruel y violento lo trasciende a él. Mejor observar los intereses en juego que los rasgos psicológicos individuales.

Miguel Croceri

 ¡¡¡ Amo !!! ¡Amo ser el topo dentro del Estado! ¡Soy el que destruye el Estado desde adentro! ¡Es como estar infiltrado en las filas enemigas! La reforma del Estado la tiene que hacer alguien que odie al Estado. Y yo odio tanto al Estado...” etcétera, etcétera.

Las exclamaciones de Javier Milei conocidas días atrás y ampliamente difundidas, lanzadas cuando fue entrevistado por una periodista de la compañía de medios estadounidense The Free Press, tal vez quedarán entre los más violentos e impunes discursos que se hayan conocido con semejante contenido desde que los Estados existen. Y quizás constituyan un caso único de que el autor de tales expresiones haya sido, precisamente, un jefe de Estado.

(El segmento donde constan esos términos tuvo una extendida circulación en medios y redes. Puede accederse a un breve video en el canal de Youtube del diario Página 12, posteo del 06/06/24) El mismo medio publicó también un artículo que resume varios tramos de la entrevista, estremecedores para cualquier persona sensible y con ideas y sentimientos mínimamente humanistas, e incluye otra parte de las declaraciones en un video de 5 minutos; nota del 06/06/24). 

El contenido “conceptual” (llamarlo así puede parecer una exageración pero lo es en sentido estricto, y además de extrema gravedad para la vida colectiva), así como el tono y la gestualidad con las cuales Milei se manifestó en esta ocasión, producen estupor en sectores muy grandes de la ciudadanía. Pero al mismo tiempo, en muchos espacios del infinito mundo de los medios y las redes -aún algunos que son críticos del presidente y su gobierno- es una pieza comunicacional que habilita las risas, el entretenimiento, el “espectáculo” político.

Que haya dicho lo que dijo es novedoso por el grado de explicitación y alevosía. En cambio, no son nuevos en lo más mínimo el nivel de violencia emocional y los gestos de desquicio psíquico del enunciador. Ha sido siempre así, desde que solo era un personaje mediático que peroraba acerca de temas económicos y levantaba las mediciones de audiencia.

Ante la desafiante realidad de que quien se expresa de ese modo es el presidente de Argentina, los análisis debieran evitar circunscribirse a las características individuales de sujeto, y tratar de observar los intereses que él representa y los poderes que lo sostienen.

Dicho de otra manera: Milei posee una personalidad desequilibrada y ególatra, que además disfruta de protagonizar un personaje de “loco”, pero lo más grave es que detrás suyo existen factores de poder locales y extranjeros que son los beneficiarios de la devastación humanitaria, social, económica, cultural y política que su gobierno está prepetrando.

Si fuera él solo y su ineficiente equipo de funcionarios, el peligro sería menor. En cambio, su verdadera fortaleza radica en los conglomerados empresariales que obtienen rentabilidades cada día mayores gracias a las políticas del oficialismo, o en las estructuras judiciales que le permiten violar la Constitución y las leyes -desde que al iniciar su mandato emitió el Decreto de Necesidad y Urgencia Nº 70/2023 con el cual eliminó 80 leyes y modificó otras 300-.

También en las cadenas mediáticas que a veces le hacen críticas puntuales pero siempre resaltan cuán “malos” son el kirchnerismo, el peronismo, “los piqueteros”, “Venezuela”, etcétera, y sobre todo (sin que este listado se termine aquí) en los apoyos gubernamentales o corporativos que le otorgan Estados Unidos (más allá de que el gobierno de Joe Biden le dispense cierto desdén por sus relaciones con Donald Trump), el Fondo Monetario Internacional (FMI), y numerosos gobiernos e instituciones que integran el sistema de poder mundial.

Al mismo tiempo su fortaleza radica en el porcentaje de votos que obtuvo en el balotaje de hace casi siete meses (fue el 19 de noviembre). No obstante, el valor de ese pronunciamiento electoral sería ínfimo si no estuviera potenciado de forma permanente por los poderes de facto del país y del exterior (como los mencionados en los párrafos previos).

Extremismo ideológico

Si los discursos de un funcionario público (en este caso Milei) sirven para exhibir sus intereses, el modelo de sociedad que fomenta o cuáles son sus proyectos de poder -y si, desde el lugar funcional opuesto, sirven para observar, analizar, interpretar-, la afirmación de que pretende “destruir al Estado desde adentro” exime de mayores consideraciones.

Pero tan valiosas para el mismo análisis son otras piezas retóricas suyas, que generalmente no suscitan ninguna atención de dirigentes o comentaristas políticos, y sin embargo son extraordinariamente reveladoras.

Una de ellas fue su apología del “capitalismo de libre empresa” y sus diatribas contra la “justicia social”, lanzadas en enero pasado desde la lujosa localidad suiza de Davos, donde anualmente se reúnen los representantes económicos y políticos más poderosos del planeta.

En esa ocasión, el mandatario de nuestro país manifestó: “Dicen que el capitalismo es malo porque es individualista, y que el colectivismo es bueno porque es altruista. Con la (plata) ajena. En consecuencia, bregan por la justicia social. Este concepto es una constante del discurso político desde hace más de 80 años”.

Continuó exponiendo que “el problema que la justicia social no es justa, sino que tampoco aporta al bienestar general. Muy por el contrario, es una idea intrínsecamente injusta porque el violenta”, dijo en una parte de su alocución. (Publicado en el sitio web de CNN-Radio de Argentina, nota del 17/01/24). 

Allí están las claves del extremismo ideológico de Milei. En el debate público -hoy también llamado “conversación” pública- se habla mucho de su personalidad pero casi nada de su perfil ideológico, que desde siempre ha sido muy explícito y que en el referido discurso en Davos tomó el carácter de plan de gobierno porque lo decía ya como presidente de la Nación (había asumido cinco semanas antes).

Mucho más que un personaje desquiciado

En nuestro país (y muy probablemente en la gran mayoría de las naciones, pero los propósitos de este artículo no alcanzan a ese asunto) existe un tabú respecto del sistema capitalista. No lo nombran prácticamente nadie, apenas algunos/as referentes de la izquierda. Es como si no existiera.

Quizás sea por una propensión a hablar solo de aquello “que le interesa a la gente”, es decir de las urgencias económicas, laborales, del dinero necesario o indispensable para vivir o simplemente subsistir, etcétera, que atraviesan cotidianamente las personas, sus familias y los demás grupos de pertenencia más cercanos.

Pero precisamente una función de las dirigencias políticas que aspiran a representar a las mayorías de la sociedad -al pueblo-, y asimismo los medios y las plataformas digitales que expresan similares posicionamientos, debiera ser mostrar, explicar, enseñar, esclarecer, educar cívicamente a la ciudadanía.

Argentina sufre hoy las consecuencias violentas del “capitalismo de libre empresa”, y a pesar de ello las críticas al presidente y a su gobierno se concentran en las características personales de él, y de algunos/as de sus funcionarios/as o legisladores/as más notorios y de mayor visibilidad (por ejemplo Manuel Adorni, Sandra Pettovello, Lilia Lemoine, Ramiro Marra, en los últimos días también la subsecretaria del ministerio de Capital Humano, Leila Gianni, etcétera).

Posiblemente una contribución a la resistencia contra el régimen sería tratar de comprender más los intereses que defiende el gobierno y su ideología extremista y violenta, y no tanto ocuparse de rasgos psicológicos de los/las protagonistas.

Es absurdo seguir poniendo el centro de las reflexiones en el desequilibrio mental y emocional de Milei. Ese es un dato de la realidad observable desde que se hizo conocido públicamente. No es una novedad, y por lo tanto las explicaciones sobre el carácter catastrófico de su gobierno debieran trascender a los análisis individuales.

(“Ultraderecha significa hoy ultra-capitalismo y pro-Estados Unidos”, se titulaba una columna de opinión similar a esta publicada por Va Con Firma hace un año, cuando aún no estaban confirmadas las candidaturas presidenciales. Nota del 04/06/2023). 

El proyecto que encabeza Milei, lo trasciende a él. Está destinado a llevar hasta los mayores niveles que les resulten posibles el capitalismo más cruel y violento, mediante la destrucción de los poderes públicos que a través del Estado actúan como contrapeso de los poderes empresariales y sus corporaciones aliadas.

Por si las dirigencias democráticas y populares no lo habían advertido, el presidente acaba de decirlo públicamente.

El proceso devastador que están soportando el pueblo argentino, las estructuras productivas del país y en general los recursos de la Nación -empezando por su propia soberanía como tal-, probablemente puedan comprenderse mejor si se observan los intereses que están en juego, más que interpretando los rasgos de un personaje que goza el momento cumbre de su delirio.

29/07/2016

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