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09/06/2024

Las experiencias anarco-capitalistas

Las experiencias anarco-capitalistas | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.
Los osos de bosques cercanos entraron al pueblo de Grafton (New Hampshire, EE.UU.) donde el gobierno local implantó un régimen “anarco-capitalista”.

Al anarco-capitalismo le interesan la “libertad de mercado” o “libertad de empresas” sin restricciones. Lleva implícita la libertad de explotar a otro ser humano, incluido al trabajo infantil; la de desforestar la selva y talar bosques nativos para sembrar soja; la de contaminar ríos y mares; y la que permite a los monopolios fijar precios exorbitantes.

Humberto Zambon

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“Anarco-capitalismo” es un oxímoron, que es la denominación que se da cuando se unen dos términos contradictorios: en este caso “anarco”, que define a los autodenominados “socialistas libertarios”, los viejos anarquistas profundamente anticapitalistas, con el término “capitalista”, formando una nueva designación, la de la corriente neoliberal que propone la abolición definitiva del estado.

El término aparece en Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XX, y su creador o “inventor” es el economista norteamericano Murray Rothbard, que en 1971 fue cofundador del Partido Libertario.Rothbard fundamenta su exposición en dos principios: 1) la propiedad de sí mismo, que se extiende a los bienes; y 2) el principio de no agresión a personas ni bienes. Procura maximizar la libertad individual.

Siguiendo sus principios (“todos los derechos son formas de propiedad”) llegó a legitimar, por ejemplo, el trabajo infantil y a justificar la venta de órganos humanos.

Tanto Rothbard como Javier Milei se autoproclaman seguidores de la escuela austríaca de economía, que forma parte del liberalismo económico; parte del individualismo metodológico y se presenta como la teoría del libre mercado, y en cuyos modelos no aparece (ni se necesita) al estado. Son sus principales exponentes Ludwic von Mises, que tuvo una famosa polémica en los años 1920 en la que sostuvo la imposibilidad del cálculo económico en el socialismo, y Friedich von Hayek (premio Nobel de economía de 1974) con su libro Camino de servidumbre.

Las libertades que le interesan (a Rothbard y a los anarco capitalistas en general) son la “libertad de mercado” o la “libertad de empresas” sin restricciones, que lleva implícita la libertad de explotación a otro ser humano, en particular del trabajo infantil, la libertad de desforestar la selva y talar bosque nativos para sembrar soja y la libertad de contaminar ríos y mares, que van a matar la vida en la tierra; es la libertad que permite a los monopolios fijar precios exorbitantes, para obtener así enormes ganancias sin tener en cuenta el bien común, incluido lo que se hace con el ecosistema y las instituciones democráticas.

Esas libertades, como decía Karl Polanyi, entran en colisión con las buenas libertades, que interesaban a los antiguos libertarios, que son la libertad de conciencia, la libertad de expresión, la libertad de reunión, la libertad de asociación, la libertad de elegir el trabajo, libertades que se extinguen finalmente por la primacía de las malas.

Pero ni Rothbard ni otros autores de ese grupo lograron mayor trascendencia y muchos estábamos convencidos (así lo escribí en otra columna) que Javier Milei, a pesar de algunas medidas zigzagueantes, era el primero en tratar de aplicar desde el gobierno esta política.

Zigzagueantes porque, a la “pureza” anarco-capitalistas de las propuestas en la campaña electoral y de los anuncios durante los primeros días de gobierno, en varios casos, por el peso de la realidad, fueron dejadas de lado. Por ejemplo, con la medicina prepaga, primero se liberaron las tarifas dejadas a la voracidad de ganancias privadas; al ver el resultado, se congelaron y se procuró que se devolviera lo cobrado en exceso, y, ahora, se vuelven a liberar, dejando a muchos hogares que no lo pueden pagar sin cobertura social. La conclusión es clara: la salud (lo mismo que la educación), no pueden quedar al arbitrio del mercado, sino que requiere de un estado que las garantice.

Otro ejemplo; con las tarifas de los servicios esenciales, fueron priorizando primero el equilibrio fiscal, con una quita de subsidios, que dio lugar a un ”tarifazo”; luego a la lucha contra la inflación, que llevó al congelamiento de tarifas, y ahora, con la llegada del invierno, cuando más se necesita la calefacción, se anuncia nuevamente la quita de subsidios, con su respectivo “tarifazo” en el precio de gas y la electricidad.

También podríamos hablar de la importación de artículos de consumo para regular los precios del mercado (¡Herejía para el anarco-capitalismo!). O del cepo cambiario, al que se aseguraba su inmediato levantamiento; posteriormente a los anuncios, verificaron que en nuestro país hoy esa medida es imposible, y ahí lo dejaron. Lo mismo con la dolarización, proyecto estandarte de la campaña y hoy (¡felizmente!) olvidado. De todas formas, y con independencia de la discusión anterior, podemos aceptar que se trata de una experiencia concreta del anarco-capitalismo.

Pero, según nos informa Alfredo Zaiat (“Página 12” del domingo 1° de junio) no es la primera, sino que existe un precedente: el de Grafton (New Hampshire) en Estados Unidos, casi sobre la frontera con Canadá. Allí, a partir del año 2004, se habría realizado la primera experiencia libertaria.

Allí, lo mismo que con Milei, que considera al estado “como una organización criminal violenta que se financia mediante la coacción llamada impuestos”, bajaron los impuestos e hicieron un ajuste del gasto inicial del 30%. Disminuyó el mantenimiento de las calles, se deterioró el alumbrado público, bajó el control policial, con aumento de los actos de delincuencia, se disminuyó la recolección de residuos domiciliarios, etc.

En particular, la falta de recolección de residuos hizo que los osos del bosque vecino encontraran una fuente alternativa de alimentación, fueran tomando coraje y finalizaran invadiendo Grafton.

El experimento anarco-capitalista colapsó.

En Argentina no son los osos, pero el final será el mismo.

29/07/2016

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