Qué bien le viene a la derecha del mundo, contar gratuitamente con un falso profeta.

Esa derecha sabe que en su pregón alucinado las mentiras del mismo no en toda ocasión serán constatadas y muchos ciudadanos honrados las atesoran como verdades, como se demostró con la teoría de la post verdad.

Lo que no está tenido en cuenta es el desprestigio de nuestro país por sostener a un mesiánico como presidente. La comunidad internacional no se olvida del mismo pero tampoco omite, con razón, asociarlo a la sociedad de donde proviene, con la excepción del presidente Pedro Sánchez que afirmó que el origen de las palabras ofensivas de Milei, no las reconocía provenientes “del gran pueblo argentino”.

Así como hubo países que tuvieron como líderes a autócratas cuyas sociedades debieron soportar el escarnio de la comunidad internacional, también lo deberá soportar la Argentina. Seremos a partir de Milei un país, en el que no se puede confiar que haya seguridad jurídica. Una Nación que será vituperada por su escaso espíritu solidario y sus menguados empeños por la paz.

Este presidente que sale al mundo y que como una contraprestación por sus exabruptos, pide créditos, seguramente será desairado. Pero no solo se necesitan recursos en dólares. También se requieren relaciones comerciales y culturales, relaciones con centros de investigación tecnológica y de innovación. A partir de la exposición internacional de los insultos sin miramientos de Milei contra presidentes y dirigentes de Brasil, México, Colombia, Chile, China y ahora España, ni entregando nuestros valores más preciados a esos países recuperaremos el trato y la simpatía a las que hasta ahora nos parecía ser merecedores. Salvo que el trato se establezca con buitres o saqueadores, como ya lo han señalado: que los dólares vengan de donde sea.

Además el insulto a España está también dirigido a aquellos españoles que emigraron a la Argentina y que hicieron en esta tierra su vida y sus hijos.

Igualmente a poco que se amplíe el conocimiento del personaje ni por aparente conveniencia recíproca habrá quien quiera comerciar con nosotros o convertirse en eventuales acreedores de nuestro país, salvo que los ensueños libertarios se establecieran unánimemente. ¿Es posible imaginarse algo tan delirante, despropósito tan notable?

Quedaremos expuestos como la oveja negra de un mundo que clama por la hermandad entre los pueblos y cuenta con un alborotador que sabotea los mejores intentos de los pueblos.