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A pesar de la notable excentricidad de Javier Milei y su personalísimo estilo de gobierno, es inevitable asociar el neoliberalismo reforzado que ejecuta el actual presidente con el equipo que ocupó el gobierno nacional entre fines del 2015 y diciembre del 2019. Macri, hoy socio principal del dirigente libertario, había anunciado que de regresar llevaría adelante esa misma política, con mayor rapidez y profundidad. En uno de los sectores en las que más claramente se advierte esta decisión de ir a fondo con el proyecto de la derecha es el que tiene que ver con los Derechos Humanos y la política para las Fuerzas Armadas. Areas en las que, además, el negacionismo explícito de la vicepresidenta Victoria Villarruel hace temer reformas aún más preocupantes.
La creación de la Dirección Nacional de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario del Ministerio de Defensa, en el año 2006, había sido un acontecimiento fundamental tanto para asegurar la continuidad de los juicios de lesa humanidad como para avanzar en la orientación de Derechos Humanos en el ámbito de las Fuerzas Armadas. Estas políticas se vieron severamente afectadas entre 2016 y 2020, cuando parte del personal de los equipos de análisis y relevamiento de archivos fue cesanteado, afectando tanto las investigaciones como la premura con la que podía responderse a los pedidos judiciales.
Este antecedente del macrismo fue rápidamente superado por el actual gobierno. El reciente despido de 10 de los 13 investigadores y la desaparición de los Equipos de Análisis y Relevamiento de Archivos, implica un retroceso cuya importancia no puede subestimarse. La presencia de los investigadores que ejercían su tarea al interior de las FFAA no era sólo una contribución importante que permitió -entre muchos otros logros- la clasificación y análisis de casi todo el material existente sobre la guerra del Atlántico Sur sino también avanzar en el mejor conocimiento del desempeño de las unidades militares en lo que la dictadura llamó la lucha contra la subversión. Si desde un punto de vista técnico-archivístico, la cesantía de personal muy capacitado implica una pérdida significativa, es aún más grave que esos despidos y la desaparición de los equipos de relevamiento debiliten el principio de conducción civil de las fuerzas armadas, consagrado por las leyes de Defensa Nacional y Seguridad Interior, como logros decisivos del acuerdo que permitió 40 años de Democracia. Tomando como pretexto la grave situación de seguridad que vive la ciudad de Rosario, los ministros Bullrich y Petri ya planifican la intervención militar en las tareas de seguridad, con total desprecio por las disposiciones que hoy prohíben la participación de las Fuerzas Armadas en dichas tareas.
Teniendo en cuenta que Mauricio Macri consideraba los Derechos Humanos como un curro, es fácil entender que en los 4 años del gobierno macrista se haya desjerarquizado de muchas maneras la tarea de Derechos Humanos a nivel ministerial. En consecuencia las gestiones de Agustín Rossi y Jorge Taiana estuvieron orientadas en el último período presidencial a fortalecer las políticas de Memoria, Verdad y Justicia en el seno de las instituciones militares. En consecuencia, se dispuso la creación de los Espacios de Memoria de Campo de Mayo y en terrenos del Regimiento de Infantería de Montaña en la ciudad de Corrientes y se avanzó en las gestiones para la creación de otros espacios similares, mientras muchos nuevos lugares que funcionaron antes de 1983 como centros clandestinos de detención fueron señalizados con las tres columnas que simbolizan Memoria, Verdad y Justicia.
La Dirección Nacional que hoy ha sido disuelta impulsó un curso sobre Evolución de los Derechos Humanos abierto a docentes y oficiales de las Escuelas Militares de Formación y organizó actividades sobre Derechos Humanos con personal militar, entre las que debemos destacar el acto de homenaje al coronel Bernardo Alberto, asesinado la noche previa al golpe del 24 de marzo, en el salón de actos del Ministerio de Defensa con presencia de la plana mayor de las tres fuerzas y la exhibición en el Colegio Militar ante todo el personal de cadetes de la película Argentina 1985, sobre el juicio a las Juntas Militares. Asimismo, como fruto del trabajo de los archiveros hoy despedidos, se clasificó y publicó la compilaciónActas de la Junta Militar en función de gobierno 1971-1973, material valiosísimo que no estaba a disposición de los investigadores y que aporta mucho para entender ese período caracterizado por acontecimientos tan decisivos como el retorno de Perón y la Masacre de Trelew. Las recientes manifestaciones del presidente y el ministro de Defensa responsabilizando a los gobiernos peronistas por una supuesta denigración de las Fuerzas Armadas, no permite ser optimista respecto a la continuidad de esas políticas.
Las FFAA han enfrentado en las últimas décadas dos fuertes conmociones. La primera fue generada por la introducción de la mujer en los cuadros de oficiales, suboficiales y soldados. No ha habido reacciones ni rechazos, en general, ante la llegada del personal femenino, porque la creciente incorporación de la mujer en la vida militar refleja lo que ha venido ocurriendo en la sociedad argentina en todos los órdenes. Por otro lado, esa incorporación se ha producido en la gran mayoría de los países desarrollados que los uniformados argentinos toman como modelo. Sin embargo, no debieran subestimarse las conflictos que desde un principio se vienen produciendo. Las denuncias por violencia de género recibidas por la Dirección de Género de la Dirección Nacional de Derechos Humanos son pruebas de las dificultades frecuentes en la convivencia, en un ámbito en el no debiera darse por superado el machismo que perdura aún en la sociedad argentina. En ese marco, adquieren mayor importancia negativa, resoluciones como la prohibición del lenguaje inclusivo que pretende resolver una discusión que no puede saldarse por un principio de autoridad y que parece destinada a marcar un militante sesgo antifeminista en la nueva conducción del ministerio.
La segunda conmoción que ha atravesado las FFAA en las décadas recientes tiene que con las consecuencias que produjeron en los cuadros las violaciones masivas a los Derechos Humanos y el posterior enjuiciamiento de los responsables. Es evidente que aunque el personal militar hoy en actividad no tuvo actuación antes de 1983, sería muy ingenuo considerar que esos acontecimientos no siguen pesando dentro de la institución. Todo lo que se ha hecho en los últimos años difundiendo la perspectiva de género y los derechos humanos en las fuerzas o la discusión acerca de la necesidad de modificar las rutinas militares que como los llamados bautismos han terminado más de una vez en hechos de violencia con víctimas fatales, preparaba discusiones y reformas que sería vano esperar de la actual conducción. Esta parece tener otros objetivos e intereses. La política internacional, tan estrechamente ligada a la Defensa, define la prioridad de la relación con los Estados Unidos e Israel, en términos tan definitivos que puede llevar a situaciones peligrosas e injustas como el creciente compromiso que se asume con las políticas de exterminio del pueblo palestino.
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