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Columnistas
21/04/2024

La marcha en defensa de la universidad

La marcha en defensa de la universidad | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

La embestida contra las universidades es parte de una política global contra la educación, investigación científica y política cultural adoptada por este gobierno.

Humberto Zambon

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“La sociedad argentina tiene una alta valoración de sus universidades públicas a lo largo y a lo ancho del país, no solo por su tarea de formación de hombres, mujeres, diversidades y personas con discapacidad con alta capacidad profesional, sino también por su tarea en la construcción del conocimiento, por la transferencia al mundo de la producción y del trabajo, a la sociedad en general, por las tareas de extensión y la solidaridad con los sectores más postergados", dice la declaración del Consejo Interuniversitario Nacional, por unanimidad de sus 73 instituciones, al convocar a una gran marcha nacional el próximo martes 23 de abril en defensa del sistema público de educación superior y contra el ajuste de fondos que aplica el Gobierno, organizada en conjunto por los sindicatos de docentes y de no docentes y por los alumnos nucleados en la Federación Universitaria (FUA).

La embestida contra las universidades es parte de una política global contra la educación, investigación científica y política cultural adoptada por este gobierno, que, en su lucha contra el estado y el gasto público, pareciera enfocado en destruir todo lo que funciona.

Pero en este punto se encontrará con un escollo que le va a costar vencer. Es que la universitaria (incluyendo a la mayoría de sus graduados) conforma una comunidad que tiene una larga historia de luchas y resistencia y que cuenta con el apoyo generalizado de la población.

Esa historia, se remonta a 1623, con la fundación de la de Córdoba, de la 1° en el actual territorio nacional y la 6º de las universidades creadas en América por la colonización española, que fue nacionalizada en 1856, y –mucho después- a la de Buenos Aires, nacida en 1821 y nacionalizada en 1881.

Por su parte, los centros de estudiantes como expresión de la organización y lucha del claustro existen desde principios del siglo XX. La primera lucha estudiantil importante ocurrió en la UBA a partir de 1904 (¡Hace 120 años!) y dio lugar a la transparencia en la cobertura de los cargos docentes, además de ser un antecedente de importancia para la reforma de 1918 y de dar lugar a la primera federación estudiantil, la FUBA, que fue fundada el 11 de septiembre de 1908.

Un hecho clave en la historia del movimiento estudiantil argentino es la reforma universitaria de 1918, que tuvo su centro en la Universidad de Córdoba, cuya enseñanza seguía subordinada a la teología y a la filosofía tomista; con ese espíritu ingresó al siglo XX y continuaba siendo una expresión clerical, ajena a los avances de la ciencia y del conocimiento social y político de la época. Los cuerpos docentes y directivos no se renovaban porque eran constituidos por miembros que ejercían el cargo en forma vitalicia.

La lucha estudiantil, con apoyo de personalidades de la política nacional y la simpatía del gobierno de Yrigoyen consiguieron, como principales logros, el ingreso libre y gratuito, la apertura a todas las teorías científicas, la posibilidad de cátedra libre, la periodicidad en las cátedras, con concursos de oposición, la participación en el gobierno de estudiantes y egresados, elección democrática por los claustros de las autoridades universitarias, etc.

 En un Congreso de julio del 2018 se acordó fijar el 15 de junio de cada año para celebrarla y se aprobó un proyecto de declaración presentado por su líder, Deodoro Roca,

Hombres de una República libre, acabamos de romper la última cadena que, en pleno siglo XX, nos ataba a la antigua dominación monárquica y monástica…..Desde hoy contamos para el país una vergüenza menos y una libertad más. Los dolores que quedan son las libertades que faltan.

La reforma y su llamado prendió de inmediato en las universidades argentinas y rápidamente se extendió por América Latina. En 1919 lo tomaron los estudiantes de la Universidad de San Marcos en Perú, liderados por Haya de la Torre, que inclusive la adoptó como doctrina fundante de su partido político, el APRA; también se destacó como pensador de la reforma un importante intelectual peruano, José Carlos Mariátegui

En 1920 fue adoptada por los estudiantes del Uruguay y de Chile; en 1922 apareció en Medellín, en 1923 en La Habana y en 1924 en Bogotá. En 1921 se reunió en México el Primer Congreso Internacional de Estudiantes, que propugnó: 1- la participación de los estudiantes en el gobierno de las universidades y 2- la implementación de la docencia libre y la asistencia libre.

En el año 1930 fue tomada como ejemplo por la Federación Universitaria de España y adoptados sus principios. Es, además, un claro antecedente que influyó directamente en las luchas estudiantiles europeas de los años ‘60.

Cabe señalar que una avenida de La Habana se llama Deodoro Roca, en reconocimiento al autor del Manifiesto, homenaje que se le debe en Argentina.

En 1956, con la designación de José Luis Romero como rector de la UBA, se inició una etapa excepcional para la universidad argentina, que duró hasta el golpe militar de Onganía, en 1966. La Universidad anterior estaba abocada específicamente que a la formación profesional –universidad heredada de la experiencia napoleónica y que el movimiento estudiantil calificaba despectivamente de “enseñadero”- mientras que entonces asumió una nueva corriente intelectual que pretendía otro modelo universitario, de excelencia, asociado a la investigación científica y tecnológica y a la innovación, que tendiera a superar la distinción entre lo teórico y lo práctico, que estaba abierta a las diversas expresiones del pensamiento científico y social y era partícipe activo de la realidad social del país. La universidad argentina alcanzó gran prestigio y en ella estudiaron muchos jóvenes provenientes de distintos países de América Latina.

En 1955 salió el decreto-Ley 6403/55 que, en su artículo 28, autorizaba el funcionamiento de universidades privadas. Comenzó así un debate sobre la educación universitaria que dividió a la comunidad universitaria en reformistas (educación laica, gratuita y pública) y humanistas que defendían la enseñanza privada (que denominaron “libre”, lo que fue un acierto estratégico, por la repercusión favorable en la opinión pública que tiene el término libertad) Para el reformismo significó volver a repetir, principalmente en Buenos Aires pero con eco en todo el país, las manifestaciones, actos, declaraciones y debates con similar contenido generacional, anticlerical y progresista que se habían dado en el ’18.

En septiembre de 1958 el Congreso trató el tema universitario, lo que aumentó la presión de ambos sectores, dando lugar a manifestaciones masivas como forma de manifestar el apoyo mayoritario de la opinión pública. El día 19 se aprobó la Ley 14.557, conocida como ley Domingorena, que cumplió con el compromiso de derogar el Art. 28 pero, en su lugar, estableció que “La iniciativa privada podrá crear universidades con capacidad para expedir títulos y/o diplomas académicos”. Significó una derrota al movimiento reformista y su pase a la oposición al reciente gobierno, aunque prosiguió la experiencia universitaria en las casas nacionales.

Uno de los argumentos de los reformistas fue la posibilidad de que aparecieran hombres y mujeres que hubiera hecho los tres ciclos educativos en escuelas y universidades confesionales y egresaran no como intelectuales abiertos sino con una visión totalmente cerrada y unilateral de la realidad. Sobre este tema, el presidente Milei hizo primario y secundario en escuelas religiosas y los estudios superiores en universidad privada; nunca pisó una escuela pública. Está convencido que el libre debate de ideas y teorías implica “adoctrinamiento” o “lavado de cerebro”.  

En realidad, las autoridades nacionales deberían estar orgullosos de las Universidades que tienen. La UBA, por ejemplo, en el nuevo ranking de Universidades QS se la destacó entre las mejores 100 universidades del mundo.

La del Comahue fue creada como Universidad del Neuquén durante el gobierno de Felipe Sapag en 1964 y nacionalizada en 1972. En estos pocos años y según el ranking del Center World University Ranking, hoy está considerada por el nivel de enseñanza y de sus investigaciones como la novena del país, (hay 112 universidades públicas y privadas y 20 institutos universitarios) y dentro de un relevamiento de 19.788 universidades en el mundo, está incluida entre las 2.000 mejores (191 en América Latina). ¿Cómo no vamos a salir a defenderla?

Su presencia e influencia positiva en la región no genera dudas; inclusive los últimos dos gobernadores, Omar Gutiérrez y Rolando Figueroa, son graduados en ella,lo mismo que ministros y altos funcionarios que actúan en el plano provincial, nacional y municipal. Muchos otros se han distinguido en la actividad privada y en la enseñanza.

El Gobierno nacional pretende ahogar económicamente a las universidades nacionales para arancelar la enseñanza superior y lograr la autofinanciación de la misma.

¿Podrá? La comunidad universitaria demostró su capacidad de resistencia ante la persecución durante el gobierno de Onganía y los intentos de volverla “enseñadero” durante la época de Videla, renaciendo con más fuerza en cada uno de los casos. Esperemos que ahora ocurra algo similar.

Cuenta para ello con el apoyo de la opinión pública, que se va a movilizar el próximo 23 en la Gran Marcha en su defensa.

29/07/2016

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