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Javier Milei es parte de un Plan. Él está empecinado en destrozar el Estado; esa “organización criminal diseñada para que en cada trámite haya una coima”, según su propia definición del Estado. Hoy es el Jefe de esa organización criminal. Hasta ahora le va bien. Convengamos que es más fácil destruir que construir, así que sus méritos al respecto son inmensamente inferiores a cualquier otra persona que haya administrado y gobernado el Estado.
Primer paso del plan
Con orgullo y ojos desorbitados anuncia que echará a 70 mil empleados estatales. Luego de degradar los Ministerios de Trabajo y de Educación, (no es casual), y hacer desaparecer otros ministerios, recientemente ha cerrado en forma definitiva el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), el Instituto de Agricultura Familiar, Campesina e Indígena y el Consejo Nacional de Agricultura Familiar. Cerró también varias oficinas de Anses a lo largo y ancho del país. Puso fin a 59 Centros de Referencia (CDR), allí funcionaba el dispositivo local con Desarrollo Social y Agencia de Discapacidad. Valló la agencia oficial de noticias Télam, la Televisión Pública. La Radio Nacional y todas sus repetidoras correrán la misma suerte. A la ciencia la mandará a lavar los platos como en la década de los 90´, cerrando el Conicet, vaciando ARSAT y dando de baja a proyectos de la Comisión Nacional de Energía Atómica. A los ramales de trenes rentables los rematará como a Aerolíneas Argentinas. Y al Banco Central, junto al Banco Nación, los prenderá fuego (con los empleados adentro, si fuese por él).
La locura al servicio del plan
No estamos ante el gobierno de un demente que quiere destruir todo. Sólo quiere aniquilar lo que le han indicado. Lo que dé dinero, se venderá a bajo precio, a esos empresarios afines que hoy dirigen los ministerios.
No hay un desgobierno. Se está gobernando con un objetivo claro: dejar un Estado reducido a una oficina de negocios, y todo el resto quedará en manos privadas. Es decir, desde la seguridad hasta el deporte, pasando por la educación, salud, ciencia y tecnología, comunicaciones, transporte y todo lo que sea rentable, lo manejarán multinacionales. Lo que no sea rentable ….¡afuera!
Es cierto, que la forma de actuar del presidente hace sospechar que algún tornillo le falta. Ese tornillo faltante –real o aparente- lo hace muy útil para esta etapa del Plan: arrasamiento de los organismos estatales, pulverización de los salarios y dejar miles de empleados públicos en la calle. No importa si cierran acerías, industrias automotrices, autopartes, ni ninguna otra industria que no les interese a EE.UU., a los Fondos de Inversión y a los cipayos de adentro, asociados a multinacionales. La minería y la energía, sí les interesa.
Reemplazos previstos en el plan
Para ésta etapa viene bien tener un desequilibrado en la presidencia ante una oposición desarticulada, que no reacciona, demasiado respetuosa de la institucionalidad y nada osada. Cuando Milei se encuentre “atrapado sin salida” (como Jack Nicholson), los propios lo declararán insano y recurrirán a la figura que preside el Senado, la ultraconservadora Victoria Villacruel. Pero si estalla la sociedad, poniendo los muertos el Pueblo (como siempre), tienen otros en reserva: Miguel Ángel Pichetto.Un viejo articulador del oficialismo (gobierne quien gobierne), que cae bien a los ultragorilas, pero también a los peronistas refinados. Por suerte para ellos, y para desgracia nuestra, sobran cipayos en las instituciones democráticas, dispuestos a ponerse al servicio de Poder económico, o sea el real.
¿La oposición, parte del plan?
Está claro que van hacia un Nuevo Orden (ni tan nuevo). Lo anunció el Presidente para el 25 de mayo. Estarán a la firma en “La Docta” (donde nació Conan) los “10 puntos para transformar la Argentina”. Los gobernadores, más preocupados por proteger su supervivencia política que en cuidar los intereses de la Patria, le mandan misivas al Presidente para sacarle alguna ventajita. Lo que es bueno para el país, siempre es bueno para las Provincias, pero lo bueno para la provincia, no siempre es bueno para el país. Conociendo las debilidades de los gobernadores, Milei puede negociar la aprobación de la Ley Ómnibus y la firmas de cada uno de ellos para el 25 de mayo por el “Nuevo Orden”.
Un Nuevo Orden no implicaría sólo que Argentina renuncie definitivamente al desarrollo industrial con inclusión, ni anular al Estado productivo ni desalentar expectativas de "vivir mejor”. Necesitan un ejemplo para América, como lo fue Chile como experimento neoliberal a partir de 1974 de la mano del dictador Pinochet y del economista Milton Friedman. El Nuevo Orden necesita quebrar definitivamente el concepto de Patria Grande, la unidad de los pueblos de América del Sur y el Caribe, y para eso Milei es mandado a hacer, peleándose con cada uno de los presidentes de los países del cono sur.
Con los dirigentes a la cabeza, o...
El Nuevo Orden no se impondrá si los dirigentes dejan de una vez de especular con el estallido social (¿Para qué están los dirigentes si no es para dirigir?). Oponerse enérgica y patrióticamente a este gobierno neocolonial es ya impostergable. Sucederá el Nuevo Orden si las y los dirigentes del campo nacional y popular no dejan de elucubrar salidas institucionales por derecha y si no comienzan a hablar claramente que por este camino vamos en vías de ser nuevamente una colonia. De mantener la dirigencia política y sindical actitudes complacientes, se estará más lejos de construir una oposición, con un programa político que se visualice como alternativa para una nueva mayoría. Será entonces que, la visita al país del Director de la Central de Inteligencia (CIA) de EE.UU., William Joseph Burns y de la Generala Laura Richardson, Jefa del Comando Sur de EE.UU., y las inusuales visitas para el mundo diplomático a más de diez provincias del embajador norteamericano Marc Stanley, reafirmarán el control del Ejército de EE.UU. en el Río Paraná, haciéndolo extensivo a todo el territorio nacional. Quedará claro que no solo estamos alineados al país del norte, como dice nuestro presidente, sino que estaremos reduciéndonos a un plan para que en el corto plazo dejemos de ser protectorado y pasemos a ser directamente colonia.
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