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Columnistas
06/02/2024

Muestrario de poesía patagónica

Muestrario de poesía patagónica | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Una selección, arbitraria como todas y como pocas, reúne a quince poetas de las provincias patagónicas. Se trata de una obra en marcha que atraviesa generaciones, ideologías y posturas estéticas. No están todos los que son, ni son todos los que están, como suele ocurrir. Por eso es una muestra, no una antología.

Gerardo Burton

[email protected]

No suele ser frecuente la presencia de poetas de la Patagonia en plena producción en revistas o antologías. Por lo general, los críticos apelan, como el sentido común orienta, a lo conocido, a lo bueno conocido y a lo malo también. Salvo por la presencia en algunos premios nacionales recientes o en sillones de la academia vacantes, todavía calientes por fallecimiento de sus ocupantes, hay un desconocimiento limítrofe con la ignorancia respecto de quiénes, cómo, cuando y por qué se escribe al sur del río Colorado.

Hay excepciones que no confirman la regla, pero que son siempre honrosas: es posible verificar la circulación de libros y obras entre las provincias de la Patagonia y ciudades o provincias del norte (por ejemplo Rosario, Tucumán, Córdoba, Bahía Blanca, Mendoza, San Juan; también Buenos Aires y La Plata) y el intercambio siempre enriquecedor entre latitudes diversas.

¿Cuál es la visión que se tiene de esa producción en esos centros dispersos? ¿Qué se escribe aquí diferente de otras regiones, cuál es su “voz”, si es que existe? ¿Hay conexión con poetas de Chile, se producen influjos recíprocos, quién predomina, quién se oye más? ¿Hay bilingüismo? ¿Qué pasa con los poetas de los pueblos mapuche y tehuelche?

Muchas de esas preguntas quedarán pendientes en este muestrario. Sin embargo, otras se responderán y generarán, seguramente, algún conflicto, alguna duda y, ojalá, algún rechazo y revulsión. No se trata de que la poesía haga descansar las mentes bien pensantes. Tampoco que conforme a todo público sediento de palabras, palabras, palabras. La distorsión, el error, la desviación son una marca en la poesía que se escribe por aquí. Hay coloquialismo, pero no es igual que en otras partes. Hay protesta social, pero tiene su característica; las influencias no son paternidades ni maternidades poéticas: se produce una muerte de los progenitores y una fagocitación de sus búsquedas y hallazgos. Es una poesía que golpea, que se equivoca y lo sabe, pero que alza su voz sin pedir permiso, sin disculparse.

En paralelo, desde hace unos años -pocas décadas- el proceso de escritura de poetas -jóvenes y no tanto- comenzó a ser acompañado por el surgimiento de editoriales en al menos dos categorías: independientes -Espacio Hudson, Con Doble Zeta, De la Grieta, Vela al Viento, Remitente Patagonia, Tanta Ceniza- y artesanales independientes -Kuruf, Paquidermo, Debo Palabras, Lo hago como puedo, la cebolla de vidrio, orcalumis, del Guenpin-, entre otros sellos.

Para este muestrario -no es otra cosa- se seleccionaron textos de poetas residentes en Neuquén, Río Negro y Chubut, la mayoría en un rango de edad que oscila entre los 40 y 50 años de edad. Viven en ciudades de diversa escala, y aquí está la primera característica común: sus paisajes son fundamentalmente urbanos, con una mirada y un panorama que no coincide con los de las grandes capitales o las ciudades más pobladas del país, pero con problemas que atraviesan sus comunidades con una crudeza común a todas. La visión que tienen de la ciudad patagónica refleja las crisis sociales y económicas, las desigualdades, el desempleo, la marginación, la discriminación y la concentración de la riqueza en élites cada vez más voraces, la exigencia de una regulación estatal de la marcha de la economía y de la provisión de servicios, la defensa de los derechos humanos, sociales y con una conciencia generalizada por la defensa del ambiente. Esos son los lugares comunes, con un rasgo determinante y característico: el feminismo como práctica que se expresa luego en ideas, teorías y, sobre todo, en poesía.

Otro rasgo de identidad es el componente migratorio de varios poetas. En efecto, muchos de ellos provienen de otras ciudades o provincias del país, en una corriente que tuvo -y tiene- varios factores: búsqueda de estabilidad laboral; mejor perspectiva para la vida familiar; búsqueda de una vida armónica con la naturaleza; exilios -internos y externos- por política o por situación económica o ambas.

Sus estéticas difieren: algunos poetas optan por el coloquialismo o leen la vida doméstica; hay feministas, hay políticos y sociales, hay quienes reflexionan sobre la literatura y la poesía (hacia adentro del poema, hacia la literatura por sí misma) y que incorporan ciencias duras en sus textos. Otros (otras) se suman a la protesta y defensa del ambiente, la pelea contra el capitalismo concentrado y al combate por mejoras sociales.

Los influjos también tienen algo en común: García Lorca y los españoles, Bignozzi, Gelman, Pizarnik, Vallejo, Bukowski conforman una suerte de Parnaso o canon no establecido ni expreso. O quizá estemos cerca de un anticanon. No olvidemos la presencia orientadora de los locales-regionales: Irma Cuña, Macky Corbalán, Mochi Leite, Bustriazo Ortiz -es de La Pampa, pero esa provincia también es patagónica-. Y también los que están en plena producción y generan círculos concéntricos: Raúl Mansilla, Jorge Spíndola, Graciela Cros, Raúl Artola, Liliana Ancalao entre otros y otras. Cada poeta busca su maestro o su maestra y establece su propia disciplina en la creación poética. Los cruces más allá de la cordillera, los vínculos con las lenguas originarias que se hablan en la región, la intersección con poéticas de otros países configuran una atmósfera donde -parece- todo es posible en poesía.

En esta selección hay textos de Cecilia Pérez, Romina Olivero, Daniela Catena, Claudia Sastre, Verónica Padín, Eugenia Cavallín, Gabriela Nemiña, Graciela Rendón, Miguel Sabatini, Laureano Huayquilaf, Washington Berón, Bruno Di Benedetto, Pablo Cazayous, Tomás Watkins, Cristian Aliaga. Se ordenan alfabéticamente y solamente se indican su fecha y lugar de nacimiento y residencia actual.

 

CRISTIAN ALIAGA (Tres Cuervos, Bs. As., 1962. Reside en Lago Puelo, Chubut)

La colección de lo roto

 

Lo perdido, lo roto, lo arrojado

coleccionamos.

Revisamos en la basura de todos

el diamante perdido,

el amuleto descartado por el capital.

Rastreamos la vergüenza de uno,

el secreto perdido, la foto descartada sin quemar

del último amor de aquellos.

Coleccionamos su dolor al tiempo

que nos alimentamos de su basura.

Aprendemos de su humanidad:

por nuestras manos pasan

los restos de sus arrugas

que no son cicatrices.

 

La secta del gatillo

 

El monte de

los suicidas

que guía mi destino

tiene una ermita

de santos de plástico.

Gatos chinos que no mueven la mano,

Budas gordos y flacos,

un Maruchito tallado en caldén

el hijo de la Difunta Correa en plastilina

y el Gauchito Gil de fierro

se ríe sin parar

de sus perseguidores.

Cristo no se asoma

del Nuevo Testamento.

Un graffiti recibe a los indecisos:

“Señor, Señor, por qué

me abandonaste

a las puertas de la salvación

con la Secta del Gatillo”.

 

(De La Secta del Gatillo)

 

**

 

WASHINGTON BERÓN (San Rafael, Mendoza, 1968. Vive en Puerto Madryn, Chubut)

 

Unicolor

 

El corazón

nada tiene que ver con el color de piel

sin embargo

existen corazones discriminados

 

(Del libro Ataque de corazón)

 

Fórmula

 

Mi fórmula de estar en vos cuando te has ido

Consiste en emplumar palabras

Y fabricarle alas al silencio.

 

(Del libro Ausencias y aproximaciones)

 

**

 

DANIELA CATENA (Buenos Aires, 1979. Reside en Puerto Madryn, Chubut)

 

no soy práctica con
las cosas humanas
me pierdo en ideas
simples rebusco en
pensamientos fríos
me atoro de pasado
para entender pero
no siempre es frágil
aquello que se rompe


 


 

entre sombreros
a donde crecen
palabras solas
bajo caracoles
que indican algo
de esa ex suerte
hondos espejos
señalan el aire
que debés tomar

 

no sé lo que pienso
tampoco si eso importa
ahora que mañana es ya
y que vos mirás a través de
otra ventana en otra ciudad

(Inéditos)


 

**

EUGENIA CAVALLÍN (Bahía Blanca, Bs. As., 1980. Reside en Cipolletti, Neuquén)


 

Una pequeña muerte

Lo que no nace se vuelve

ovillo seco. Cuando no llueve

se hace chiquito el tiempo de espera

el agua no cae. Hay que aprender a esperar.

 

¿Cómo describir las postura que adopta

el cuerpo cuando espera la lluvia?

¿Cómo nombrar lo que se ovilla seco?

¿Cómo decir esa muerte chiquita que

ensaya para mí una suerte de templanza?

 

El cuerpo cuando espera se hace ovillo

afina el oído queriendo escuchar

algún rastro de agua

por fin.

 

**

PABLO CAZAYOUS (Choele Choel, Río Negro, 1978. Vive en Neuquén)

 

Caigo

 

Caigo hoy sin heridas

náufrago en tierra.

Perdí una brújula

en el vértigo sin abismos.

Sopla el pasado

como huracán

revuelve escombros

tratando de tapar claridad.

Sustancia del ser

es el cinismo,

presente

incertidumbre del ahora.

La rosa crece

para marchitar

si es secada

se conserva para recordar.

Muero a cada instante,

porque sé que vivir

la no-utopía

es mi yo más real.

 

Se dibuja mi razón,

como la tinta

en los papeles mojados,

que adquieren nuevas formas.

La mancha de la indiferencia

es una célula

que se moldea

en el secar del papel.

Los colores se oxidaron

como clavos sin plomo…

 

(Inéditos)

 

**

BRUNO DI BENEDETTO (Avellaneda, Bs. As., 1955. Vive en Puerto Madryn, Chubut)

 

Escribir el mar

¿se podrá escribir el mar? No su extensión planetaria
ni su profundidad medida en fluorescencias
sino el mar mismo, ¿su agüita salada, la ondulación
del lomo, a veces bayo, a veces azulejo, su nervio
a contraluz, la transparencia después del naufragio,
la paz en la que se hunden los ahogados, el caballo
que corcovea bajo cien mil barcos, el resoplido azul
de donde nacen las ballenas, la carne sin fondo
en donde el tiburón hinca los dientes y desgarra,
el óxido que se come los fierros de la humanidad,
la suma de todos los ríos, la casa adonde la lluvia
llega desde el cielo, en donde la nieve se vuelve agua?
Una vez vi un pingüino cazando cornalitos: una flecha
ese animal, tan torpe en la tierra, tan certero en el mar.
El mar moldea los cuerpos de sus criaturas: una madre
amorosa y caníbal: come lo que nace de su vientre.
Esto no es tormenta, es el mar haciendo el amor
con el mar, esto no es horizonte, es el mar trazando
el límite, esto no es una ola: soy yo, soy yo, el mal hijo

agua viva
agua viva
te matamos porque tememos morir

pido perdón

 

Escribir la estepa

¿se podrá escribir la estepa? No su frialdad, sino eso
que te escupe el guanaco directo a los ojos, la ceguera
que viene de tanta luz, la lagartija, la culebra, el escorpión,
la estepa cría animales buenos, el puma, la codorniz, el ñandú:
el único animal que mata en la estepa es la misma estepa
en su bondad infinita te traga y te hace la salamanca:
de ahí salís diablo y tocando la guitarra como yimi jéndrix,
salís hablando en lenguas, endemoniado en el paraíso del desierto.
Quien no se haya perdido en el desierto no sabe qué es la sed.
¿Has visto la estepa en primavera?
¿Has caído de rodillas frente a esas flores chiquitas?
¿Has olido el tomillo salvaje?
¿Has tenido miedo del puma, el humilde, tímido y poderoso
primo del tigre y del león, has visto los huesos en su cueva?
¿Has encontrado cerca de un revolcadero de guanacos la flecha
y si no la flecha, el raspador, el cuchillo de piedra volcánica,
o lo que sobró de las piedras que talló esa gente antes que vos,
mucho antes que vos, que te bajaste de un barco cagado de miedo?
La estepa es todo estrato horizontal, escalera de luz, meseta de aluvión,
recuerdos de un mar que ya no existe pero volverá, la sequía,
un diente de tiburón gigante que muerde la memoria, esa otra luz.

 

(Inéditos)

 

**

LAUREANO HUAYQUILAF (Trelew, Chubut, 1969. Allí vive)

 

Lloran los ojos

Unas lágrimas perdidas

Sangrientas de gas lacrimógeno

Corren al ritmo del corazón

Agitado en el llanto enloquecido

La sed

Anda en la lengua del mundo

Y acá en la calle

Se une la barriada

Pelea con dignidad

La pueblada tiene forma

Y nombre de río

Chubut

Nos miramos en esas lágrimas

De amor apretado

Andamos

Producto del mismo barro

Secado al sol

Y hace cuerpo el chubutazo

 

Los umbrales moldeados

Y la noche contra la ventana

Los cuerpos tejidos a mano

Las inquietudes

Se impregnan palabras

En las orillas de los días

Los desabrigos de la piel

Las flores de una sombra

El viento cruje una voz

Como retazos de la madrugada

La vieja costumbre

De la lluvia

Y los recursos de la lengua

Mojada

 

(Del libro Mundolor, inédito)

 

**

GABRIELA NEMIÑA (Avellaneda, Bs.As., 1960. Vive en Neuquén desde 1986)

 

Tango

 

A Mariano Villegas

 

Ahí está

mi viejo

rodeado de fantasmas.

No son

mujeres sensuales y carnosas

no son

animales exóticos.

No es el alcohol

lo que alucina.

 

Es ese niño

triste y gris

que lleva dentro.

Es ese padre

obsceno y cruel

que lo persigue.

 

Es la verdad

suprema

que sostiene

como una bandera

de muerte y soledad.

 

Es la infancia robada

su terquedad en creerlo

en no desprenderse

nunca

del dolor.

 

Es su empecinamiento

en no ser feliz

aunque lo quiera.

 

Mi viejo es un tango

una canción desesperada

un desencuentro

una angustia una nostalgia

uno que ya no busca lleno de esperanza

un tiro del final

que no salió.

 

**

 

ROMINA OLIVERO (Bahía Blanca, Bs.As., 1979. Vive en Neuquén)

 

están llegando los aires de junio mi amor

vienen en grupos a vibrar los vidrios de la cocina

el cortapastas colgado del caño lo supo primero

las alacenas temblaron mi amor

 

trae frío este junio

trae agua escarcha

lo supo la persiana en saludo vaivén

 

¿qué aferra nuestros cuerpos a este curso de aguas grises?

 

están llegando los aires de junio mi amor

y se huelen diurnos

el sabor áspero delata que no son buenos

apagaron la vela rosada en pleno ritual

asusta tanta afrenta

nos vuela el pelo y las lenguas mi amor

separa definitivamente nuestros olfatos

 

¿qué aferra nuestros cuerpos a este curso de aguas grises?

 

lo único firme que tenemos es esa planta que enterré llorando sola

que no deja de crecer exuberante de rabia

 

¿la abrazamos de vuelta mi amor?

porque están llegando los aires de junio

 

(de dorado en sus puntas, la cebolla de vidrio ediciones, Neuquén, 2019)

 

**

 

VERÓNICA PADÍN (Neuquén, 1977. Reside en Neuquén)

 

poemas de este invierno (fragmento)

 

I

 

el sueño es una cura lenta aplazada por los años

y

una circunstancia repleta el invierno

 

nos resistimos por tantos años a marcas que igual siguen en la pared en la que te medías la altura, en la mancha de nacimiento del hueco de mi omóplato, en la quemadura de la mesa de los humos antiguos

 

no tengo nada

ni lo recibido ni lo ofrendado es nada.

 

II

 

para que lleves en el cuello cuando los animales lleguen los sueños te han tratado mal

 

vamos

estamos torpes cada vez en los finales el apremio

vamos

en el día rastros el agua que cae nunca tendrás

 

y

la sospecha

no es una de esas confesiones que se murmuran en las noches de frío que íbamos a perder el entusiasmo antes de tiempo.

 

(Inédito)

 

**

 

CECILIA PÉREZ (Catriel, Río Negro, 1978. Vive en Centenario, Neuquén)

 

Con alerta meteorológica se hace dulce de membrillo.

No se puede salir a buscar el fulgor, el rayo exclusivo

la luz fulminante.

Pero el membrillo tiene un deseo atenuado, es decir

una promesa

y el rescoldo picante de la espera.

Como fruta de otoño, aguarda.

El rojo es su cualidad intrínseca.

Anhelamos las nubes fuera de las órbitas.

Cae la pregunta con el rayo:

¿se ama siempre de la misma manera?

Por ahora se hace dulce de membrillo: es decir

de tierra, de hojas, de tormentas inminentes.

La jalea es a oscuras. Con apenas el fulgor de una vela.

Así la pectina espesa la sangre, con la acidez y la dulzura en justas proporciones.

¿Se ama siempre de la misma manera?

Se puede ver la sangre espesa, si tomamos cierta distancia

y si la piel se tornó lo bastante transparente

y si el rayo fue toda la luz requerida para tensar el cuero

y estaquearlo a la tierra. (inédito)

 

**

 

GRACIELA RENDÓN (Bs.As. Vive en San Martín de los Andes)


 

Las presas de los siete colores (fragmento)


 

En mi pueblo

hay un cerro y un sol detrás

y hay un cielo

pero no tiene color.

 

Y no hay más.

 

Casas de papel y humo

que se deshacen

en la primer lluvia,

y destiñe el color

de la risa. .

 

Y no hay más.

 

La mirada crujiente

cortada por la sed.

 

En mi pueblo

la voz de las abuelas

amasan chayas y tortas fritas.

 

Están Herminda, Casilda,

Elba, Jesusa y Auguria.

Y también está Milagro

detrás de las rejas.

 

Están presas,

por reclamar .

por hacer huelga.

porque no hay paga.

porque el pan se les quema todos los días,

porque el sol se les moja cada noche

porque la mentira

porque la vergüenza

porque son mujeres

porque son pobres

porque son indias.

 

En blanco y negro están presas.

 

Están presas por hacer política

Dicen las señoras que van a la Plaza Mayor.

 

¿Qué hizo mi mamá, abuelita?

Con las compañeras

se organizó.

Formaron una cooperativa

se organizó.

 

Con las compañeras,

se organizaron

 

 

En este pueblo nos falta color

hace tiempo no sale arcoiris

hace tiempo se nos llora el sol.

 

Y es que el aire se vuelve torpeza, m´hijita.

Y no dentra.

Se agolpa

Se quiebra

Es piedra

 

 

**

MIGUEL ANGEL (NINO) SABATINI (Plaza Huincul, Neuquén, 1944. Vivió en Buenos Aires y ahora reside en Cutral Co, Neuquén)


 

Señora de...

El jueves señora, le cubría la sombra

sus facciones no, era así la imagen

que nos creímos, el crear es dolor,

angustia que pesa y solapada

 

espera en el misterio de lo obscuro.

El jueves señora, estuvo poseída,

nosotros recreamos y creímos,

estuvimos contentos, estuvimos muertos.

 

El jueves señora, las sombras

describieron facciones desconocidas,

su secreto fue presa de las

 

miradas entusiastas y nosotros

creamos entre las sombras de

sus ojos, miles de lágrimas.

 

 

Obertura 1812

 

Mi sueño es escuchar la Obertura 1812

con los cañones de bronce que propuso Chaikovski,

pero en una sala de concierto,

pequeños cañones, instrumentos atípicos

pero instrumentos al fin, los estallidos,

una reverberación impresionante calculo,

asombro, sorpresa,

pero capaz que nunca,

nadie sabe sus días,

ni la orquesta en una marcha fúnebre,

nadie sabe, yo tampoco sé

los sueños que uno tiene

en un rincón nebuloso y salen

a veces o se olvidan para siempre.

Tan difícil como afinar un cañón.

(Inéditos)

 

**

CLAUDIA SASTRE (La Plata, Bs.As., 1965. Vive en Epuyén, Chubut)


 

¿Y si dios fuera una mujer mapuche juan?
¿Una mujer mapuche con sus pichis encarcelada por defender su territorio?
¿Una mujer wichi a la que le matan el hijo?
¿Una mujer qom violada?
¿Y si dios fuera ese ciprés prendido fuego o ese roble pellín?
¿Esa puma que baja al valle porque el fuego arrasó su territorio?
¿Y si dios no fuera dios o no fuera nada?
Dios no atiende siempre en el mismo mostrador
Perdón, no quiero con esto ofender a nadie.
Dios no está siempre alerta cuando violan un niño o una niña, me parece que mira hacia otro lado
Dios no estaba atento cuando me manosearon a mis cinco años
¿O era dios que me tocaba y yo no me enteré?
¿Será que en vez de sentirme una elegida, una tocada por dios me sentí sucia, avergonzada, asqueada?
Siempre grito. Siempre me enojo por estas y otras cosas.
No te quejes, no veas siempre lo malo
Siempre te quejas y te quejas
¿Por qué gritas? ¿Qué buscas con esa actitud?
Y no sé qué busco. Tal vez es mi modo de llorar con cincuenta años de retraso
Mi modo de gritar
¿Qué te importa? ¿Qué te importa dios, si es que existís, cuál es mi modo. Grito
Grito por la mujer mapuche, por la infancia abusada, por la niña qom
¿Vos sabes, dios, qué es el chineo?
¿Vos sabes, dios?

(Inédito)

**

TOMÁS WATKINS (Neuquén, 1978)

 

En la ruta, ves.

El límite donde comienza la lluvia,

flores amarillas y blancas invadiendo la banquina,

campos donde pastan Las Nubes Gigantes

que se tragan el sol.

 

Mar del cielo mar del cielo

las nubes trotan sobre vos.

 

Las nubes: de ellas todo es en las rutas del sur.

Nosotros somos apenas las cosas que pasan, Aristófanes.

Como los grandes herbívoros terrestres de todos los tiempos,

las poderosas nubes no se deciden a atacar. Imagino una,

fiera acumulación de incertidumbre y belleza,

inclinándose sobre el vehículo. Y luego

nada.

 

Mis ojos sangran blanco.

 

La sombra de la nube la sombra de la nube

 

(DeDesmesura,inédito)

29/07/2016

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