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Columnistas
03/12/2023

Cierre del Banco Central

Puede ser que termine siendo el mismo perro con otro collar

Puede ser que termine siendo el mismo perro con otro collar | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Como el Estado no puede dejar de cumplir sus funciones, lo que posiblemente haga el gobierno de La Libertad Avanza es aplicar “la ley del perro”: al animal, lo pueden llamar “Pichicho”, “Colita” o “Mendieta”, pero, independientemente del nombre, el perro sigue siendo el mismo.

Humberto Zambon

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Entre las propuestas económicas del presidente electo en las últimas elecciones sobresale: 1) la de dolarizar la economía; es decir, sustituir a peso moneda nacional por el dólar norteamericano y 2) Cerrar al Banco Central (BCRA), que era una de las funciones de la famosa motosierra. Según las informaciones posteriores a la elección, la dolarización (que, como se dijo en una nota de esta columna, era imposible de hacer en un país como el nuestro, en especial con el grado de endeudamiento actual), quedó suspendida o, al menos, postergada sin plazo. Pero, según insiste en el presidente electo, “el cierre del Banco Central no es negociable”; lo que significa que el proyecto sigue firme.

¿Puede hacerse?

En principio las dos propuestas parecen contradecir una norma constitucional; el artículo 75, que determinas las atribuciones del Congreso, en su inciso 6) dice textualmente: “Establecer y reglamentar un Banco Federal con facultad de emitir moneda,…”. No es que “pueda” crearlo, sino que debe hacerlo.

Pero, independientemente de la constitucionalidad, ¿puede, en los hechos, hacerlo?

Hay que tener presente que, excepto Panamá, solo unos pocos micro-estados, como Kiribati, Tuvalu, Andorra, Islas Marshall, Isla de Man, Mónaco, Nauru, Micronesia, Palaos o el pequeño Principado de Liechtenstein, lo han hecho. Inclusive los países que han renunciado a la soberanía monetaria, como los de la Unión Europea que adoptaron al euro, emitido por un Banco Central Europeo, mantienen sus propios bancos centrales para administrar la cantidad de moneda y controlar a las instituciones financieras dentro de sus territorios.

En el caso argentino, el Art.3 de la Carta Orgánica establece la finalidad el Banco Central como “promover, en la medida de sus facultades y en el marco de las políticas establecidas por el gobierno nacional, la estabilidad monetaria, la estabilidad financiera, el empleo y el desarrollo económico con equidad social.”(está escrito en la ley 26.739 de 2012, durante el gobierno kirchnerista; durante el gobierno de Macri solo interesó, y así lo declararon, la estabilidad financiera y para ello se procuró, pero felizmente no lograron, la autonomía del BCRA.)

Es que la cantidad de dinero que circula en un país está conformada por los billetes en circulación emitidos por el Estado más los depósitos bancarios a la vista; en el mundo moderno cada vez tiene más importancia el segundo, con su manejo digital, y se puede pensar un futuro cercano en que el otro desaparezca. De todas formas, el estado puede (y debe) regular su cantidad, fijando los encajes a los depósitos bancarios (que limita la política crediticia de los bancos comerciales, controlando la expansión de los depósitos) o fijando la tasa de interés para los depósitos a plazo y los créditos.

Uno de los principales teóricos del monetarismo, el conocido Milton Friedman, sostenía que la cantidad de dinero real (y no el nominal) debía permanecer invariable; es decir, la relación entre producto bruto (PBI) y cantidad de moneda (M) no debe variar; (M/PBI nominal = constante); ante un crecimiento del PBI la cantidad de moneda, debe crecer a la misma tasa. De lo contrario, habría iliquidez en el sistema.

Como reconoció el presidente Milei, con la política a aplicar tendremos “estanflación” al menos por dieciocho meses, lo que significa estancamiento económico con inflación; el ajuste de la economía real no puede menos que repercutir negativamente en el producto global (y en la ocupación laboral), mientras que, en forma tácita, se reconoce que la inflación no es un fenómeno monetario, sino que depende de otros factores, en especial –en nuestro país- en la cotización del dólar y en la puja distributiva del ingreso entre las clases sociales. Y que va a durar.

Independientemente del optimismo que significa pensar que, con la política enunciada, la estanflación duraría sólo un año y medio, con una alta inflación y sin un ajuste en la cantidad de moneda en el mismo sentido, el panorama de la situación económica se agravará con la iliquidez, y se agregará un nuevo factor que profundizará la “estanflación”. La “estanflación” significa desocupación, pobreza y marginación crecientes. Si se le suma iliquidez, es decir, dificultad para afrontar las obligaciones, cierre de empresas y quiebras, el panorama se presenta como desolador.

Esto significa que las funciones del Banco Central son imprescindibles e indelegables para el estado, cuyas principales son (Carta Orgánica, Art.4):

“a) Regular el funcionamiento del sistema financiero y aplicar la Ley de Entidades “Financieras y las normas que, en su consecuencia, se dicten;

“b) Regular la cantidad de dinero y las tasas de interés y regular y orientar el crédito;

“c) Actuar como agente financiero del Estado nacional y depositario y agente del país ante las instituciones monetarias, bancarias y financieras internacionales a las cuales la Nación haya adherido, así como desempeñar un papel activo en la integración y cooperación internacional;

“d) Concentrar y administrar sus reservas de oro, divisas y otros activos externos;

“e) Contribuir al buen funcionamiento del mercado de capitales;

“f) Ejecutar la política cambiaria en un todo de acuerdo con la legislación que sancione el Honorable Congreso de la Nación;

“g) Regular, en la medida de sus facultades, los sistemas de pago, las cámaras liquidadoras y compensadoras, las remesadoras de fondos y las empresas transportadoras de caudales, así como toda otra actividad que guarde relación con la actividad financiera y cambiaria;

“h) Proveer a la protección de los derechos de los usuarios de servicios financieros y a la defensa de la competencia, coordinando su actuación con las autoridades públicas competentes en estas cuestiones.”

Es decir, el Estado no puede dejar de cumplir con estas funciones. Entonces, para no incumplir su promesa, lo que posiblemente hagan es aplicar “la ley del perro”: al animal, lo pueden llamar “Pichicho”, “Colita” o “Mendieta”, como es el nombre del de Inodoro Pereyra; pero, independientemente del nombre, el perro sigue siendo el mismo.

Así, se puede resolver la eliminación del Banco Central y, en su lugar, crear la “Reserva Federal” (que es el nombre que la institución toma en Estados Unidos), el Banco Federal, la “Superintendencia monetaria” o como quisieran denominarlo. Pero sería el mismo perro con otro collar.


 

29/07/2016

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