Hay explicaciones para la derrota del balotaje. Donde no hay explicaciones es que esa derrota haya sido provocada por un histrión con ambiciones desorientadas de tiempo y lugar.

¿Cómo no pudo discriminar eso el electorado? Me refiero al perfil de la persona a elegir, una entre dos. ¡Una entre dos! La discriminación era más vale fácil. Sin embargo, ganó el que se hizo el loco y perdió el que se esforzó en apoyarse en un discurso racional que todo el mundo podría entender.

Se me va a decir que Massa carecía de apoyo pues el fracaso del gobierno de Fernández era insalvable.

Además la procedencia de cada uno ponía todavía más luz en lo que los diferenciaba. Massa contaba con el apoyo de una de las tradiciones políticas más fuertes de la Argentina. el peronismo y el otro era un simple imitador payasesco de la derecha macrista, sumun de una clase bien vestida de pobre léxico pero exageradamente antipopular.

Miley que fue a llorar al hombro de Macri después de la primera vuelta se potenció. Se potenció con el ejecutor del peor gobierno que existió en los 40 años de democracia argentina. En una palabra se potenció en lo peor.

¿Pueden ser estas y solo estas, las razones de la derrota de lo nacional y popular? Puede ser, pero son más justificaciones que explicaciones, lo que queda claro es que el electorado no tuvo en cuenta a ninguna de ellas para decidir su voto en el balotaje. Ni la estúpida y a la vez peligrosa personalidad de Milei, ni en los nefastos antecedentes de lo que fue Macri gobernando, ni en el aval que Cristina Kirchner le prestó a Massa, ni en las ciertas promesas de prosperidad que el 2024 se advierten para la Argentina, con lo que se daría vuelta la visión pesimista del endeudamiento y la falta de solvencia de la nación en la que vivíamos.

Ahora a esperar que pase el tiempo y que podamos sobrevivir a este infortunio que como una enfermedad pestilencial nos amenaza con contagiarnos y dejar nuestros restos en el camino. Por eso conservar la salud en este lapso es fundamental para que queden fuerzas y hombres y mujeres para la lucha y el retorno del progresismo, que salven al país.

La gente no pensó más que en los últimos cuatro años de la gestión Fernández para convencerse expeditivamente de lo mal que la pasó. Nunca tuvo en cuenta que después del préstamo del FMI Argentina fue un país fundido. Y hubo allí también un pensamiento mágico que le atribuyó torpeza e inutilidad al gobierno, fogoneado por los medios. El pensamiento mágico fue que el peronismo podría con las dificultades económicas, la inflación y la falta de recursos monetarios.

Y eso estaba escrito que no podía ser: había que cruzar el desierto con muy poca agua en las cantimploras.

De los años origen de nuestra debacle que fueron los años macristas nadie se acordó. No solo lo perdonó al autor material del desastre, directamente olvidó que la deuda externa que Fernández recibía como herencia lo maniataba, más su propia ineptitud, todo el tiempo de su gestión.

O sea, su responsabilidad fue su impotencia no una intención aviesa o ideológica.

Todo eso que Fernández, especie de monarca democrático, mostró durante cuatro años, no sirvió ni para disculpa. Macri el verdadero hacedor de la trampa, de la construcción del campo minado que dejó, muy pronto fue obviado como el verdadero responsable de la imposibilidad de reparar su mal gobierno apoyado por una justicia venal y medios de prensa adictos.

Como si se estuviese esperando de una máxima ,imposible virtud del nuevo gobierno, que desafiara las tremendas dificultades que heredaba.

Era historia reciente , ¿el electorado no pudo pensar mejor para que sus diagnósticos de la realidad se parecieran un poco más a aquello por vivir?

La historia podrá decirlo con más precisión y prolijidad.

Es posible, como ha dicho Lula da Silva, que “el uso del poder en nuestra América latina, especialmente en la aplicación de la ley penal, para interferir en la política, las élites de nuestra región y los intereses del capital financiero internacional, que llevan décadas combatiendo las políticas sociales diseñadas para erradicar la pobreza y disminuir las profundas desigualdades sociales, lo que han hecho es promover la corrupción a la categoría de “mal cósmico”, señalando como el origen y la causa de todos los males”.