Después de las lágrimas que sellaron la derrota de Milei, todo pareció terminado. Sin embargo hubo quien le enjugó su pena cobijándolo entre sus brazos.

A partir de entonces los medios de prensa hablan de proyectos que antes apenas mencionaban. Hablan de adhesiones de grandes grupos de electores, que parecían haber desaparecido. Todos intentando resucitar al alicaído Milei.

Mientras tanto Massa, su adversario en el balotaje, trabaja activamente sobre la realidad desplegando una actividad que toma una ventaja que parece alargarse cada día.

Milei ya no llora y ha comenzado a decir que nada lo condiciona respecto de este acercamiento salvador a Macri. De nuevo aparece con aires de triunfador con menos gritos y menos insultos. Intenta ponerse a la par con la dificultad que Massa, como un “correcaminos”, va a toda velocidad recorriendo una a una las paradas donde se encuentra público interesado que quiere escucharlo. Ese deseo mayoritario es de una magnitud que mide la distancia que ya le ha sacado a su adversario. Un deseo mayoritario que se percibe ya eligió a su candidato favorito.

Lo de Massa es sobre todo, trabajo, no es publicidad ni actos simplemente. Es trabajo de la “casta” porque tienen que enterarse que la “casta” bien entendida trabaja sin fingir. Y lo que está valorando el electorado es que hay alguien a quien le interesa la política y la aplica como buen artesano.

A esta altura molesta la duda, pues se percibe claramente el terreno perdido por uno y el ganado por el otro. Un aspirante a Presidente que a la hora de conocerse el resultado de la primera vuelta busca ayuda en una fuerza que lo humilló, cambia de la noche a la mañana la apariencia de sus presentaciones públicas y mediáticas, no convence ni al elector más desprevenido que es capaz de conducir los destinos del país.

Además recientemente define a Massa como el candidato del modelo corporativo, luego de su cordial reunión con la UIA, modelo que según él ha destruido al país. En fin, una manera de menospreciar el aporte de la industria nacional a la generación de empleo en la Argentina, de sustitución e innovación, sin cuyo aporte no seríamos más que productores de commodities como hace tiempo insisten que adoptemos ese rol desde EE.UU. los nuevos conservadores, que curiosamente manejan la política exterior de ese país.

Y si Massa representa a esos sectores es más sano que el manejo destructivo, en las manos del libertario, de una motosierra.

Milei grita pero no tiene carácter y como dicen los jóvenes “no se la banca” y presidir la Argentina no es para débiles aunque tengan arrestos y apariencia de barrabrava.

En conclusión sin soberbia, por la evolución natural de los hechos que han acaecido desde el 22 de octubre en adelante, todo parece indicar que ni con “viento de cola” remontará vuelo Javier Milei para este balotaje.