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El candidato a presidente de la República, Javier Milei, nos tiene acostumbrados a sus propuestas irrealizables y, muchas veces, disparatadas, desde “vender Vaca Muerta” a privatizar el mar, la venta libre de órganos para trasplante o la portación libre de armas.
En educación propone terminar con la escuela argentina, esa de la que estamos tan orgullosos, gratuita, obligatoria y laica, para imponer un sistema de voucher para que las personas puedan elegir dónde estudiar. Declaró que “El sistema de la obligación no funciona. Si querés estudiar, vas a tener un voucher y vas a poder estudiar. El tema de la obligatoriedad es querer controlar a los seres humanos e imponer tu patrón moral. El que quiera estudiar, estudia, pero obligar no me gusta. La educación dejará de ser gratuita y obligatoria”, según declaraciones en el diario Perfil. Además, en el documento-programa, se agrega: “Eliminar la obligatoriedad de la ESI (Educación Sexual Integral) en todos los niveles de enseñanza”. También propone una reforma profunda del sistema de salud con impulso del sistema privado, alentando la competitividad entre las empresas del sector,
Se sostiene la necesidad de la “flexibilización y desregulación laboral” (forma elegante para decir “eliminación de la legislación social”) y una reforma previsional para recortar el gasto del Estado en jubilaciones y pensiones, alentando un sistema de capitalización privado”.
En el plano económico el caballito de batalla es el cierre del Banco Central y la dolarización, como si esto fuera posible en un país del nivel de desarrollo como el argentino y que, además, se encuentra sin divisas y con elevado endeudamiento externo.
También es particularmente preocupante su desconocimiento, al menos en el plano de la ciencia.En el programa de Marcelo Bonelli en Radio Mitre (del 19 de agosto de 2023) dijo que todos los investigadores argentinos son “delincuentes”; mientras que en una entrevista de Jonathan Viale (también del mes de agosto pasado) puso en duda la utilidad del científico: “¿Qué productividad tienen?, ¿Qué han generado los científicos?” y advirtió que “no se nota” su aporte en el desarrollo económico y el progreso social; como consecuencia, propusoeliminar al ministerio de Ciencia y Técnica y privatizar al Conicet y a toda la investigación.
Milei parece desconocer la importancia de la innovación tecnológica en la sociedad actual y el papel preponderante de la ciencia en la misma. Si bien al comienzo de la revolución industrial los primeros adelantos técnicos e inventos del siglo XVIII (como la máquina de hilar y la de tejer) fueron obras de hombres prácticos, curiosos e ingeniosos, pero sin conocimientos científicos especiales, rápidamente la complejidad creciente de las innovaciones volvió necesaria e imprescindible la confluencia entre la ciencia y la técnica, de forma tal que, a partir de ese momento, ambas se presentan como inseparables y se potencian mutuamente.
A medida que avanza la tecnología y los conocimientos científicos asociados, la investigación que culmina en innovaciones productivas, por lo general, debe realizarse con equipos multisectoriales que requieren cada vez más tiempo y mayores recursos, lo que tiende a desanimar al empresario privado. Entonces, a pesar que la ideología neoliberal aún dominante despotrica contra el estado y considera nociva su intervención en la economía, en la investigación, en todo el mundo, el estado está reemplazando al empresario privado y viene a cumplir un papel fundamental en la innovación tecnológica.
En una nota anterior citamos algunos de los adelantos científicos en el mundo que se deben al estado, que incluye desde las técnicas de fractura hidráulica para la explotación de gas y petróleo hasta el algoritmo de búsqueda de Google o con la tecnología que está detrás del IPhone de Apple. En el plan o de la salud está la biotecnología y se debe al estado el 75% de las nuevas drogas aprobadas por el Departamento de Salud de Estados Unidos, así como el increíble desarrollo rápido de vacunas para la última pandemia.
En nuestro país son conocidas las investigaciones técnicas en instituciones públicas, además de las universidades nacionales, como INTA en la innovación agropecuaria, INTI en la industrial, CNEA para la aplicación pacífica de la energía atómica, CONAE para actividades especiales, así como el CONICET en la investigación científica, que actualmente tiene más de 11.000 investigadores y más de 10.000 becarios. Por ejemplo, fueron ellos quienes descubrieron el gen que otorga al girasol su capacidad de tolerar la sequía y la salinidad, lo cual dio origen a los famosos HB4 y HB11 que, aplicados a las semillas de trigo y soja generaron una verdadera “revolución de productividad” en el agro
Los laboratorios del Conicet dieron lugar a 55 empresas de base tecnológica, la inmensa mayoría de ellos compartidos con las universidades argentinas, públicas y privadas, además de Y-Tec, el mega laboratorio creado conjuntamente con YPF en los alrededores de La Plata, Según el informe del directorManuel García Solá, “Infobae”, 22-8-23, en 2022 CONICET facturó a 1.285 PyMEs y realizó más de 15.000 Servicios Tecnológicos de Alto Nivel (STAN). Además, integra y dirige la Red de Seguridad Alimentaria, junto con INTA, INTI, CNEA y universidades, que da respaldo científico a organismos, empresas y terceros países sobre la inocuidad de los alimentos que produce nuestro país, tal como lo exige la Organización Mundial del Comercio; esa red en los últimos años ha producido más de 50 informes técnico-científicos, a partir de sus casi 50 grupos integrados por más de 400 investigadores y expertos.
Un gran impulso a la investigación se dio en el presente siglo con la creación de ARSAT (Argentina Satelital, en el 2006) y con el ministerio de Ciencia y Técnica al año siguiente. ARSAT, es la operadora de los satélites ARSAT-1 (construido en el INVAP y lanzado el 16 de octubre del 2015) y el ARSAT-2 (lanzado el 30 de setiembre del 2015) con los que brinda, entre otros servicios, el de televisión digital abierta que llegaron a 12.000.000 de habitantes de nuestro país.
Gracias al esfuerzo del estado, Argentina pertenece a un reducido conjunto de países que cuentan con capacidades para diseñar y fabricar localmente satélites de observación y de telecomunicaciones, en condiciones de prestar importantes servicios a múltiples actividades económicas.
Si bien a nadie se le puede exigir un conocimiento profundo de todos los temas, ya que el último hombre de conocimiento universal (como Aristóteles en la antigüedad) parece que fue Erasmo en el siglo XVI; a partir de entonces, el conocimiento ha ido avanzando a un ritmo acelerado, imposible de dominar por una sola mente y hubo que dividirlo en parcelas, las distintas ciencias, que incluso se dividieron en especialidades. Pero, simultáneamente, las posibilidades de información vía Internet son enormes y están a disposición de todo el mundo.
Por eso resulta chocante escuchar en algunas discusiones de café como hay partícipes que hablan sin tener un mínimo de información, lo que también ocurre, y resulta muy grave, en declaraciones de personas públicas, inclusive candidatos a altos cargos públicos, como Javier Milei, al menos sobre el tema de la ciencia.
Me imagino que si Enrique Santos Discépolo viviera haría, 90 años después de su estreno, un agregado en la letra de su famoso tango “Cambalache”. Allí, “en las vidrieras irrespetuosas de los cambalaches” donde “ves llorar a la Biblia junto a un calefón” supongo que agregaría que encontrarás a Domingo Cavallo y Javier Milei, abrazados, mandando a los científicos ¡a lavar los platos!
Como decía Discépolo: “¡Que falta de respeto, que atropello a la razón”!
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