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22/10/2023

Reflexiones territoriales

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Ahora la historia mundial nos pega fuerte con el conflicto Palestina - Israel, mostrando las consecuencias que puede alcanzar una fragmentación territorial utilizada para la destrucción de un país.

Luis Grisolía

Miradas de octubre/23

Hace apenas un mes denunciábamos la fragmentación de los territorios como herramienta de dominación socioeconómica y la urgente necesidad de abordar esa cuestión para atender nuestras problemáticas locales.

Quince días después reiteramos ese asunto, señalando que se trataría de un tema disimulado pero vigente y que puede afectarnos gravemente.

Ahora la historia mundial nos pega fuerte con el conflicto Palestina - Israel, mostrando las consecuencias que puede alcanzar una fragmentación territorial utilizada para la destrucción de un país.

Si observamos el territorio palestino de 1946 y las fases de ocupación israelí queda claramente graficado el proceso de fragmentación - dominacióncomentado más arriba.

Recordemos que en mayo de 1948 nació Israel como un nuevo Estado expresamente judío, insertado en el territorio palestino musulmán que administraban los británicos desde 1917. Al final de la Segunda Guerra Mundial, por el aumento de la inmigración judía la ONU creó dos estados: uno judío y otro palestino llamado Cisjordania, separados por una zona internacional alrededor de la capital Jerusalén, considerada así tanto por los judíos como por los musulmanes y cristianos.

Este plan aceptado por los judíos de Palestina fue rechazado por los árabes ya que había provocado la expulsión de cientos de miles de palestinos en lo que se recuerda como la "Nakba" (catástrofe o desastre, en árabe). Así se sembraban las raíces de un conflicto que ya cumple 75 años, graficado en los mapas con la continua expansión de Israel y la fragmentación y reducción de los territorios palestinos.

Los países árabes han intentado recuperarlos, pero las sucesivas guerras achican el mapa Palestino más allá de las fronteras propuestas por la ONU. El mayor revés para los árabes fue en 1967, tras la Guerra de los Seis Días cuando Israel ocupó la península egipcia del Sinaí, la Franja de Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este y la mayor parte de los Altos del Golán sirios, triplicando el territorio bajo su control.

En 1979 Egipto es el primer país árabe en reconocerlos en la firma de un acuerdo de paz con Israel, Luego también Jordania (1994) y recientemente (2020) los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Marruecos generando una diáspora palestina refugiada en Jordania, Líbano, Siria o Egipto y que hoy ya está desperdigada por el mundo.

Israel fracturó premeditadamente el mapa de Palestina instalando asentamientos ilegales a los que agrega en 1995 una muralla de hormigón y una valla electrónica alrededor de la Franja de Gaza, cortando todas las conexiones con los otros territorios. Con esa metodología invasora, cientos de miles de colonos judíos invadieron las tierras palestinas tanto de Gaza como Cisjordania con sus instalaciones, carreteras e infraestructuras despedazando la Palestina ocupada, con usurpaciones no reconocidas por la comunidad internacional pero avaladas en 2020 por Donald Trump como una nueva forma de expulsión y apropiación territorial.

Lo mismo ocurrió en la Frontera con Siria y los Altos del Golán; en una región de 1.800 kilómetros cuadrados oficialmente territorio sirio ocupado en la práctica desde la Guerra de los Seis Días de 1967 por Israel quien lo anexiona de facto en 1981. En 2018 el primer ministro de Israel Benjamín Netanyahu, manifestó que "los Altos del Golán serán para siempre parte de Israel" y al año siguiente Estados Unidos los reconoce como territorio soberano israelí, a pesar que la ONU insiste que su estatus como territorio ocupado no ha cambiado.

Hoy Israel ocupa el 78% de la Palestina histórica, mientras los palestinos sobreviven en el 22% restante compuesto por la Franja de Gaza, gobernada por Hamás y Cisjordaniagobernada por la Organización para la Liberación de Palestina que lidera Al Fatah.

En 1993 cuando se firmaron los Acuerdos de Oslo, unos 110.000 colonos judíos habitaban Cisjordania y Jerusalén Este. Hoy son más de 700.000 ocupando unas 100.000 hectáreas de tierras originariamente propiedad de los palestinos. Para completarla a partir de la Segunda Intifada del año 2000 Israel comenzó la construcción de un muro divisorio que hoy tiene unos 500 kilómetros y que cuando se finalice llegará a 770 kilómetros de largo.

Complicando aún más el problema de las jurisdicciones territoriales, tanto Gaza como Cisjordania son consideradas por la ONU una única entidad ocupada y aún no se han determinado sus fronteras oficiales. El estatuto y los contornos definitivos deberían decidirse en negociaciones entre Israel y los palestinos que viven bajo ocupación israelí, tras décadas de conversaciones que hasta ahora han resultado infructuosas.

La Franja de Gazaes un mini-territorio de 41 kilómetros de largo y 10 de ancho emplazado entre Israel, Egipto y el mar Mediterráneo. Hamás lo controla políticamente desde 2007, tras derrotar en las elecciones del año anterior a su partido rival Al Fatah.  Totalmente desconectado de Cisjordania tiene 2,3 millones de habitantes y es uno de los más densamente poblados del planeta. Desde la llegada de Hamás al poder, Egipto e Israel cerraron sus fronteras restringiendo la entrada y salida de bienes, servicios y personas. completando este aislamiento con el impedimento israelí del acceso al mar Mediterráneo por la costa marítima y el bloqueo del espacio aéreo con la desactivación del único aeropuerto, por lo cual esta población sitiada depende de la ayuda humanitaria que llega a través de Qatar, la Autoridad Palestina y las agencias de la ONU.

La frontera que rodea la Franja de Gaza la materializa una muralla semipermanente de vallas de seguridad y muros de hormigón enterrados en el suelo para impedir la construcción de túneles, ya que en 2014 los militantes de Hamás lanzaran varios ataques subterráneos hacia Israel. En la reciente ofensiva del 7 de octubre lograron acceder a territorio israelí neutralizando las torres de vigilancia, pasando por algunas fracturas del muro.

Esta guerra entre Israel y Gaza nos muestra que uno de los problemas más graves de nuestro tiempo es la desinformación inundando las redes socialescon imágenes muchas veces falsas, pero dejando muy claro que esa desinformación oculta premeditadamente los mecanismos para favorecer la fragmentación territorial con fines de dominación política.

Después de este análisis dramático, resultan mucho más entendibles nuestras deformaciones territoriales regionales, plagadas de ejemplos obviados e ignorados como sería tener una ciudad con dos intendentes y dos concejos deliberantes, un ejido municipal partido en dos mitades, departamentos sin valor institucional, pueblos fantasmas que achican diez veces su población los días feriados o esa manía inexplicable de amontonar el 85% de la población en un solo espacio mientras miramos para otro lado cuando las actividades extractivas destruyen las economías regionales sustentables o someten a un paraje rural con 428 sismos inexplicables.

En perfecta consonancia con estas anomalías norpatagonicas, hoy el mundo está tomando un rumbo que preocupa mucho a la jefa del comando sur de los EE.UU., quien sabe perfectamente que América Latina tiene lo que los yanquis no tienen.

Está muy claro que los norteamericanos han trabajado y trabajan sin descanso en la consolidación de su propia integración territorial como cuando anexaron Alaska y los inmensos espacios sustraídos a México, mientras paradójicamente se especializaban en romper cuanta integración geopolítica antagónica exista, como fue la destrucción de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en 1991; estrategias que hoy les permiten quedarse con muchos de los recursos naturales del planeta, controlando y fortaleciendo también el mercado de circulación de las ideas, para lo cual aplican una progresiva derechización que hoy apela al neoliberalismo moralista para frenar el retorno de los gobiernos progresistas, en un ridículo escenario mundial donde se ve al opresor como el oprimido mientras las víctimas resultan culpables de todo.

Necesitamos estar muy alertas ante la importancia que estas modalidades implican en nuestros propios territorios y sobre todo el alcance que una determinada forma de desorganización territorial, como Palestina, puede tener sobre el futuro geopolítico regional de nuestras propias vidas continentales.

29/07/2016

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