-?
Advertencia
Pretendo entender el cambio que nos amenaza desde la política y busco en la Historia elementos que podrían aportar en la comparación. En concreto quiero comprender y utilizar los elementos que tengo a mi alcance para lograrlo. Nada de lo que se concluya representa ni pretendo contenga una verdad inapelable.
Este momento de la historia política argentina se parece al colapso de la URSS, con un gran demoledor motosierrista como Milei y como lo fuera en su momento el incauto Gorbachov y el etílico Boris Yeltsin.
Acá lo que se demuele es el movimiento peronista; en la URSS, fue el comunismo.
Podría inferirse que los regímenes basados en movimientos o partidos hegemónicos en cierto modo implosionan antes que ser derrotados por otra fuerza de igual o superior consenso y entran en una agonía difícil de revertir hasta que la sociedad adhiere a otra cosa.
Justamente son los consensos los que se van apagando, calando indiferencia por el destino común y olvidando las banderas revolucionarias.
Pareciera que al cambiar la realidad social los partidos vigentes se desactualizan y ya no captan las necesidades de las nuevas camadas de ciudadanos. La vieja retórica genera rechazo y las modalidades hasta de la ayuda social dan origen a cierto repudio no solo en los eventuales beneficiarios, sobre todo en la mayoría de los que ya están fuera de las nóminas de aquellos.
A esto hay que agregar el grandísimo proselitismo del cambio por el cambio mismo que realizan por su propia necesidad de supervivencia los medios de comunicación, que fogonean permanentemente la novedad que sepulta el conocimiento.
Aparecen valores que antes no incidían en las subjetividades como que son repudiables ciertos beneficios, que aparecen como no merecidos.
La retórica y la acción social, la propaganda y el perfil de los viejos líderes son manifestaciones muy claras de desactualización. ¿Ahora bien, cómo podría mostrarse actualizado un partido hegemónico que necesita ser evocado como un benefactor de la nación, por lo hecho históricamente, sin repetir hasta el hartazgo los discursos que avalan su performance en el pasado?
Así se anclan en la derrota.
¿Cómo podría una sociedad aislarse de los nuevos criterios que movimientos sociales y políticos de otros países que se muestran superadores de la realidad local, si ya hasta el idioma común viene cambiando?
La política termina siendo el gran revulsivo del cambio que está por nacer, el tsunami de lo que vendrá, la muerte de lo viejo y el nacimiento de lo nuevo. Aunque esto último sea efímero y no tan nuevo en su propuesta y en más de un momento lo antiguo amenace con volver.
Es este devenir cambiante que se aprovecha de la finitud de todas las cosas con raíz humana, aparece una planta que de pronto crece en otras partes y con otras características.
Resulta extremadamente difícil para quienes han sostenido aquellas viejas hegemonías mantener la avalancha del cambio,
la explicación de inocencia o el revertir la carga de la prueba de los cargos que se le endilgan.
Para la sociedad soviética habrá sido muy doloroso el cambio de la URSS a la Rusia de hoy, del comunismo al capitalismo más abyecto, cambio que se hizo con los mismos protagonistas del antiguo régimen. En cierto modo fue lo que intentó Menem en su momento y en nombre del general Perón.
En nuestro caso hubo una vida más, la que crearon los Kirchner pero una vez que estos fueron despojados del poder afloró aquella cizaña que había sembrado el riojano y el peronismo se debilitó hasta amenazar con desaparecer.
Hoy hay un hombre de centro derecha que lo representa, pero su investidura peronista y el carácter de quienes se le oponen pretenden decirnos que son estos últimos los que lideran lo nuevo y lo renovador.
Va con firma | 2016 | Todos los derechos reservados
Director: Héctor Mauriño |
Neuquén, Argentina |Propiedad Intelectual: En trámite