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Columnistas
30/07/2023

Biden o Grabois

Biden o Grabois | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Juan Grabois tiene todo el espesor de una opción de tipo estratégico. Massa, en cambio, es un insumo de otro tipo, pues las elecciones siempre son del orden del signo y del ritual, del orden de la táctica.

Juan Chaneton *

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Quien diagnostica mal, se expone a que, en la primera de cambio, le aparezca el cisne negro de su propia estolidez, por no decir estupidez. La señora de Yanco, cuyas limitaciones culturales y en materia económica ya han trascendido incluso, allende los mares, se halla incursa en el apuntado brete: dice tonterías porque su deplorable formación no le permite acceder a la verdad. Tampoco reflexionar sobre si lo que escucha a diario en las usinas del chiquero político al que pertenece, tiene alguna racionalidad o se trata de sesgadas ideologizaciones al servicio de intereses corporativos ajenos al interés nacional y al así llamado bien común.

En la base de las burradas que dice a diario esta señora, se halla un error de diagnóstico. Pero, si bien se mira, es la propuesta general de la derecha la que falla. Se trata de una propuesta sietemesina, más propia de la teratología que de la política, pues luce como una visión de las cosas de tipo bicéfalo toda vez que exhibe dos zonas de metástasis: en lo económico, está basada -repetimos- en un error de diagnóstico, a saber, el déficit fiscal como presunta causa de la crisis; y en lo cultural, se sostiene en el prejuicio: el desprecio a las víctimas del sistema económico y político, a las que unas veces hay que matar por la espalda, y otras, privarlas de derechos y reprimirlas si se quejan. La señora de Yanco es más enfática y segura de sí misma cuando propone esto último, pues cuando debe opinar sobre economía, su ignorancia queda expuesta, como lo prueban sus últimos dichos sobre el "blindaje" que requeriría del FMI -en caso de ser elegida en octubre- con el fin de dolarizar la economía, receta que no tiene más destino que el fracaso como ya ocurrió con su patético gestor, el tristemente recordado De la Rúa.

Por lo demás, esa derecha a la que pertenece la señora de Yanco, practicó el hijoputismo más ortodoxo durante la pandemia; y ahora siguen en la misma: quieren que a Massa le vaya mal y no importa si eso significa más sufrimiento para muchos y menos derechos para todos. Massa logró el acuerdo con el FMI y los privó de lo que apetecían: una devaluación machaza que disparara la inflación a niveles de segura derrota electoral, y por eso les está empezando a temblar el tujes y a supurar, por allí mismo, el odio semidormido que los caracteriza. Luciano Laspina y la señora de Yanco han mostrado (aquél recientemente, y ésta a lo largo de toda su "trayectoria") la hilacha que los exhibe en una estatura moral que los descalifica sin atenuantes: reclamar en el extranjero medidas y actitudes contra los intereses nacionales (como hizo Laspina) compromete la seguridad del Estado y es un crimen que debería tener sanción puntual en un código penal digno de tal nombre.

Al parecer, les está yendo fatal en los escarceos previos a octubre. Y Córdoba, tradicional bastión del elitismo mediopelo, les puso la luz roja en modo intermitente. El caso es que si algo tiene la "fórmula" presidencial Schiaretti-Randazzo, es que no puede suscitar fanatismos (como el "partido conservador" que le gustaba a Borges). Ese increíble dúo tiene el encanto de una cerveza sin alcohol y lo cierto es que un candidato referenciado en ellos ha sabido ganarle a un deleznable oportunista de derecha.

De todos modos, no hay que dejar de ponderar que el único saldo a favor de las buenas causas que deja el proceso electoral cordobés es de tipo psicológico, pues en la percepción popular y tratamiento mediático mediante, el perdedor es la derecha y el ganador la oposición, lo cual suele incidir en la general; empero, en la Docta nunca se sabe bien quién es más de derecha, si la derecha o la oposición a esa derecha. Por caso. el que le hizo la gamba al electo intendente Passerini, un tal Javier Pretto (elegido viceintendente), es formalmente peronista de Schiaretti, pero era afiliado al Pro hasta hace unos pocos días. Sólo que el hombre vio venir la oportunidad y, en un acceso de principismo, se pasó al peronismo antes de la elección… Y ganó! La única verdad, es la oportunidad, y la oportunidad es de "ouro", entendió Pretto, de ancestros lusitanos, el hombre.

Todo huele a podrido, y eso que no estamos en Dinamarca. Al parecer, el centro anticiclónico que emite unos vientos nauseabundos está ubicado en el hemisferio boreal. Se trata del régimen estadounidense, donde se encaman regularmente políticos, empresarios y jueces, y el aroma está empezando a anegar con su fetidez incluso estas playas. Desagravio a Grabois, aquí, pues fue el único que no sólo denunció que Joe Lewis era un delincuente sino que se hizo cargo, poniendo el cuerpo en el teatro de la guerra, de la responsabilidad de cuidar el patrimonio argentino en el lejano sur, algo que era una obligación del gobierno de Río Negro.

Pero no se trata del interior y el puerto. Tanto en uno como en otro espacio geográfico, hay patriotas y sinvergüenzas. Por caso, en ese aquelarre de la vergüenza que fue la "comitiva" a Lago Escondido, se escondían jueces, periodistas y políticos. El lugar que usurpa Lewis (12 mil hectáreas en zona de frontera) es una guarida del poder económico y político de la Argentina, y allí se cuecen reuniones y "pruebas" que buscan favorecer a Mauricio Macri y perjudicar a Cristina Kirchner. En ese tren fantasma viajaba, también, Juan "el Bautista" Mahiques, que no vive de bautizar a ningún Cristo sino de aportar "masa crítica" para hacer posible la condena de gente que molesta a aquel poder económico. Sin embargo, un "asesor" de Alberto Fernández, llamado Julián Leunda, se ofreció para que "su" canal de noticias (C5N) tapara ese viaje innoble y no se supiera nada del asunto. Esto es un daño a la verdad y a Cristina Kirchner, que ese asesor de Alberto Fernández, con el consentimiento de Alberto Fernández, se permitió intentar, y si le falló fue porque saltó la liebre y Leunda tuvo que renunciar. Y después, Alberto Fernández pretende que se le reconozca la pandemia, la guerra y la seca como atenuantes para juzgar su gobierno. Pero no puede pedir eso, porque no se trata de su gestión doméstica. Se trata de su ideología que, en un punto, coincide con la de Magnetto y el "círculo rojo": eliminar a Cristina del tinglado, terminar con el kirchnerismo, terminar con el populismo, terminar con lo único que puede incorporar al programa político, un intento serio de eliminar la pobreza en la Argentina y posibilitar que las gratificaciones de la vida no sean siempre para los mismos. Ese es el crimen de Alberto Fernández: simular que es lo que no es; y ese crimen se ha pagado siempre caro y al contado en dependencia directa de cómo venía la relación de fuerzas en cada proceso histórico. Caro y cashdebería significar, aquí, el ostracismo perpetuo.

De modo que un sinvergüenza extranjero amparado por el gobierno de Río Negro, denunciado por Grabois y protegido por un temprano trepador de la política, ha sido encarcelado en Estados Unidos, dándole la razón al denunciante y candidato a presidir, si gana la interna el 13 de agosto, este doliente país.

Lo que poco se entiende, es la actitud del dueño del canal "progresista" de Buenos Aires. Con su jogging deportivo en tonos rojo y gris, hablaba, en Ezeiza, como un buen hombre y como una víctima de la persecución macrista que él mismo estaba purgando injustamente ahora, en la miserable ergástula vecina al aeropuerto internacional. Y resultó que, luego, era esa misma víctima la que amparaba -que amparó en su momento- el silenciamiento cómplice de la danza macabra que tenía lugar en Lago Escondido. No digo nada nuevo si digo que la clase obrera y el pueblo de todas las latitudes, no podrán nunca confiar más que en sí mismos para lograr que la justicia sea alguna vez, el valor supremo que rija la convivencia social. De Fabián de Souza hablamos...

Y el caso es que -retomando- algo huele a podrido también en Manhattan, y son los efluvios del propio presidente de la gran democracia del norte, acusado en el propio Capitolio de haber actuado como secuaz de su impresentable hijo, llamado Hunter, en la comisión de delitos vinculados a tráficos aberrantes. Biden y Lewis, amantes de la democracia, ambos. Lago Escondido y su sombra incómoda se cierne sobre muchos, aquí, ahora que Lewis está en cana por sinvergüenza. Qué dirá "Nico" Ditmar, el violento que no vive en Roma, como el Papa, sino en Bariloche, y le hace de mayordomo al nuevo presidiario anglosajón... Y qué dirán ahora, los que, en descampado y en banda, organizaron esa aparcería repugnante que fue a Lago Escondido a perpetrar un atentado a la decencia republicana, y que la franquicia judicial Rosatti-Rosenkrantz & Co jamás considerará de "gravedad institucional".

No nos confundamos, empero. Juan Grabois tiene todo el espesor de una opción de tipo estratégico. Massa, en cambio, es un insumo de otro tipo, pues las elecciones siempre son del orden del signo y del ritual, del orden de la táctica.



(*) Abogado, periodista, escritor.
29/07/2016

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