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02/07/2023

Posibilismo y justicia social

Posibilismo y justicia social | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

La respuesta de la militancia a la designación de Massa como candidato de Unión por la Patria fue contradictoria. Es frecuente resistirse a aceptar que no es posible una candidatura más radicalizada. Cristina es la que más votos aporta pero también la que más enciende la luz roja del antiperonismo.

Osvaldo Pellin

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El posibilismo es un término peyorativo en política que se opone a la radicalización y al fundamentalismo. Quizás sea esta una etapa que con tal de asegurar la derrota de la derecha, el campo popular deba militar por un candidato a presidente que representa un estilo moderado y de extracción conservadora.

En la España postfranquista quien ordenó la transición a la democracia no fue un revolucionario sino un conservador, Adolfo Suárez, y de ese modo el país se incorporó a Europa, saliendo del aislamiento autoritario de Franco.

La respuesta de la militancia a la designación de Massa como candidato a la presidencia de la fuerza fue contradictoria. Desaprobada por el peronista “pura sangre” y por cierto progresismo extremo. Aprobada por un progresismo no militante y por analistas “imparciales”.

En mi opinión, y limitándose a esta etapa del proceso electoral que fue la definición de candidatos y que concluyó con la elección de Sergio Massa en detrimento de otras figuras de perfil más kirchnerista, se dio un paso muy importante en cuanto a presencia competitiva con el neoliberalismo de los eventuales adversarios cuyas trayectorias e intenciones son conocidas. Al movimiento nacional y popular no se le pueden escapar por derecha muchos votantes que ahora pueden acceder a la coalición Unión por la Patria (UxP).

A primera vista se emparejaron las posibilidades de ganar la elección, que conllevan el agravante de que los candidatos provienen de una gestión de gobierno que fue perdiendo consenso desde su inicio hasta hoy. Es decir, es una fórmula que no agrega novedad sino cierto continuismo, muy complicado por la situación económica que, además, no le permite a su imagen pública despegar de la gestión Fernández.

No obstante, creo que se consiguió con los pocos presidenciables en juego la mejor fórmula, y si bien los cuestionamientos a la figura de Massa pueden admitirse, también hay que poner en la balanza que ha dado muestras de un acercamiento a UxP muy notorio.

Massa necesita, para una gestión que se avecina difícil, el apoyo de una organización política de envergadura, que en caso de convertirlo en presidente de la República, le servirá de respaldo frente a las otras fuerzas y a la ciudadanía en general. Él aporta a la coalición su Frente Renovador, cuyo porcentaje histórico de adhesión electoral no es poco, y sumado a lo que el peronismo aporte, advierto que se amplían las chances de ganar.

Ganar la elección es el principio capital de todo este debate sobre gustos y preferencias ideológicas del electorado por los candidatos. Sin ese requisito resulta abstracto hablar de que gobierne un movimiento nacional y popular.

El contexto, al que nos remite en sus discursos Cristina, no ayuda para que se afronten programas más audaces que los que suponemos sugiere la elección de Massa: un conservadurismo popular en cuyo marco se afianzan los derechos sociales ya varias veces vulnerados por Macri, que, sus presuntos sucesores, amenazan con terminar con ellos.

No será cuestión de adherir a un status quo, que le quite legitimidad en el tiempo a la lucha por los derechos. Hay que sumar masa crítica en un período en que habrá que esperar que esos derechos sean afianzados, lo cual implica un logro a la defensiva en un contexto que se admite como decididamente adverso.

Es frecuente resistirse a aceptar que no es posible presentar una fórmula más radicalizada, sobre todo porque Cristina es la mayor aportante de votos de la coalición, pero también es la que más enciende la luz roja del antiperonismo, un partido donde no hay disenso cuando se mira cómo se organiza la derecha. Además que para ganar hay que superar un ballotage.

En todo el mundo se aprecia que la derecha crece en la medida que la lucha del progresismo tropieza con sus propios defectos, y con las frustraciones que impone la realidad económica nacional y los intereses creados de los sectores concentrados.

Ver si no, las críticas contra las jubilaciones administradas por el Estado, la tendencia en contra de las empresas públicas, el planteo de retiro progresivo del Estado en la educación y en la salud, por citar unos pocos ejemplos. En muchos de esos debates la derecha ha recobrado sus bríos, que hoy se convirtieron en amenaza para todos los que utilizan esos servicios.

Habrá que ver entonces con qué legitimidad un gobierno popular puede sostener un sistema político basado en la justicia social.

Ya no están Perón, Evita, Nestor ni Cristina. Hoy la demanda de las necesidades políticas populares pasa porque la coalición UxP pueda retener el poder y detener con ello el avance de la derecha.

29/07/2016

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