En todo gobierno suelen haber internas y a todo nivel. La mayoría de las veces no se explicitan, se trata de ocultar públicamente. Pero esta situación suele desbordar cuando se pasan límites que tienen que ver con las desconfianzas y las deslealtades a un liderazgo y/o a un proyecto político.

Esto está sucediendo en Bolivia. Las disputas internas en el partido que gobierna el Estado Plurinacional, el MAS (Movimiento al Socialismo), se profundizan principalmente entre los llamados “renovadores”, encabezados por el presidente Luis Arce y el vicepresidente David Choquehuanca, y los “evistas”, que responden al expresidente Evo Morales. Este último ha realizado fuertes declaraciones en su programa semanal de radio, acusando al actual Presidente de proteger el narcotráfico y la corrupción. Advirtió que hay que “cuidarse de Lucho Arce”, porque recibió -según Morales- información de parte de algunos funcionarios de Gobierno que existe un plan para hacerle la “guerra sucia”, buscando destruir su imagen con acusaciones falsas e incluso que se buscaría atentar contra su vida. “Tenemos los números de los teléfonos que usan para sus ataques” manifestó el ex mandatario, agregando que “quieren justificar un atentado contra nuestra libertad o nuestra vida… para evitar que denunciemos la corrupción y la protección al narcotráfico”.

El Vice Presidente del MAS, Gerardo García, dijo que se arrepintieron de haber elegido a Arce para Presidente. En el último encuentro partidario, el sector “evista”, que controla el Partido, no dejó participar a funcionarios del Gobierno.

En respuesta a la actitud del Partido contradictoriamente oficialista, el gobierno de Luis Arce realizó una reunión de gabinete ampliado a la que no pudieron ingresar senadores afines a Evo Morales.

A diferencia del oficialismo en nuestro país, en el cual existen notables internas con posturas ideológicas distantes cada vez menos disimulables, en el gobierno boliviano no hay ni un solo funcionario que pertenezca a las filas de Evo Morales. Aquí, como todos sabemos, existen funcionarios kirchneristas en el gobierno que encabeza Alberto Fernández.

No obstante, el presidente Luis Arce afirmó que “no caerá en el juego de la derecha” de “partir” al MAS-IPSP (Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos), y convocó a mantener la unidad del pueblo boliviano para garantizar la continuidad el proceso de cambio.

Morales dijo que “si el gobierno no resuelve el tema de la corrupción y el contrabando estamos en riesgo. Hay una derecha atenta, dispuesta a volver al poder en Bolivia”, marcó con preocupación el que fuera primer mandatario indígena del país.

Con este panorama se podría especular que las elecciones generales están próximas en el Estado Plurinacional. Pero no, serán recién en el 2025. Sin embargo, Morales está recorriendotodo el país de caras a las elecciones y Arce apuesta a repetir el mandato. Lo que ha cambiado desde las últimas elecciones hasta hoy, es que Luis Arce ya tiene peso políticopropio y en algunas encuestas empata a Evo Morales.

La pregunta sería ¿Luis Arce ha traicionado la voluntad popular? ¿Se ha desviado del proyecto político del MAS?.Los datos de la realidad indican que no. Ha creado más de 100 empresas estatales y no ha habido ni una sola privatización. Promovió que la justicia boliviana pusiera tras las rejas a la golpista Jeanine Áñez y recientemente a Luis Fernando Camacho, ex Gobernador de Santa Cruz, también por golpista. En lo internacional siguió en el ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de América) con 6 países, entre ellos Nicaragua, Cuba y Venezuela. Es decir, no se lo podría identificar al Gobierno de Luis Arce como un gobierno de derecha, ni siquiera de centro, comparándolo con otros gobiernos de la región.

Otra pregunta sería, si la división ya explicitada en el MAS provocará una escisión insalvable de cara a las elecciones del 2025 que favorecerá definitivamente a la derecha boliviana; o si sólo es un posicionamiento político para medir la correlación de fuerzas existentes entre los dos sectores, que aunque ahora haya codazos, mañana cerraran filas para seguir defendiendo los intereses del Pueblo boliviano.

El tiempo dará luz, pero al juzgar por las denuncias que se hacen, todo indica que el MAS se convertirá en dos espacios políticos que disputarán la presidencia, con el riesgo que haya un tercero. Ese tercer espacio seguramente será la derecha conservadora y rancia de Bolivia, que disputará el Poder institucional. El tiempo también suele sanar las heridas. Ojalá que así sea, por el bien de Bolivia y de la Patria Grande.