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11/06/2023

Wado en los medios

Wado en los medios | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

La exposición del ministro del Interior, Eduardo De Pedro en los medios provoca sensaciones que vistas con solidaridad son positivas, porque generan mayor participación de quienes escuchan a un tartamudo que si lo hicieran frente a alguien que habla fluidamente. Quizás estemos en presencia de un político que irradie más perfil humano que omnipotencia.

Osvaldo Pellin

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Se cuenta que Demóstenes, el gran orador griego, era tartamudo, y que en su primer discurso en público fue abucheado. Perseveró en superar esa dificultad y terminó siendo admirado.

Wado en los medios se expone a que nadie dude de su dificultad para hablar, pero ahí está él poniendo el pecho a las exigencias adonde lo llevó su lealtad militante.

Curiosamente esa exposición genera una serie de sensaciones que vistas con solidaridad son muy positivas, porque generan curiosamente mayor participación de quienes escuchan a un tartamudo que frente a quien hable fluidamente. Esa participación parte de la intención de su interlocutor por descubrir, antes de ser pronunciadas, las palabras que se supone dirá Wado. Wado exige tácitamente atención, por eso él se torna muy cuidadoso al usar los términos que finalmente expresa.

No es infrecuente estar frente a él y ver que quien lo escucha se esfuerza por la expresión que presume emitirá. En esos brevísimos intervalos es el mismo Wado quien termina sorprendiendo, tomándose el pelo a sí mismo muchas veces, con lo cual la conversación suele entrar en un curso de mutua simpatía, relajando tensiones. Es que el problema de Wado finalmente es más estético que de fondo, por lo que su importancia es menor.

Además da lugar a sentir adhesión porque es la persona que requiere ayuda. Por eso mismo quienes lo ven pueden llegar a volcar su voluntad hacia él, porque aparenta una mayor fragilidad frente a otros oradores.

Tampoco pierden autoridad sus palabras, más bien la refuerzan porque desde la investidura a la que aspira y el esfuerzo que representa emitirlas, las mismas aparecen menos propensas a ser falaces o superfluas.

A quien le cuesta el decir cuando logra articular su palabra con el esfuerzo conocido, esas sentencias tienen más posibilidades de ser recordadas y no tergiversadas, porque el tartamudo selecciona conscientemente los términos con los que finalmente se expresa.

Lo que digo es mi propia experiencia cuando lo he visto aparecer en los medios y todos tienen la expectativa de ver cómo se desenvuelve. A mí me pareció que Wado va a decir con mayor precisión, si cabe, las cosas en la materia política que son habituales. Su propia desenvoltura le ha permitido cultivar un humor a su propia costa que termina siendo simpático. Cuando Wado hable en algún debate sus palabras tendrán un peso diferente, serán palabras como pasadas previamente por un cedazo y serán las válidas. La lentitud en expresarse no siempre implica una calificación negativa. Hay que ver quién las pronuncia y en qué contexto.

La aparición de Wado en el mundo de la política quizás sirva para descartar a aquellos que al hablar precipitadamente quieren engañarnos para no decir las cosas con claridad a fin de que todos la comprendan. En ese sentido Wado deberá ajustarse siempre a lo que sinceramente siente, porque tiene menos posibilidades de corregir justificadamente su propia oratoria.

Con Wado y por su problema puede que estemos en presencia de un político que irradie más perfil humano que omnipotencia, más humor que impostura, más compromiso que negacionismo.

Remarco la actitud de los oyentes que tendrá Wado, que pueden llegar a ser millones de argentinos y argentinas. Fundamental la visión solidaria con su problema de dicción. Así como él tendrá menos posibilidades de desdecirse, los que escuchen deberían encontrar en sus dificultades oratorias una irreversible aproximación a la verdad.

Wado podrá perder o ganar la elección, pero el resultado no dependerá de su dificultad para verbalizar.

29/07/2016

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