La gran electora, Cristina Fernandez, ya está ubicada en su lugar, en el rol de la líder conductora de un movimiento que juega la suerte política de los argentinos dentro de pocas semanas.

Una muchedumbre que soportó durante horas estoicamente la inclemencia del tiempo, que se amuchó alrededor del palco y más allá de la Plaza de Mayo, como una muestra del sacrificio que estaría dispuesta a dar por su líder, la aclamó y escuchó el denso mensaje de apertura del acto eleccionario que se celebrará en octubre próximo en el país.

El primer paso está dado y es el más difícil. Tenemos a la electora antes que a ningún otro partido. Ella representa la ley electoral y las variables del acto, los candidatos y el programa de gobierno. En el marco ya establecido deben empezar a exponerse aquéllos que creen contar con las aptitudes de un presidente.

La piedra fundamental de la solución del conflicto interminable de la representatividad del FdT fue colocada este 25 de mayo por Cristina Kirchner.

Cristina esta vez no creo que nomine a nadie. Los que quieran ser, deberán asomarse a la palestra y mostrar su calidad de conductores de un gobierno popular.

El lugar que hoy ostenta Cristina no tiene un plazo constitucional, no vence, ella seguirá allí dando el marco ideológico de pertenencia al gobierno popular y quizás se permita ejercer la supervisión informal del gobierno de su propio palo.

La tarea es más aliviada porque la gestión cotidiana y de responsabilidad cansa, y cuando se la ejerció durante varios años más todavía. Ahora el alivio que se ganó lo hizo en base a trabajo y a experiencia. Puede decir desde el lugar donde ha desechado la competencia hostil entre compañeros, y al decir, solo quedará la voz de su experiencia, señalamos la sabiduría que le han dejado tantos años de lucha.

Cristina encontró al final su lugar en el mundo, que no es otro que su lugar en la política argentina. Como una Madre de Plaza de Mayo estará controlando la marcha de la gestión, me imagino que no dejará de marcar las omisiones, los olvidos deliberados de las oficinas burocráticas y será seguramente interlocutora de todo movimiento que defienda los intereses de la Nación Argentina. 

Estamos cerca de perfilar nuestros candidatos. Son ellos los que la militancia deberá ayudar a instalar en la sociedad, marcar el camino de la realización de todo aquello que no pudo hacerse por la pertinaz oposición de la derecha.