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En Neuquén, a diferencia de lo que ocurre a nivel nacional, el Poder Ejecutivo cuenta con un amplio margen de discrecionalidad para convocar las elecciones conforme a lo que dictan la Constitución provincial y el código electoral, lo que proporciona al partido gobernante una marcada ventaja en relación al resto de las fuerzas políticas.
En cualquier momento, no se sabe cuándo, tal vez antes de que estas líneas lleguen al lector, se conocerá la fecha de las elecciones provinciales del 2023, que según los trascendidos podrían tener lugar entre marzo y mayo del próximo año, más probablemente en abril (se habla inclusive del domingo 16 de abril) pero la fecha exacta es un enigma guardado bajo siete llaves por el gobierno.
Esta situación, que se asemeja más a una rémora monárquica que a la transparencia de un régimen democrático, se verifica acontrapelo de lo que ocurre a nivel nacional, donde las normas establecen de antemano la fecha de elecciones, que, dicho sea de paso, el año próximo serán el 22 de octubre, las PASO el 13 de agosto, y una eventual segunda vuelta 19 de noviembre.
La Constitución provincial, en el capítulo de las atribuciones del Poder Ejecutivo,artículo 214, inciso 12, destaca la potestad de “efectuar la convocatoria a elecciones para su realización en la debida oportunidad”. Y en la parte del régimen electoral, artículo 301inciso 7, que “las elecciones ordinarias se efectuarán en épocas fijas determinadas por la ley”.
Pero en los hecho la ley electoral 3053 reformada en 2016, en el artículo 57, sobre la convocatoria, deja un gran margen de acción, solo destaca que “el Poder Ejecutivo provincial debe convocar (…) por lo menos con ciento cincuenta (150) días de anticipación a la finalización del mandato”.
En cambio, la ley electoral nacional reformada en 2009 por iniciativa de la entonces senadora Cristina Kirchner, establece que las PASO deben celebrarse el segundo domingo de agosto del año en que se celebren elecciones generales (art. 20). Y el artículo 53 del código electoral dice que estas últimas se realizarán el cuarto domingo de octubre del año de finalización de los mandatos.
Es decir que a nivel federal la Argentina cuenta con fechas que se conocen de antemano, de manera que tanto los ciudadanos como las distintas fuerzas políticas saben perfectamente a qué atenerse.
En Neuquén el gobernador, quien actualmente es además es presidente del partido gobernante, acaba de decir que la única fuerza que tiene sus candidatos en orden es la suya, pero que para el resto “ya se está acabando el tiempo y no me gustaría que la convocatoria los tome por sorpresa”.
Parece todo lo contrario, en los hechos lo que tiene el oficialismo en Neuquén es la capacidad de sorprender al resto de las fuerzas políticas, que a diferencia del partido gobernante se deben manejar en la incertidumbre respecto de la fecha de un acto que concierne a todos.
De no promoverse una reforma de la ley electoral para hacer más precisa la fecha de los comicios, sería bueno que al menos el Ejecutivo se autolimitara, como ocurrió durante el gobierno de Néstor Kirchner con los candidatos a la Corte, cuando el fallecido ex presidente abrió una etapa de impugnaciones abiertas a todo el mundo, algo que el entonces gobernador Jorge Sapag adoptó a nivel local.
Lo que ocurre a nivel provincial se da también en la municipalidad de Neuquén, ciudad que suma alrededor del 50 por ciento del padrón electoral, y donde la facultad de convocar a comicios está sujeta al poder de decisión del Ejecutivo municipal y sólo tiene como requisito que lo haga “como mínimo, treinta (30) días antes de la finalización del mandato”.
Así las cosas, sería positivo que gobierno y oposición, tanto en el ámbito provincial, como en el municipio más importante, se plantearan la necesidad de actualizar las normativas sobre la convocatoria a elecciones, haciendo más transparente y democrático un acto que concierne a todos.
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