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Cristina Fernández de Kirchner es la líder política argentina más perseguida, maltratada, atacada, injuriada y humillada de la historia contemporánea del país dentro de contextos considerados “democráticos”, es decir dejando de lado las dictaduras. Como resultado de ello, hace casi tres meses y medio se salvó milagrosamente de morir asesinada.
En la semana recién transcurrida se consumó, jurídicamente, la ambición largamente anticipada por los poderes locales y extranjeros que desde hace más de una década quieren destruirla políticamente: un tribunal con la degeneración moral e ideológica necesarias para semejante tarea, la condenó a seis años de prisión y le prohibió para siempre ejercer cargos públicos.
La respuesta inmediata de la conductora del kirchnerismo y actual vicepresidenta de la Nación, fue un discurso en el cual reafirmó y amplió los alegatos políticos que estuvo realizando en los últimos años contra lo que esta vez llamó “Estado paralelo” y “mafia judicial”, y a la vez anunció sorpresivamente que no será candidata “a nada”, es decir a ningún cargo, en las elecciones de 2023.
Su denuncia no solo abordó, una vez más, las razones legales y la exhibición de pruebas contra las aberraciones perpetradas por jueces y fiscales en el proceso penal simulado para condenarla.
Además de ello, reforzó sus argumentos con un minucioso detalle crítico de las conversaciones (o “chats”) que mantuvieron a través de la red digital Telegram, los jueces, fiscales, funcionarios porteños de Juntos por el Cambio, un ex funcionario macrista de los servicios secretos del Estado, un experto en comunicación política y jerarcas empresariales del conglomerado mediático Clarín, que se reunieron clandestinamente -no se sabe aún con qué finalidades- en las estancias de la zona de Lago Escondido que son propiedad del multimillonario inglés Joe Lewis.
Los hechos mencionados en los párrafos anteriores podrían separarse en tres y están íntimamente entrelazados. A su vez, cada uno de ellos tiene una importancia de dimensiones quizás históricas, en el sentido de que influirán, al menos, en el desarrollo a corto y mediano plazo de los asuntos públicos de Argentina.
Todo se concretó dentro de una misma semana. Por un lado, a partir del domingo (04/12) se difundieron las conversaciones privadas pero que trascendieron públicamente a base a filtraciones informáticas, entre los participantes del viaje y de las reuniones clandestinas en las propiedades de Lewis.
El conocimiento social del tema se logró gracias a medios periodísticos que son independientes de las grandes corporaciones de la derecha ideológica, por ejemplo el diario Página 12, el diario cooperativo Tiempo Argentino, el portal El Cohete a la Luna, el multimedios El Destape, el canal de noticias C5N y la radio AM-750, entre otros.
En segundo lugar, el martes (06/12) el Tribunal Oral Federal Nº 2 de la capital federal anunció la condena y proscripción de Cristina. Y tercero e inmediatamente, en la misma tarde ella respondió a través de un discurso trasmitido por sus redes digitales y que fue reproducido en tiempo real por la mayoría de los canales televisivos de noticias.
(Cabe resaltar que los canales ultra-antikirchneristas como TN, justamente del Grupo Clarín, solo trasmitieron los primeros tramos y luego sus periodistas se dedicaron, como hacen habitualmente, a mentir, engañar, ocultar información y “tirar mierda” para perjudicar a la vicepresidenta, mientras ella continuaba hablando y solo mostraban su imagen en una pantalla partida en varios cuadros).
Rupturas y desafíos
De esos tres grandes asuntos ocurridos o conocidos en pocos días, el renunciamiento de Cristina Kirchner a competir por cualquier candidatura el año que viene rompió de forma absoluta todos los planes de los/las dirigentes y sectores políticos de cualquier orientación, así como de la totalidad de los poderes de facto (corporaciones) del país y del exterior.
Rompió también, aunque esto es lo menos relevante -y es, más bien, consecuencia de lo anterior-, las más diversas interpretaciones y prognosis de cualquiera de los análisis políticos que se hayan realizado hasta ese momento.
Y además rompió (por usar el mismo término, pero que tal vez sea apropiado para esta significación), los deseos e ilusiones de millones de ciudadanas y ciudadanos, y dentro de ellas/os las militancias y dirigencias, que tienen a Cristina Kirchner como líder máxima y que aguardaban legítimamente que ella fuera candidata presidencial el año próximo.
Su valiente determinación tiene y tendrá consecuencias en las decisiones que adopten desde ahora en adelante los actores políticos y corporativos.
De algún modo, la líder más importante del país desafía a que cada cual se haga cargo de seguir haciendo política y/o defendiendo intereses sectoriales sin ella como participante de una elección ni como funcionaria pública de ningún tipo.
Al kirchnerismo y al conjunto del peronismo, y a sus respectivos aliados, los obliga a revitalizar sus discusiones internas y las pujas de poder que de allí se deriven, hasta determinar quiénes integrarán su fórmula presidencial y el resto de las candidaturas. Con o sin apelar a que lo se defina por mayoría de votos en las elecciones primarias abiertas simultáneas y obligatorias (PASO).
A la oposición de derecha y ultraderecha, desde Juntos por el Cambio hasta los agrupamientos que dirigen Javier Milei y José Espert, les desarma gran parte de su acción propagandística y de su posicionamiento electoral, basados predominantemente en fomentar el odio, o cuanto menos la diatriba permanente, en contra de Cristina y el kirchnerismo.
A los poderes económicos locales y extranjeros que siempre la combatieron y desestabilizaron durante sus dos mandatos presidenciales, y que presionan al gobierno de Alberto Fernández y al conjunto del Frente de Todos para que se nieguen a cualquier acto gubernativo cercano a las políticas pasadas o las nuevas propuestas del kirchnerismo, les avisa que deberán afrontar las consecuencias de su ambición insaciable de aumentar siempre más su rentabilidad a costa de saquear el aparato productivo nacional, las economías familiares de las personas comunes del pueblo y los recursos naturales del país.
A las corporaciones judiciales y mediáticas que, en base a estrategias de dominación imperial planeadas en Estados Unidos, perpetraron una persecución política feroz contra Cristina -con infinitas secuelas de sufrimientos personales para ella y su familia- hasta provocar el odio criminal que instigó a su asesinato, y que finalmente la condenaron tras un simulacro de juicio y le prohibieron ejercer cargos públicos, les advierte que han generado el monstruo de la violencia política -por más que la gran mayoría del pueblo siempre desee la paz- y que los probables conflictos políticos y sociales también algún día podrán afectarlos a ellos.
De ahora en adelante, “hágase cargo” cada cual de seguir con sus respectivas estrategias de poder pero sin la conductora del kirchnerismo como candidata o funcionaria. Aunque ella seguirá siendo una militante como toda su vida y una líder que influirá decisivamente en la política argentina del presente y del porvenir.
Un alegato histórico
Los principios de la convivencia política democrática y pacífica fueron destruidos. La paz social y política están en peligro creciente.
La derecha y la ultraderecha, no solo con sectores políticos sino como manifestación de una parte considerable de la sociedad que consciente o inconscientemente internalizó esas bases ideológicas y los horrorosos sentimientos que de ellas se derivan, la quieren “presa o muerta”, como Cristina definió certera y dramáticamente.
A la cabeza del bloque de poder antidemocrático está Héctor Magnetto, el siniestro empresario que empezó a trepar hacia los altos niveles del poder cuando en 1977 los diarios Clarín, La Nación y La Razón (esta último existió hasta 2017) se asociaron con la dictadura genocida para apropiarse de la producción monopólica de papel para diarios, los cuales en ese tiempo -mucho antes de la expansión de la televisión y de la posterior invención de Internet- eran la clave del poder para dominar a la opinión pública.
Cristina se refirió explícitamente a Magnetto durante un par de minutos, hacia el final de su imponente alegato histórico del pasado martes, 6 de diciembre de 2022.
Esta columna de opinión concluye con la invitación a ver/escuchar, o volver a ver/escuchar, ese emocionado y emocionante documento político. (Es un video de 2 min. 50 seg. tomado de la cuenta de Twitter de Unidad Ciudadana).
“Usted, Magnetto, me quiere presa o muerta”.
La verdad de la milanesa.#TodosConElla ?? pic.twitter.com/7stB5W0SYR
— Unidad Ciudadana ???????? (@UniCiudadanaAR) December 7, 2022
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