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El libro, ese objeto precioso que anda dando vueltas desde la antigüedad, es uno de los artefactos más precisos y bellos que ha inventado el hombre para la transmisión clara de sus ideas. Revolucionario en el medioevo, popular en la modernidad y decenas de veces reinventado en el último siglo, es una noble herramienta de enriquecimiento que pareciera estar decidida a no abandonarnos como especie, aun cuando muchas veces pegamos volantazos civilizatorios que nos alejan de la lectura y nos acercan más a... la brutalidad.
Neuquén precisaba personas que entiendan al libro, porque el Estado, el que debiera ser su promotor principal en tanto elemento social de crecimiento y consolidación cultural, nunca estuvo del todo presente en esta provincia, y desde hace décadas directamente se corrió de la discusión y el campo del trabajo, volviendo recién ahora con un tibio recomenzar del Fondo Editorial Neuquino que aun no se ve en los papeles (¡literalmente!) tal y como se anunció año y medio antes del comienzo de la pandemia, es decir: hace ya casi un lustro.
Por suerte Neuquén tiene su espíritu de autogestión bien desarrollado, como un jote que no le teme a la sequía ni a la inclemencia, y vuela usando el viento para no solo sobrevivir, sino para vivir con dignidad. Eso (dignidad) fue lo que construyeron proyectos editoriales como Ruedamares, La Grieta, Editorial Limón, La Cebolla de Vidrio, Planeta Color, Kuruf, Lo hago Como Puedo, Doble Z o las más recientes La punta del ovillo, Suyiro, Debo Palabras, Punto Tactil y Tanta Ceniza, fueron quienes sostuvieron de manera épica la existencia de libros que den cuenta de nuestras ideas, todas las que están dando vueltas en el paisaje de la provincia.
Dentro de ese escenario, en el que existe una oferta editorial con casi todos los nombres mencionados en el párrafo anterior de pie, a Neuquén le faltaba una propuesta de edición que acompañara integralmente a quien escribe para ver nacer su libro desde el cero absoluto hasta el producto final que será depositado en librerías. Parir un libro en épocas de sobre oferta permanente y competencia asimétrica total, no es nada fácil. Lo saben quienes escriben, lo saben quienes editan, por eso se necesitaba de un proceso que junte las dos cosas casi en un solo acto creativo.
¿Se podía hacer esto, un trabajo tan estrecho de creación de un libro en el que lxs autorxs puedan estar cerca y seguir el proceso total de construcción del artefacto? Claro que se podía, solo hacía falta que surgiera el proyecto editorial que lo llevara adelante como en un norte. Sin ir más lejos, y honrando la verdad de los hechos, ya estaban los antecedentes de trabajo de Kuruf, Lo Hago Como Puedo y La Cebolla de Vidrio, que un poco habían comenzado a delinear esta propuesta, poniendo los primeros mojones sobre este método de alumbramiento de libros. Pero la llegada de ArS, una editorial que si bien nació hace ya siete años, recién en los últimos ha encontrado una forma dinámica y sostenida de crear en coparticipación con lxs creadorxs.
Iván Moyano, comunicador social, diseñador y gestor cultural, es quien está al frente de este proyecto y entiende al libro de una manera muy peculiar y cercana. Cuando se le pregunta que concepto actual tiene sobre el destino de los libros una vez que nacen, no duda en afirmar:
“Creo que los libros hacen su propio camino, se mueven, se encuentran necesariamente con la persona indicada que los leerán. Creo que los libros llegan a donde tienen que llegar, y a través del medio que sea. Libros impresos, digitales, audiolibros o podcast cumplen la función de transmitir una idea o pensamiento y creo que esto es inherente al ser humano”
Por eso, por entender el destino del artefacto como un devenir dinámico, ni siquiera dudó a la hora de reinventar el proyecto que pergeñó junto a su compañero Mauricio Aramayo allá por 2015: “Nosotros surgimos como ArS para dar una respuesta concreta a la necesidad de imprimir la revista cultural que editábamos, 'S!gnos, arte y cultura', de la que formé parte junto a Mauricio Aramayo, Hilda López y un gran equipo de colaboradores que fueron pasando a lo largo de los años –cuenta muy tranquilo, casi reflexivo- Por aquel entonces era muy costoso imprimir la revista y poder ofrecerla a un precio accesible. Entonces con Mauricio creamos una gráfica y además empezamos a ofrecer los servicios de impresión a quién lo requiera, y todo para financiar el proyecto S!gnos. Con el paso del tiempo ArS pasó de ser una gráfica a ser una imprenta y nos enfocamos específicamente en trabajos literarios, libros, revistas, fanzines y otros tipos de publicaciones gráficas”.
Así es como -varios años más tarde- ArS deviene en esto que es hoy: una imprenta con servicios editoriales, es decir: un lugar que ofrece todos los servicios necesarios para la edición de un libro, desde la corrección editorial, a la maquetación y diseño, pasando por todos los trámites de registro y Derechos de Autor, más una impresión por demanda.
Dice al respecto Iván: “Si nuestro lema de trabajo es 'Llevamos tus ideas al papel', lo más lógico es que nos encarguemos de guiar a quien escribe a través de todo el proceso relacionado con la edición de su libro, ofreciéndole todos los servicios que hagan falta. Hemos puesto una meta clara para hacer las cosas y nos proponemos lograr libros que sean 100% Neuquinos, en todo su proceso”.
A todo este proceso de buenas intenciones ya se le suma una cadena de concreciones que pareciera enorgullecer al equipo. La cercanía con la comunidad escritora de la región es clave:
“El proyecto fue fluyendo por donde mejor funciona -dice Iván-. Desde el 2019 nos propusimos dedicarnos exclusivamente al trabajo editorial y en ese sentido se fue cumpliendo todo lo que nos propusimos. Siempre seguimos soñando y tenemos muchas metas futuras, por las que trabajamos todos los días. Estamos muy orgullosos de los resultados y agradecidos al sector literario de la región”.
En estos años de trabajo han editado más de 50 títulos, de las más diversas categorías, e imprimieron muchos más, ya que -además- le ofrecen la impresión de libros a editoriales de la región.
Han editado libros tan heterogéneos como “Ulkantvn”, micro relatos y poemas de temática mapuche de la rionegrina Luciana Torretta; todos los libros de cuentos infantiles de Laura Tores; o el vistoso y contundente “Es tiempo de Isidro” del dibujante Nicolás Mendoza; o ensayos como “Cuando la flor abrazó a la pastilla” del Dr. Armando Fernández Arévalo, o los tomos 3 y 4 de “Neuquén, crisol de historias y migrantes” de Vicky Chávez. También ha editado a poetas y prosistas de la región como Sebastián Gonzales, Clara Oyuela, Patricio Denegri, Tomás Watkins, Carlos Juárez, Pablo Cazayous, Celia Maglione o Jordi Aguiar.
En materia de participación en la impresión de libros, han realizado trabajos para editoriales como Kuruf, Hanami, Orcalumis, Punto táctil, Editorial Lo hago como puedo, La punta del ovillo, Suyiro, y son quienes imprimen a la gran “mimada” de las revistas literarias de todo Patagonia, la espectacular “Salvaje Sur”, la gran publicación pulp de la región dirigida por Matías Castro Sahilices. El trabajo es mucho: “Actualmente nos encontramos trabajando en 16 proyectos editoriales diferentes”, dice Iván, se pasa la mano por la frente y sonríe.
Si bien la Patagonia (y Neuquén en un macro acercamiento) es un polo editorial llamativo, para crear un proyecto de estas características se necesitó un estudio previo y un conocimiento profesional importante: “No solo eso -cuenta Iván- también hizo falta un equipo especializado, capital, y sobre todo mucho tiempo de desarrollo hasta lograr una rentabilidad necesaria para seguir existiendo y crecer”.
¿Y qué es lo que imagina que se impone editar? ¿Qué sueña un proyecto multi-herramientas como ArS a la hora de imaginar libros que nazcan? El director dice: “Creo que es necesaria la edición de libros relacionados a las diversidades, a la conquista de derechos, de la clase que sean. Autoras como Camila Sosa Villada son necesarias. Me gustaría ir un poco más por esos rumbos editoriales. Creo también que el sector literario regional, autores, editoriales, imprentas, librerías, deberíamos nuclearnos para lograr más fuerza conjunta”.
Perspectiva no le falta, debido a esta profesión holística que se impuso -cubriendo el todo, todo el tiempo- hace varios años que lee con minuciosidad correctora y editorial cada libro que editan: “no me queda mucho resto para otras publicaciones”, dice, pero está orgulloso de estar completamente al tanto de la realidad de ideas que circulan a nivel literario y ensayístico en la región.
A pesar de los vendavales económicos que azotan nuestra geografía nacional, en lo personal la conducción de ArS sueña con lo que todo emprendimiento independiente, de objetivos bien claros, tan ligados a lo cultural y social suele soñar: agrandar el proyecto, poder contar con más personal especializado, editar a cada vez más autores locales y sobre todo “posicionar la zona y su producción literaria a nivel nacional”. ¡Vaya cadena de anhelos!
Ojalá el destino no les sea esquivo, el Estado no se comporte con indiferencia ante un proyecto así, la economía nacional haga pie un poco, la comunidad literaria neuquina no les sea indiferente y -por sobre todo- cada persona de nuestra sociedad despierte en sí misma la chispeante necesidad de acercarse a ese viejo, elegante, necesario y espirituoso artefacto llamado libro... ¡Que así sea!
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