No puedo creer que sea verdad: Macri está enseñando en una Universidad de EEUU. Creo que la disciplina desde la que impartirá cátedra trata de la formación de líderes.

¿Qué irá a pontificar en sus clases? Quizás el primer paso esté destinado a la consolidación de la autoridad de un líder político, que según su experiencia, es corromper el estado de Derecho.

Sin ley se impone la discrecionalidad de quien manda a su antojo y conveniencia. Dicho esto, la ruta de la convivencia conducirá fatalmente a que prevalezca la ley de la selva, donde hacen buenos negocios los especuladores.

Mientras tanto parece ser que ha afirmado que no se presentará a indagatoria por el espionaje ilegal de los familiares del ARA San Juan. O dicho de otro modo que se presentará, sí, pero cuando a él le venga bien.

No existe mayor ostentación de lo poco que le importa a Macri su situación en la justicia, como la nula observancia de las normas que regulan su funcionamiento en una sociedad civilizada.

Frente a tamaño despropósito hay una cadena visible de mentiras parecidas: no responde como queda dicho a la demanda de la justicia, del mismo modo desafiante como lo hiciera su fiel empleado y cancerbero de Boca Juniors, Carlos Stornelli, citado por extorsión y espionaje ilegal, alrededor de media docena de veces por el juez Ramos Padilla, todas ellas desoídas por Stornelli.

Ocurre que, lo que a la gente normal le parece una barbaridad, no responder a las citaciones judiciales en causas penales, para estos personajes que viven en el mundo de la impunidad, responderán de acuerdo a como les plazca.

Es curioso que haya sectores del Poder Judicial que no defiendan a la entidad constitucional que representan, jugando con Macri una partida de supremacismo, en la que la justicia se ha acostumbrado a perder o a someterse.

Semejante conducta, si el protagonista fuera cualquier ser humano de a pie, seguramente sería conducido por la fuerza pública a buen resguardo en algún calabozo por tiempo indeterminado, siguiendo la familiar doctrina Irurzun.

Macri, es evidente que la justicia federal entiende que es distinto a cualquiera de sus compatriotas y su burla constante a los procedimientos legales señala una desigualdad que indigna.

Otros eslabones de impunidad que demuestran el sometimiento del Poder Judicial argentino a la voluntad de esta persona es la evasión impositiva en todo el entramado de los depósitos efectuados por él y sus amigos en las variadas guaridas fiscales ubicadas estratégicamente en distintos lugares de la geografía del mundo.

¿Cómo es posible que la riqueza material se exprese de modo tan desafiante y tan descarada, y los poderes públicos sean impotentes para restituir el orden al caos que generan y que provienen, además, de quien fuera presidente de la República?

Debemos suponer que alguien como Macri que está involucrado en múltiples causas penales, desde hace tiempo, las mismas deberían pesar como antecedentes a consultar, no como antecedentes a encubrir.

La responsabilidad de los que asumen esa conducta de encubrirlo o de no investigarlo, se olvidan que entonces están actuando como cómplices obligados de un personaje insólito, ya que es raro que quien ha actuado de ese modo haya llegado a ser presidente de un país, nuestro país.