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13/01/2021

Covid-19

“Comunidad organizada”

“Comunidad organizada” | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Como muchas otras experiencias que decantan en la construcción de dispositivos superadores, la conformación de la “Red de Abordaje Comunitaria Covid-19” surgió a partir de verificar que lo que se hacía no resultaba suficiente

Daniel Esteban Manoukian ** y Martín Sapag *

 

 “Es evidente que actualmente no puede haber medicina sin medicina social,

y no puede haber medicina social sin una política social del Estado

Ramón Carrillo (ref:1)

Sobre la base de la conciencia social, que no es otra cosa que la clara percepción de la relación de dependencia recíproca que existe entre todos los individuos que constituyen una comunidad de personas, se edifica la solidaridad social. Recrear el concepto de “comunidad organizada” exige que hombres y mujeres sean socialmente solidarios, y efectivamente lo son, cuando sienten y actúan de tal modo que sus acciones se concreten antes que para su propio bien, para el bien de sus semejantes y de la comunidad. Tiene que ver con una cuestión básicamente ética, Herbert Spencer diría que “el sentido último de la ética consiste en la corrección del egoísmo”.

Para poder lograr la felicidad del Pueblo y la grandeza de la nación se requiere el mayor grado de solidaridad, de tal manera de abarcar a toda la comunidad nacional, siendo ese grado máximo de solidaridad lo que hace posible la unidad nacional. Ese logro es fruto de un proceso de autodeterminación comunitaria que propicia como camino la armonía entre el individuo y la comunidad.

Cuando los integrantes de una comunidad se agrupan por ramas de actividad o de interés, comienzan a construir lazos que en base a la organización se van fortaleciendo, pero que devienen en resultados parciales si no se vuelcan, integrándose con otros núcleos organizados, a favor de la construcción de un objetivo colectivo superior.

Lo anterior implica que juntarse en torno de un objetivo común con sentido solidario y de autodeterminación es el primer paso hacia una comunidad organizada, pero requiere luego la inteligencia y generosidad suficiente para poder articular esa construcción con otras, de tal forma que esa lucha congruente, potencie las posibilidades para conquistar objetivos superadores.

De Casandra a la Red de abordaje comunitario (RAC)

Como muchas otras experiencias que decantan en la construcción de dispositivos superadores, la conformación de la “Red de Abordaje Comunitaria Covid-19” surgió a partir de verificar que lo que se hacía no resultaba suficiente por distintas razones, entre ellas esquemas de actuación ante la emergencia que limitaban la participación de actores con potencial capacidad de aportes sustantivos.

Según la mitología griega Apolo se había enamorado perdidamente de Casandra y para conquistarla le otorgó el don de la profecía. Sin embargo, Casandra, poseedora de esa envidiable capacidad de predecir lo que sucedería, no correspondió a Apolo como este lo deseaba. Decepcionado, enfureció y la maldijo y a partir de ese momento Casandra no perdió el don preciado, pero ya nadie creería en sus predicciones (ref:2).

Cutral Có-Plaza Huincul aparecía hacia septiembre de 2020 como uno de los conglomerados con más alta incidencia de Covid-19 de la provincia del Neuquén. Algunos trabajadores de salud empezaron a percibir que no estaban transitando por el mejor camino para intentar reducir el impacto de la pandemia y que si persistían con el mismo enfoque el daño sería mayor. Lo advirtieron a decisores locales, pero como Casandra, habían perdido el poder de resultar creíbles.

Sin embargo, no se cruzaron de brazos e intentaron un camino alternativo. Partieron de asumir que una pandemia es un evento excepcional, biológico y social, que impacta sobre una comunidad generando un daño de tal magnitud que ninguno de los actores involucrados puede, en soledad, hacer frente al problema con dignidad y posibilidad de éxito.

Conscientes de que no se puede solo y que ningún dispositivo es lo suficiente óptimo como para cubrir todos los flancos, revisaron lo que ya se sabía sobre la Covid-19 en cuanto a las formas de transmisión, los síntomas iniciales y las medidas que contaban con evidencia para atenuar el avance de la pandemia. Rápidamente el escueto grupo que empezó a sintonizar la misma onda, surgido del propio sistema de salud, llegó a tres conclusiones. En primer lugar que se podía, y valía la pena, un abordaje desde la prevención y la detección temprana, en segundo término que no alcanzaban con los trabajadores de salud para llegar a todas las familias de la comunidad. Finalmente, que la ola pandémica gigante no podría pararse con el concurso de una sola institución, pero que si muchas personas y varias instituciones se iban haciendo cargo de las pequeñas olas que alimentan a la madre de todas, era posible neutralizar el avance devastador.

Era posible si se actuaba con sentido, y si el sentido que le imprimía cada componente, se alineaba en torno a un objetivo común. En suma, si se organizaba el esfuerzo colectivo con sentido solidario y efectivo.

¿Cómo funciona y dónde está presente la RAC?

 

La noción de red social implica un proceso de construcción permanente

tanto individual como colectivo.

Es un sistema abierto, multicéntrico, que a través de un intercambio dinámico entre los integrantes de un colectivo (familia, equipo de trabajo, barrio, organización, tal como el hospital, la escuela, la asociación de profesionales, el centro comunitario, entre otros) y con integrantes de otros colectivos, posibilita la potencialización de los recursos que poseen y la creación de alternativas novedosas

para la resolución de problemas o la satisfacción de necesidades.

Cada miembro del colectivo se enriquece a través de las múltiples relaciones que cada uno de los otros desarrolla, optimizando los aprendizajes al ser éstos socialmente compartidos”.(Dabas, 1998) (ref:3)

 

Una verdadera red es fundamentalmente un sistema de vínculos. Personas que se reconocen mutuamente, y que en un marco de confianza deciden actuar con una visión en común (ref:4).

La sindemia por COVID nos presentó el desafío de observar la nueva realidad y a partir de esa mirada proponer y ejecutar acciones que fueran ágiles, flexibles, y que permitieran optimizar los recursos y conocimientos disponibles, minimizando las acciones que constituyeran una inversión de energía sin resultados constatables. Con ese criterio la RAC organizó Equipos de Respuesta Rápida (ERR), constituidos por una agente de salud, y 5 voluntarios de la comunidad.

El contacto con el dispositivo no se realiza de manera centralizada a partir de un número telefónico o un lugar específico. Los equipos reciben los casos de su propio espacio vital, los encuentran en la convivencia con familiares, amigos, compañeros de trabajo. Cada situación pasa por una evaluación del agente de salud, que “semaforiza” los casos. Así, los casos son “verdes” si se trata de personas con síntomas leves y sin factores de riesgo, “amarillos” si tienen factores de riesgo, y “rojos” si tienen síntomas de gravedad. Los voluntarios se encargan del acompañamiento de los casos “verdes” que son la inmensa mayoría, mientras el agente de salud acompaña los “amarillos” y “rojos”, a los cuales se les provee un equipo simple (saturómetros) para medir el nivel de oxígeno en sangre.

Para la armonización de la organización fue necesario disponer la creación de espacios de apoyo:

  • Se crearon equipos de coordinación provincial y zonales que se encargan de la provisión de recursos materiales, gestiones de articulación interinstitucional y acompañamiento al armado de equipos de respuesta rápida,
  • Equipos de comunicación que se encargan de tomar los conocimientos y experiencias disponibles, adaptarlos al contexto sociocultural y al momento epidemiológico para luego generar piezas comunicativas que se comparten en medios de comunicación y redes virtuales.

Se puede visitar aqui

  • Un equipo pedagógico que genera materiales de capacitación para agentes de salud y voluntarios,
  • Un foro virtual de agentes de salud, donde podemos compartir experiencias y conocimientos útiles para la mejor respuesta a las familias afectadas.

Actualmente se desarrollaron equipos en todas las zonas sanitarias de Neuquén, en Monte Grande y en Usuahia que han acompañado a cientos de personas desde septiembre del 2020. Además el aula virtual y el espacio de comunicación en redes ha sido visitado y aprovechado por miles de personas en todo el país. La red está cerca de contar con una aplicación para el registro de las familias en seguimiento, lo que facilitará la gestión general del dispositivo y la articulación con el sistema de salud.

De esta manera se ofrece un dispositivo altamente descentralizado, con pleno protagonismo comunitario, con resultados verificables y medibles, adecuado a cada momento epidemiológico y contextualizado en la cultura local, que complementa los dispositivos centralizados ofrecidos por el sistema de salud formal.

¿Cómo aprovechar las sinergias?

Es necesario que la dirigencia política esté atenta a estas iniciativas, interpretándolas como complementarias del rol institucional formal, pero potentes en tanto constructoras del capital social que necesitamos para construir una sociedad más solidaria, equitativa y en definitiva más justa.

El aporte de la RAC puede ser muy importante en orden a reducir las internaciones por mejor manejo previo, pero al mismo tiempo el seguimiento ambulatorio de casos Covid-19, permite detectar situaciones que ameritan asistencia en internación. En algunos casos por requerimiento de oxígeno u otras medidas tanto diagnósticas como terapéuticas. Es en esas circunstancias, la articulación entre este tipo de dispositivos comunitarios y el sistema formal debe estar aceitado para que ambos recursos rindan en favor de la salud de la comunidad.

Lo que se plantea para aspectos biológicos, también resulta pertinente, desde una mirada holística del proceso salud-enfermedad-cuidado, para situaciones que afectan dimensiones psicosociales para las cuales puede echarse mano de otros recursos institucionales, tanto en salud como en otros sectores municipales y provinciales.

Más allá de la pandemia

Como señalara Kenneth Newton “el capital socialpuede ser visto como un fenómeno subjetivo, compuesto de valores y actitudes que influencian en como las personas se relacionan entre sí y ayudan a trascender relaciones conflictivas y competitivas para conformar relaciones de cooperación y ayuda mutua” (ref:5). Esto último quizás se vincule a su vez con la capacidad de las comunidades de empezar a reconocer las amenazas externas como más relevantes que las pugnas internas y edificar una sociedad que crece y se expande con criterios de inclusión, que se sustenta en su lazos y en su capacidad asociativa en función de proteger y fortalecer los bienes comunes.

Avanzar hacia la consolidación de “comunidad organizada” requiere acumular “capital social”, demanda esfuerzo, generosidad y sentido de lo colectivo. Es un camino arduo jalonado por aciertos y yerros, donde los ejemplos sirven para fortalecer la autoestima colectiva y la convicción de lo posible.

La RAC no es la única experiencia que surge desde espacios de salud no formales para contribuir a la salud colectiva. Son señales que interpelan al modelo médico hegemónico invitando a ampliar la mirada. Desafían, en tanto no emplean las recetas conocidas que no siempre resultan efectivas, pero definitivamente deben interpretarse como aportes creativos, genuinos y espontáneos, que conjugados en forma inteligente con otras iniciativas, suman en favor del conjunto.

Vivimos una época que esta signada por la presencia de amenazas concretas y cercanas que podrían afectar nuestra existencia como especie en este planeta. Esta sindemia puede convertirse, si estamos dispuestos, en un escenario de aprendizajes necesarios para la subsistencia y el sumak kausay (ref:6) o “buen vivir”. La RAC es un pequeño ejemplo del bienestar que puede generar una acción colectiva en la que se define claramente el sentido, y se siguen los lineamientos ya conocidos de la declaración de Alma Ata, fuertemente vigentes en la actualidad, creyendo con toda esperanza y orgullo, que comprometiéndonos y poniendo a disposición del colectivo nuestros recursos, podemos enfrentar la adversidad con dignidad.

El sentido convocante de la RAC está dado porque las acciones están claramente dirigidas a cortar cadenas de contagio y a impedir las situaciones de soledad. ¿Cuáles son las claves de sentido convocantes de otras problemáticas de salud? Las buenas preguntas constituyen el primer paso en el desafío de construir la Salud Colectiva.

 

Daniel Esteban Manoukian y Martín Sapag

Chos Malal, Neuquén, enero de 2021


 

 

1. Alzugaray, R. (1988). Ramón Carrillo, el fundador del sanitarismo nacional / 1. Centro Editor de América Latina.

2. Giustachini, Ana Ruth (2007). Pinamar, ciudad de dioses, mitos y héroes. Pinamar, Provincia de Buenos Aires, Argentina.

3. DABAS, Elina (1998). Redes Sociales, familias y Escuela. Colección Cuestiones de Educación. Editorial Paidós. Buenos Aires, Argentina.

4. Dabas, Elina y Perrone, Nestor (1999). Redes en Salud. Disponible aqui.

5. Newton, Kenneth (1997). Social Capital and Democracy, American Behavior Scientist, vol. 40, núm. 5, marzo-abril, pp. 575-586.

6. Ariruma K. El Sumak Kausay. Disponible aqui



(*) Médico pediatra, Fundación Salud Para Todos.
(**) Médico sanitarista, CUESEB (Centro Universitario de Estudios sobre Salud, Economía y Bienestar UNCo).
29/07/2016

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