Columnistas
05/06/2020

La deuda pública: una forma de sometimiento

La deuda pública: una forma de sometimiento | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Ya Mariano Moreno, en su momento, advertía los riesgos de endeudarse. Hubo muchas crisis mundiales y en la década de 1970 empezó la financiarización de la economía. Argentina al asumir Macri debía el 52,6% del PBI, y cuando se fue el 89,4%.

Norma Noya *

 

“Engreídos prestamistas por haber salvado al Gobierno de tan peligrosa situación, se contendrán difícilmente en los límites de una situación respetuosa; la obligación … los alentará a injustas pretensiones y la más leve repulsa producirá quejosos y descontentos que acusen de ingratitud y pretendan castigar con el cobro de sus créditos y negociación de nuevos auxilios, la poca consideración con unos hombres que salvan el Estado con sus caudales … Deberíamos temer las más tristes resultas, si no se arbitrase otro medio de sostener el Estado que los empréstitos…”

Mariano Moreno (1778-1811)

Mucho tiempo pasó desde que Mariano Moreno referenciaba la deuda pública … Hubo una gran depresión entre los años 1873 a 1896, dos guerras mundiales (1914-1918 y 1939-1945), la más grande de todas las crisis del capitalismo –hasta ahora- la depresión de 1930, un período que se dio en llamar “los treinta gloriosos años del capitalismo” que se extiende desde el fin de la 2° guerra hasta la crisis de la década de 1970, la crisis (subprime) del sistema bancario del 2007/08 y ahora el coronavirus, que vaya a saber a dónde nos llevará, pero con seguridad a una grave crisis.

Es a partir de la crisis de la década de 1970 donde se inicia una nueva etapa en la economía y en el orden social de occidente, y comienza en simultáneo el derrumbe del Estado de Bienestar. La caída de la tasa de ganancia de los capitales y el colapso del orden monetario internacional, fueron las que llevaron en 1971 al presidente de los EEUU, Richard Nixon, a suspender la convertibilidad del dólar con el oro, abandonando uno de los soportes monetarios de la posguerra. A partir de ahí comienza el período de financiarización de la economía mundial (1).

Los avances tecnológicos, el fenomenal aumento del tamaño de los mercados financieros mundiales; la radical transformación experimentada por los bancos, cuya función de intermediación entre depositantes y prestatarios se vio eclipsada por su irresistible tendencia a invertir en operaciones de alto riesgo; la emergencia de Japón y China, y en menor medida Corea y los otros “tigres asiáticos”, como componentes fundamentales de la economía mundial e involuntarios jugadores en el casino global, y la deserción de los Bancos Centrales de sus responsabilidades globales de monitoreo y supervisión del sistema financiero, son, según Atilio Borón (2), los factores que contribuyeron a que predominara el sector financiero sobre la economía real. El rentista fue gradualmente desplazando al empresario industrial.

Cuando les preguntaba a mis alumnos de la Universidad ¿cuáles piensan que son las actividades en la que se logran mayores ganancias?, algunos contestaban el sector petrolero, otros el mercado inmobiliario. Pero no: en este estadio del capitalismo, la máquina más eficiente de hacer dinero es el sector financiero (el dinero hace dinero).

Desgraciadamente, en muchos casos, atrás de la aparente seriedad del mercado financiero global hay:

“…un sórdido casino global con su panoplia de apostadores, tahúres y hampones…: circunspectos rentistas, afiebrados operadores bursátiles cuya atención a los vaivenes de los mercados financieros se sostiene con el masivo consumo de narcóticos, especuladores internacionales, fondos de inversión administrados por letales gerentes, grandes bancos con imágenes prolijamente “t r a b a j a d a s” por la propaganda y el ramillete de oligopolios que controla gran parte de la economía mundial. A ellos se les agregan las mafias vinculadas al lavado de dinero, el comercio de armas, el contrabando, la inmigración ilegal, el tráfico de órganos, la prostitución infantil, la trata de blancas, los gerentes de los “paraísos fiscales” y los encargados de embellecer estas deplorables figuras haciéndolos pasar por serios personajes, grandes empresarios, innovadores tecnológicos o pioneros de la “n u e va sociedad” (Boron, A.) (3).

Fueron muchos años en los que crecimos dentro de este orden social, que se hizo carne en la amplia mayoría de los y las habitantes del mundo. Toda la sociedad de alguna u otra manera responde a los patrones que dicta el poderoso sistema financiero. Llevado al extremo, es interesante analizar el mensaje de la película “En busca de la felicidad” (4) que cuenta la historia de Chris Gardner, trabajador negro muy pobre de la ciudad de San Francisco (EEUU). Él logra, después de mucho sacrificio, trabajar de corredor de Bolsa en la empresa bursátil Dean Witter Reynolds. Esa es la meta… esa es la felicidad. El film muestra, además, la vida de los que trabajan en ese mundo y en qué consiste el trabajo.

¿Qué papel juegan los Estados en la época de financiarización de la economía mundial?

A partir de 1973, con el aumento descomunal de los precios del petróleo (se cuadruplicó el precio del barril, pasando de 3 a 12 dólares) había una gran liquidez internacional, que se traduce en un exceso de la oferta de dólares. Los dueños de esos capitales comenzaron a prestárselos a los países periféricos, que remediaban, de esta forma, sus déficits presupuestarios. Recordemos que los Estados entran en déficit cuando sus ingresos no les alcanzan para cubrir sus gastos; y en vez de incrementar la presión tributaria, política resistida por los contribuyentes sobre los cuales recae, se endeudan. En América Latina se favorecieron con esos préstamos, entre otras, las dictaduras del Gral. Pinochet en Chile y del Gral. Videla en Argentina.

Pero siempre los capitales van donde obtienen mayor rentabilidad, así es como en 1979, EEUU aumenta la tasa de interés y los capitales empiezan a viajar hacia el norte. Comienzan entonces los problemas de los países del sur, que no podían refinanciar los pagos de intereses y capital; la etapa se la conoce como la de Crisis de la Deuda.

En Argentina, si bien la problemática sobre el endeudamiento existe desde prácticamente el nacimiento mismo de la República, manifiesto en el préstamo de la Baring Brothers de 1824; recién el tema adquiere dimensiones trascendentales a partir de la era de la financiarización. 

La deuda heredada de la dictadura fue uno de los principales condicionantes del gobierno democrático encabezado por el Dr. Raúl R. Alfonsín (1983-1989). 

En diciembre de 1992, ya con Carlos Menem como presidente, Argentina llega a un acuerdo de refinanciación de su deuda con los bancos a través de una serie de instrumentos de pago (5). La implementación de dicho Plan (Brady) produjo en el año 1993 la reapertura de los mercados financieros, siendo funcional e indispensable para poner en práctica un modelo económico basado en la apertura comercial y financiera, con un peso sobrevaluado por la convertibilidad (6). Según Calcagno (7), durante la década de 1990 el régimen económico estuvo regido por un tótem: la convertibilidad del peso con el dólar ($1 = U$S1) y un tabú: la deuda externa; ambos fueron aplastados por el derrumbe de diciembre del 2001 que provocó la caída del gobierno de De la Rúa. Sin dudas, la deuda era excesivamente voluminosa, con montos de servicio impagables. Con o sin declaración del default o cesación de pagos, la economía argentina era incapaz de generar un superávit fiscal y/o externo que permita hacer frente a su deuda.

En mayo de 2003 asume un nuevo gobierno encabezado por el Dr. Néstor Kirchner, que definió una nueva estrategia para el tratamiento de la deuda argentina, con la finalidad de poner punto final a un problema que se había tornado crónico. Después de arduas negociaciones y revisiones, el gobierno presentó una oferta final a los acreedores en default y en marzo de 2005 se anunció que el 76% de los acreedores que tenían sus acreencias en proceso de reestructuración, habían aceptado la propuesta oficial. También, se canceló la deuda con el Fondo Monetario Internacional permitiendo de esta forma lograr independencia para elaborar políticas económicas propias, sin injerencia del organismo. 

Durante el año 2010 la presidente Cristina Fernández inicia una nueva negociación con los acreedores y llega a acordar con el 92% de los mismos. Pero hubo casi un 7% que no concertó refinanciar su deuda, esos fondos fueron los llamados fondos buitres. 

En junio del 2014 el juez Thomas Griesa de Estados Unidos (jurisdicción que Argentina aceptó al vender sus bonos y/o títulos), obligó a la Argentina a pagar a los tenedores de dichos fondos buitre. Recién con el gobierno del expresidente Macri (2016) se pagaron dichas deudas, circunstancia que le abrió a la Argentina las puertas de los mercados internacionales.

Sobreendeudamiento de la era macrista

Una de las personas que más estudió la deuda externa argentina es la Dra. Noemí Brenta, que acaba de publicar un libro llamado “Historia de la deuda externa argentina. De Martínez de Hoz a Macri”. Ella define al endeudamiento que se produjo durante el gobierno de Macri como un sobre endeudamiento, ya que llevó la deuda pública más allá de la capacidad de pago, favoreciendo a la política aperturista hacia los mercados, la fuga de capitales del país y beneficiando a un escaso grupo de sectores como el financiero, el energético, entre otros pocos. Un hito fue la obcecación de continuar las relaciones de Argentina con el FMI, entidad que le otorgó un préstamo desmesurado de U$S 57.000.- millones y permitió que sus expertos vuelvan a involucrarse en las políticas económicas nacionales.

En el siguiente gráfico se observa el monto de la deuda en millones de dólares (barras) y como porcentaje del Producto Bruto Interno (líneas), que constituye la riqueza generada por los y las argentinas durante un año (PBI=valor monetario de los bienes y servicios finales que se producen en un país). 

Cuando asume Macri la deuda representaba el 52,6% del PBI, pero culmina su mandato con una deuda que constituye el 89,4%, plasmada en instrumentos expresados en moneda extranjera en un 77,8%. 

 Fuente: https://www.argentina.gob.ar

 

Las negociaciones en medio de la pandemia

Existe dos tipos (canastas) en la deuda actual de la Argentina, a saber: los resultantes de los canjes 2005-2010 y los bonos emitidos en la gestión de Macri (8). Para una reestructuración compulsiva, o sea que todos los acreedores se atengan a los términos de la negociación, hay que cumplir ciertas cláusulas de acción colectiva, que Argentina -en general- no está en condiciones de poder cumplir, pero ello no obsta a negociar un canje voluntario y eso se está haciendo.

El ministro Guzmán comienza a negociar con posturas muy alejadas de las pretensiones de los acreedores que, en principio, hay algunos que están organizados (hay tres grupos); pero la gran mayoría no, con lo cual la negociación se torna más complicada. 

En resumen, Guzmán busca: aumentar el período de gracia, en función de ello negociar una quita y aplanar los plazos de los pagos. La postura de la Argentina fue apoyada por grandes personalidades a nivel mundial, encabezando la lista el papa Francisco. 

Últimamente se conoció la opinión del Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, que en la publicación The Nation (9), se explayó sobre el proceso de reestructuración de la deuda externa argentina, tratando de "miopes e inhumanos" a los acreedores por querer "jugar como lo hacen habitualmente" en un contexto de pandemia.

En el medio de la negociación, el 22 de mayo Argentina dejó de pagar un vencimiento de intereses de bonos, por U$S503.- millones. Los acreedores, como están interesados en seguir negociando, no hicieron caer a la Argentina en un default tradicional, pero las calificadoras de los bonos de los mercados internacionales, ante el incumplimiento, nos bajaron la nota y nuestros bonos pasaron de ser considerados de “alto riesgo de impago” a “cesación de pagos”.

La prórroga del plazo que, en principio vencía el reciente 2 de junio pero se extendió al 12 de este mismo mes, obviamente será aprovechada por el ministro Guzmán para acercar posiciones y lograr un acuerdo que permita que Argentina no caiga nuevamente en default, estirando los vencimientos que son perentorios. Hay muestras de acercamiento, ¿quizás será porque el sistema financiero mundial comenzó a tener como estrategia una postura más flexible?

El FMI manifestó a través de uno de sus voceros, Gerry Rice, que la entidad “alienta a ambas partes a continuar con las conversaciones, esperando un acuerdo para establecer un camino sostenible en el futuro” (10).

Robert Johnson, presidente del Instituto para el Nuevo Pensamiento Económico y asesor del Senado de EEUU, se mostró entusiasmado con el acercamiento de los acreedores y el Gobierno argentino, reflexionando que dicho acuerdo si es “constructivo y equilibrado”, servirá de ejemplo para futuras negociaciones de deuda soberana en el periodo de pandemia (11). Comentó también, que desde algunos fondos de inversión sostienen que llegó la hora de alcanzar un terreno más elevado y restaurar la confianza pública en las finanzas.

¿Será que el sistema financiero está eligiendo como herramienta tener un discurso y/o actitud más complaciente, para seguir siendo poderoso y que la sociedad no se rebele contra dicha supremacía que tanta injusticia provocó desde la década de los ‘70? Yo, por las dudas, me quedaría con el temor enunciado hace 210 años por Mariano Moreno.


(1)  Rapoport, M. y Brenta, N. “Las grandes crisis del capitalismo contemporáneo”. 2010. Ediciones Le Monde diplomatique.

(2)  Borón, A. El nuevo orden imperial y como desmontarlo. 2001. Foro Social Mundial.

(3)  Borón, A. El nuevo orden imperial y como desmontarlo. 2001. Foro Social Mundial

(4)  Película “En busca de la felicidad”. Director: Gabriele Muccino. Columbia pictures. Protagonista: Will Smith.

(5)  Los principales instrumentos de los bonos Brady eran: Discount Bonds, Par Bonds, Floating Rate Bonds (FRB); todos ellos contemplaban tasas de interés superiores a la internacional.

(6)  Noya, N. y otros (2014) Finanzas públicas. Temas de cátedra. EDUCO.

(7)  Calcagno, A. y Calcagno, E. (2006) La nueva deuda externa explicada a todos. Editorial Catálogos.

(8)  Centro de Economía Política Argentina (CEPA) (2020). Una propuesta abierta para aplanar la curva de vencimientos: la "letra chica" de la oferta y los distintos escenarios. 

(9)  INFOBAE - 30/05/2020 -  Según Joseph Stiglitz, premio Nobel y mentor de Martín Guzmán, la negociación de la deuda argentina definirá el futuro del capitalismo financiero

(10) Página 12. Edición del 21/5/2020

(11) TELAM - 26/05/2020 -  Robert Johnson. Negociacion deuda Argentina. Financial Times




(*) Contadora Pública Nacional, Especialista en Tributación (Universidad Nacional del Comahue), Magister en Desarrollo Económico (Universidad Internacional de Andalucía-España). Profesora jubilada de Finanzas Públicas (Universidad Nacional del Comahue), Investigadora IPEHCS-CONICET-UNCOMA.
29/07/2016

Sitios Sugeridos


Va con firma
| 2016 | Todos los derechos reservados

Director: Héctor Mauriño  |  

Neuquén, Argentina |Propiedad Intelectual: En trámite

[email protected]