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Columnistas
17/12/2023

Decime si exagero

Este es nuestro anuario cultural 2023 (II parte)

Este es nuestro anuario cultural 2023  (II parte) | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

La semana pasada hicimos una primera entrega de un recorrido por varios de las producciones culturales salientes de este 2023. En esta ocasión vamos por la segunda entrega que incluye música, libros y programas de radio y streaming.

Fernando Barraza

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1 ALGO DE MÚSICA

 

Un concierto: “Tiny Desk Concert” LAUFEY LÍN BING JÓNDÓSTTIR

Si hay un lugar en el que podrás encontrar de los mejores conciertos musicales de todas las redes sociales habidas y por haber, ese es el canal de YouTube de NPR Music, perteneciente a la radio pública nacional de EE.UU. Desde hace unos años han comenzado a hacer los “Tiny Desk Concert”, pequeños recitales de hasta media hora tocados de manera acústica en un recinto diminuto, desordenado, pero cálido. De hecho la traducción del ciclo podría ser “concierto en la oficina chiquita”.

Esta semana los tiny estrenaron el que tal vez sea su último concierto del año y, permítanme el totalitarismo: quizás el mejor de este año. Por eso está en esta segunda parte del anuario.

Este es el concierto de una emocionada y jovencísima Laufey Lín Bing Jóndósttir, guitarrista, pianista y compositora de 24 años, hija de padre islandés y madre china cantonesa, radicada desde chica en EE.UU. Laufey es la artista de jazz que con segundo álbum, “Bewitched”, rompió el récord de streaming de todos los tiempos de Spotify al ser el debut de jazz más escuchado en la historia de la plataforma, triplicando al segundo y quintuplicando al tercero. La acompaña en esta ocasión, para un formato bien pero bien íntimo, un cuarteto de cuerdas de gente tan joven como ella, realmente excepcional.

Toda tímida y toda contenta dice al terminar su primera canción: "crecí tocando música clásica y es muy especial poder tocar mis canciones casi en este ambiente de cámara", sellando la comodidad con la que va a realizar este mini concierto que vas a disfrutar a más no poder.

De ella dice la crítica: “Sin lugar a dudas, la música de Laufey cierra la brecha entre el jazz y el público más joven y convencional que llega al género”. Y así es.

Sobrevuela en su música el estilo suave, dulce y melancólico de Chet Baker, incluyendo el kit completo: sutileza y preciosismo en la interpretación instrumental y una voz privilegiada y llegadora, como aquella que tenía el trompetista.

¿De dónde viene todo ese bagaje de hermosura? Pues de su espíritu y de su talento para empezar, pero también -como lo cuenta antes de tocar "California and Me", su último tema en este mini concierto, de su pasión por tocar y estudiar a dos “mostros” totales como Liszt y Chopin.

Con solo cuatro canciones Laufey te va a dejar prendado a su estilo. La acompañan en esta aventura de oficina chiquita: Sherri Zhang y Josh Henderson en violín, Aria Cheregosha en viola y

Ken Kubota en violonchelo.

Para definirla con un solo término, usemos uno que Chet solía usar en sus canciones: “heavenly” (celestial). Dale play, sin dudar

 

 

Un disco: “Su trazo y el silencio” NICOLÁS OJEDA Y GERMÁN LEMA

Confirmando que el ciclo de la vida contiene dentro de sí a la tan negada muerte, el contrabajista argentino Nicolás Ojeda capitanea un hermosísimo homenaje musical a su fallecido padre Julio Ojeda (reconocido artista visual) y con la ayuda de Germán Lema al piano editan este disco que, como señala la crítica especializada, es: “un trío de contrabajo, piano y silencio”

Este es el cuarto disco del contrabajista fue grabado en septiembre de 2022 en el estudio Doctor F de Buenos Aires y editado ahora por el sello ears&eyes records. La formación profesional de este gran bajista cordobés radicado en CABA comenzó en nuestra región, en Fiske Menuko, donde recibió clases del genio de Andrés Fuhr.

Jazz argentino del mejor, que es lo mismo que decir música de la mejor, quitándole la barrera geográfica, que en el terreno de la expresión musical a veces puede ser completamente despreciada sin que nada malo suceda. No hay mucho más que agregar en torno a este disco que tenés que escuchar sí o sí. Quizás algunas sensaciones y sentimientos que le sobrevuelan: una melancolía enredada en melodías riquísimas, una preciosa instrumentación que transmite una belleza calma. Sutileza por sobre virtuosismo. Impecable, este es un álbum que no te va a dejar a gamba si lo que necesitas es darle fuel al alma.

 

2 SENDOS LIBROS

Ayün” de VIVIANA AYILEF

Todos los días merecen poesía, en cualquier época, en cualquier circunstancia de esta aventura humana que llamamos historia y que está inmersa en un devenir existencial muchísimo mayor que la misma humanidad.

Ahora: si cada época humana pide algo específico -algún que otro salvavidas para el intelecto y el espíritu- la poesía suele dárselo sin que nadie se lo solicite, y porque sí, porque es una expresión más fuerte que el mandato o la tendencia. En este sentido podemos decir que la poesía de Viviana Ayilef es parte constitutiva de un propuesta de época bien pero bien actual, que se construye como necesaria en días en los que la crudeza del aislamiento humano en el pandemonio de la información y el pragmatismo de lo funcional individualista hacen mella globalmente. En días como estos: hay que leer a Ayilef. Todas esas personas atoradas en la soledad mezquina del sálvese quien pueda que dictan los amos, todas esas personas enredadas en la razón odiante de los foros de las redes sociales, deberían trepar su canoa al río que Ayilef viene a traer en “Ayün” y navegar este libro. Repito: hay que leer a Ayilef.

“Ayün” es la palabra que el pueblo nación mapuche acuña en su idioma -el idioma de la tierra- para verbalizar ese sentimiento que en español llamamos amor, en inglés love, en alemán liebe, y así.

Si hacemos un análisis morfológico del término “ayün”, concluimos que en mapuzugun decir “amor” tiene un plus, porque es una palabra que no es un mero sustantivo, sino que incluye la acción de amar dentro de su propia construcción morfológica. Decir amor en mapuzugun es decir “estar amando” y no “amor”, sustantivo en el aire. Anoten eso, porque es pertinente. Habla de un compromiso dinámico e inevitable.

Pero hablemos del libro. En este puñado de ül (poemas, o unidades de expresión a la comunidad, así como lo plantea el pueblo mapuche) la lamgen Viviana Ayilef cumple la premisa con la que se construyen todas las acciones si se las quieren hacer bajo la cosmovivencia del pueblo mapuche. ¿Y cuál sería esa premisa?: küzaw.

Küzaw es un término al que podemos traducir de una manera un tanto simplista como laburo, o labor, o acometido. Todo lo que una persona de la tierra hace en su vida, debe cumplir con -al menos- un küzaw, porque cualquier cosa que se haga no es un simple acto “de autor”, no es una expresión subjetiva; es el canal de expresión de un todo que servirá para que la comunidad y el entorno territorial (animales, plantas, fuerzas y elementos varios del territorio que se habita) encuentren la armonía y el sentido.

El ül, la poesía, también entra en este estado, y si se hace la poesía de manera mapuche, ésta “choca” con el concepto wigka (occidental, blanco) del arte, que por lo general pondera a quien lo produce por sobre lo que está diciendo. A esta traza de autor wigka se le suele llamar “fenómeno editorial” para consolidar un “producto cultural”, ¡ja!.

Bueno ¿ésta “desautorización” del ül quiere decir que si ustedes entran a “Ayün” no encontrarán a Viviana Ayilef, la autora? No, claro que no. Su voz poética está allí: íntegra e intacta. El tema es que al salir del libro -al bajarse de la canoa, saliendo ya del río Ayilef- a ustedes no les importará si lo que leyeron lo escribió Viviana, la profesora y poeta mapuche de Trelew. En todo caso ustedes sentirán y pensarán bien: que su persona desapareció para que se erija -en definitiva- la voz de todo lo que se enuncia. La voz de todo. Eso es küzaw.

“Ayün”, el lifrü (libro) contiene un ngen (espíritu regente) en el que Ayilef transita: el ngen ko, el espíritu del agua. Por eso mismo su subtítulo es bien pero bien explícito: “memorias del agua”. En esa newen (fuerza, energía) se van presentando todos y cada uno de los poemas, en los que vemos rasgos clarísimos de un pueblo todo: el mapuzugun y el mapuche kimün (conocimiento de la gente de la tierra):el que se tiene, el que falta y el que se busca.

Ancestras y ancestros, el pasado latente, el presente vivo y el futuro de proyección del feyentun (sistema filosófico, científico y espiritual mapuche) se van colando en el lifrü como se cuela el agua entre las piedras.

Para quienes siempre se interesan por el sesgo ideológico de todo, hay que contarles que en “Ayün” hay militancia por la identidad, hay militancia para los feminismos, hay lectura social sensible, hay propuestas de dignidad; pero todo esto está tejido en el wixal (telar) mapuche que esta mujer ya lleva en su püjü (alma, espíritu como persona de la tierra). Ahí su voz se colectiviza, volviendo a este asunto del küzaw: Ayilef desaparece, ahora no es ella, ahora es nosotres. El acometido está consolidado.

Finalizando: por todo esto que se sugiere en esta recomendación no sorprende que en el último párrafo de los agradecimientos que prologan el libro, Viviana haya escrito un rotundo: “a los que están en el camino/ a los que llegan/ a la fortaleza de todo lo que vuelve”. Se agradece por eso, por este küzaw que hoy se consolidó y ya quedará.

¡Felepe may lamgen, que las memorias del agua fluyan, que así sea siempre hermana!

 

Dios entre nosotros” de JEREMÍAS NEUMEYER

Las ediciones independientes de libros fueron ganando un espacio de expresión notable en el transcurso de los últimos años gracias a las distintas alianzas que escritoras y escritores han efectuado con editoriales regionales y talleres de factura cooperativa. En nuestro sur hay un sin número de ejemplos que no se circunscriben a un solo modelo de producción. Son varios los casos y en esa variedad hay distintas formas de producción.

En esta varieté de propuestas “Dios entre nosotros”, un pequeño libro -en tamaño- es uno de las grandes apuestas para la literatura de la región en estos días que corren. ¿Por qué grande?, ¿solo por el peso específico del autor que firma la obra? No. Hay mucho más.

Si bien Jeremías Neumeyer es un autor que -a pesar de ser joven- tiene la experiencia suficiente como para poner bien grande su nombre en la tapa de cualquier cosa que edite, aquí el fuerte de esta obra no es él, sino lo que acaba de “desatar” conceptualmente.

Antes de intentar dar cuenta de ello contextualicemos a Jeremías, un escritor de San Martín de los Andes que en la última década ha posicionado la literatura fantástica y de terror regional como hasta ahora nadie ha hecho, y no solo desde la prosa, sino fundamentalmente desde la poesía, género que no suele ser el más utilizado por quienes cultivan el terror y lo fantástico pero que -se sabe- si es bien utilizada... ¡la rompe toda!

Neumeyer lo ha hecho, y su poesía maldita ha viajado hasta lugares lejanísimos de este sur continental. A través de la musicalización de sus poemas por parte de diferentes agrupaciones de distintos países europeos y americanos, o a través de la publicación y análisis de su obra en revistas especializadas del exterior, su escritura ha viajado fuera de su (nuestra) aldea y ha adquirido peso estilístico y conceptual a medida que caminaba por esos lares lejanos. En ocasiones el crecimiento afuera fue tanto que el mismo autor suele apesadumbrarse por sentir que no hay reconocimiento al esfuerzo aquí, en su territorio. Vamos Neumeyer: ¡no es tan así! Despeje esa ecuación de su espíritu, no es justo que sienta eso.

Ahora dejemos de hablar de Jeremías y vamos a hablar de qué es lo que está fundando el autor con este libro que acaba de editar asociándose al taller gráfico especializado ARS de Neuquén Capital. “Dios entre nosotros” es una pequeña nouvelle que cuenta la historia de Hugo Hoffmann, un soldado de la Primera Guerra Mundial que deja escrito en un diario desgarradoramente poético su paso por el campo de batalla en una de las contiendas más espeluznantes que recuerde la humanidad en su historia. Hoffmann es un cronista de ese eco de horror, demencia y brutalidad que fue la Primera Guerra Mundial y -para el relato que desanda este libro- su escritura es válida desde un contexto en particular: el CIEL (Círculo Independiente de Escritores del Lácar) es quien analiza la obra de Hoffman con la lupa que este club de pensadores existenciales y a la vez esotéricos radicados a orillas del Lago Lácar utiliza para interpretar lo que se ha dicho allá, a lo lejos, durante esa espantosa guerra, por parte de un espíritu “pariente”, el de Hoffmann

¿Y quién es el que nos devela a nosotras y nosotros la escritura de Hoffman y las posteriores interpretaciones del CIEL sobre esos escritos?: Jeremías Neumeyer, que en este libro que nos llega a las manos aparece como compilador.

¿Es todo esto que está editado en este libro algo verídico (y póngale comillas imaginarias a verídico) o aquí nos están engañando con una parte, o con todo?

No busquen la respuesta racional, porque es completamente inútil. Lo que verdaderamente importa aquí es lo que acaba de abrir Jeremías con esta edición, que es una continuidad sólida del imaginario argumental que comenzó a desarrollar en su anterior obra híbrida, la genial y hoy por hoy agotada novela “Lacarsee”, que posee un punto culminante cuando uno de sus protagonistas asegura que “(..) cuando uno muere, lo que prevalece son las palabras, y lo que se recuerda de ello”, una sentencia que en este nuevo “Dios entre nosotros” queda completamente refrendada.

Hete aquí el hecho literario entonces, el logro principal de esta edición: Neumeyer acaba de echar a rodar una cosmogonía, empujando hacia adelante un universo ficcional vasto que puede llegar a consolidarse como el primer corpus literario conceptual de la literatura del sur del sur. Al menos en su género lo será. Y eso ya es muchísimo. Muchísimo más que muchísimo.

Prolijo y puntilloso, inquietante, con condimentos que tienen peso propio pero no esquivan los aires influyentes de Lovecraft o Rilke, del más oscuro y romántico de los Quiroga. En este nuevo volumen Neumeyer mezcla crónica con poesía, ¡pedazo de atrevido!

 

No llores Agna,

en mi corazón habita

todo lo que pudimos ser”

 

Dice Hoffmann, lanzando al cielo de la noche este corolario en verso, como una flecha poética encendida que caerá vaya a saber dónde para encender emociones profundas aquí y allá. Esa es la clave: ese “todo lo que pudimos ser” vive en la cosmogonía que Neumeyer ha inventado y ha puesto en marcha con este libro.

¡Pobre de él si ahora se baja y no escribe más al respecto! Que eso no suceda,eh...

 

3 PROPUESTAS DE RADIO/PODCAST/STREAMING

Gelatina”

Dicen les Gelatina de sí mismos: “somos una plataforma digital que desde marzo del 2022 sobrevuela el sólido pero a la vez inestable mundo de las redes sociales y sus misteriosos algoritmos”. Certera definición. Eso es lo que son, ese mix hecho de radio y “tele” para redes. Una experiencia de esas que se puede consumir a demanda cuando uno quiera y pueda. Su principal impulsor es el comunicador multitasking Pedro Rosemblat, nacido hace más e una década en redes sociales con su personaje de “El Pibe Trosko”, que luego fue “El Cadete” en C5N y desde allí (redes + TV) pegó el salto a distintos puntos del quehacer comunicativo y hasta artístico. No olvidemos que durante el macrismo los teatros de todo el país se llenaban para ver las obras humorísticas de resistencia que él capitaneaba junto a su equipo.

Años después, con la llegada de los días del inestable albertismo, el sitio que Rosemblat y su equipo encuentran ha sido el de las plataformas que confluyen en un solo concepto, el de “Gelatina”, que transmite sus contenidos en vivo (con el posterior visionado a demanda) por YouTube y por Twitch, pero también en YouTube, TikTok y Facebook, subiendo además todos sus podcasts a Spotify.

La “plataforma multiplataforma” gelatinosa fue aceitándose desde que nació, pero el hitazo lo metieron este año, con todas las campañas que hubo a raíz de la PASO, la general y el ballotage haciendo un programa en el que se escuchaban jingles de campaña apócrifos. Algunos eran tan buenos y tenían tanto swing humorístico que los terminaban utilizando los mismos candidatos en sus propias campañas. El suceso viral de los hits jungleros hizo que muchas personas prestaran atención a la propuesta integral de la plataforma y comenzaran a reparar en que hay una variedad notable de contenidos que trascienden a lo que te pueda proponer el talentoso Rosemblat e incluye un abanico de análisis culturales y políticos que contienen humor, frescura y cierto desparpajo, pero que no le quita la responsabilidad a la información y a la lectura de la realidad.

¿Están “ideologizados”? ¡Pero claro! Sos medio opa si pensás que alguien en un medio (público, privado, hegemónico o comunitario) no lo está... Escuchando a les gelatines sabés claramente desde dónde se enuncia el mensaje. Dicen que esto es un “error” y que “está mal”, pero mucho peor es ser Majul, que está tan ideologizado como cualquiera pero dice que es independiente. Encima es un zoquete con la 1/16 parte del talento que cualquiera del staff de Gelatina.

Si bien el principal programa es “Tres Estrellas”, muchos son los nombres que constituyen la programación de Gelatina, y -prestá atención a esto- no son todos de CABA y AMBA. La propuesta tiene una buena proyección de crecimiento. Ojalá así sea. Vos dales una oportunidad. Te vas a divertir, y pensar un bueeeen pero bueeeen rato...

 

 

Mundo Disperso”

 

¿Se terminó o no se terminó el ciclo semanal “Mundo Disperso”? No lo sabemos. Se fueron del aire de Radio Nacional hace dos domingos diciendo que no sabían que iba a pasar el año que viene. No se puede responsabilizar de inseguros a Pedro Saborido y Daniel Miguez, productores y conductores del espacio. Hoy, 17 de diciembre de 2023, nadie sabe que va a suceder con los medios públicos de Argentina. Hasta este viernes pasado, último día hábil de la semana, las programaciones de las distintas radios públicas de todo el país seguían con sus programaciones habituales, las mismas que venían trabajando desde hace cuatro años. ¿Tiene el nuevo gobierno gente para asumir en estos espacios que la derecha siempre consideró “menores”? Claramente no ¿Hasta cuándo durará esto? Quien sabe...

Lo cierto es que es altamente probable que “Mundo Disperso” no vuelva al aire en marzo. Al menos no a Nacional, que es el canal federal de radiocomunicación más grande de Argentina. Esto es triste, pero no elimina del todo la posibilidad de seguir escuchando a este dúo que durante los últimos años venía haciendo que los mediodías de los domingos de quienes les sintonizaban fueran algo extraordinario, porque algún otro canal (ojalá) encontrarán.

“Mundo disperso” fue/es un magazine radiofónico de cultura general, historia y humor nacido en 2019 en la reunión de voces y espíritus de tres seres notables: el escritor, pensador y humorista Pedro Saborido, el profe y comunicador Daniel Míguez y Rodolfo García, el legendario baterista de Almendra, Aquelarre y Tantor. En 2021, tras la partida de Rodolfo, quedan al aire Pedro y Daniel.

El programa en sí es una sucesión de datos contextualizados de historias seculares de la historia argentina. Ellos mismos dicen que es “el servicio más completo de historias de la vida y todo lo demás”, y no está mal esa definición. Por lo general la dinámica (al menos la de la temporada 2023 lo fue) es que Daniel trae un tema histórico cualquiera, lo desarrolla con profundidad pero con cierto tono coloquial y Pedro interviene con sus desopilantes y sensibles lecturas. Puede tratarse de la historia del nadador de aguas profundas argentino, Antonio Abertondo, seguida de la del metegol; o la historia de las seis mujeres que le cambiaron la vida a Perón seguida de la historia de la pileta Pelopincho; o la historia de la bandera del Ejército de los Andes y a continuación la de la primera soda hecha en Argentina. Todo puede pasar, todo puede ser narrado al aire de este Mundo Disperso.

Escuchar este programa es algo divertido y nutriente, es mezclar lo que te importa con lo que te entretiene. En el camino escuchás el mejor rock argentino entre narración y narración y lo principal: ¡te reís! Mucho, y bien.

Quedan dos cosas: la una es el consuelo de escuchar los programas ya emitidos desde YouTube, desde la web de nacional (andá a saber hasta cuando) y desde Spotify. La otra es prender una vela y esperar que el dúo vuelva, que en algún momento, en algún mediodía de domingo de marzo/abril se encienda la disperso-señal en el cielo y podamos volver a escuchar a estos dos entrañables narradores de las historias de nuestra vida ¡Ojalá pronto suceda!

  

29/07/2016

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