Argentina
16/08/2016

De insólitos furcios a realidades concretas

De insólitos furcios a realidades concretas | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

La canciller venezolana denunciaba el año pasado al recientemente asumido presidente Macri de algunas actitudes que aquí se negaron enfáticamente. Hoy la historia demuestra lo contrario

Hernán D´Andrea

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En una de sus primeras actividades en el ámbito internacional, el presidente de la Nación,  Mauricio Macri participó el 21 de diciembre de 2015 en la cumbre del Mercosur desarrollada en Asunción del Paraguay.

En aquella oportunidad reclamó a sus colegas de Brasil, Paraguay y Uruguay y a los de Chile y Bolivia, que no se ignore la “cláusula democrática” que compromete a los países de la región. A tales efectos pidió “la pronta liberación de los presos políticos en Venezuela” y advirtió, a unos silenciosos interlocutores, que en los países que integran el bloque “no puede haber lugar para la persecución política por razones ideológicas y la privación ilegítima de la libertad por pensar distinto”.

Inmediatamente obtuvo una dura respuesta de la canciller venezolana, Delcy Rodríguez que acusó al recién asumido mandatario argentino de “injerencismo” y le aseguró que estaba defendiendo la "violencia política", mientras le mostraba una fotos de personas armadas que, según dijo, fueron tomadas en las "manifestaciones pacíficas" de 2014.

 

Pero también la venezolana dijo en aquella oportunidad que “entendía la posición de Macri, ya que está dispuesto a liberar a los responsables de las torturas, desapariciones y asesinatos durante la dictadura...”, y agregó aquel 21 de diciembre del año pasado, "recientemente vimos con sorpresa cómo se imputaba a Hebe de Bonafini, muy querida por todos los movimientos sociales de nuestro continente. Y fue imputada por llamar a las manifestaciones pacíficas en contra de su gobierno", dijo, antes de pedir que "si vamos a hablar de derechos humanos, tenemos que hacerlo sin doble estándar ni doble moral". (ver video)

Inmediatamente la canciller argentina Susana Malcorra dijo que su colega manejaba información totalmente errónea y el diario Clarín en su edición de ese día tituló: Insólito: la canciller venezolana acusó a Macri de liberar a torturadores de la dictadura”.

En el desarrollo de la “escandalosa” noticia, Clarín dijo: “Al responder al pedido del presidente argentino por la liberación de los presos políticos, la canciller venezolana cometió una serie de furcios”.

Sigue diciendo el gran diario argentino “la canciller incurrió en una serie de errores de información, quizás influenciada por la "campaña del miedo" del kirchnerismo durante las últimas semanas de la campaña electoral previa al balotaje”.

Hoy, a casi ocho meses de aquel episodio ya son 51 los militares y policías que habían sido condenados en causas de lesa humanidad a los que se les otorgó el beneficio de la prisión domiciliaria.

En efecto, apartir febrero de este año diversos juzgados federales concedieron el beneficio  por ser mayores de 70 años. Por supuestos motivos de “salud”, pueden solicitar este beneficio, previo pedido de las defensas y aceptación o denegación de los jueces. Los presos comunes en similar situación no disponen de esa posibilidad y viven hacinados en pabellones colmados y pésimas condiciones de detención.

El ministro de Justicia, Germán Garavano, ha afirmado sobre el particular que otorgar prisión domiciliaria "es cuestión de los jueces, no es impunidad sino cumplir con la ley".

Y también se cumplió la “insólita predicción” de la canciller de Venezuela en cuanto a la situación de la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini. Ni que hablar de las últimas declaraciones del presidente  al portal norteamericano BuzzFedd en la que dijo que no sabe si los desaparecidos “fueron 9.000 o 30.000, si son los que están anotados en un muro o muchos más” y rindió homenaje a la teoría de los dos demonios, al aludir al terrorismo de Estado bajo el apelativo de “guerra sucia” creado justamente por la dictadura.

Se nos vienen a la memoria otras épocas no muy lejanas, pero aún sin globalización, en la que muchos argentinos buscaban sintonizar alguna radio de algún país vecino o leer algún periódico extranjero para conocer la realidad de los acontecimientos ya que aquí se manipulaba la información.

Si bien en circunstancias distintas durante el conflicto de Malvinas que se inició un 2 de abril de 1982  en un marco de una creciente tensión política y social que se vivía en la Argentina los medios cumplieron un rol significativo con un manejo de la información que no se ajustaba a la realidad. Clarín titulaba por aquella época: “Euforia popular por la recuperación de Malvinas” y La Nación se sumaba días después con un “Alborozo ciudadano por la reconquista de Malvinas”, sin olvidar el “Estamos Ganando” en la tapa del 6 de mayo de la revista Gente.

Insistimos en que eran circunstancias distintas, se trataba de una guerra y el país estaba “conducido” por un gobierno opresor que ocultó, manipuló y censuró información, lo cual costo muchas vidas y así también la credibilidad en los medios de comunicación.

Pero detrás de la censura o la manipulación en los medios de comunicación siempre hay intereses y pueden generarse por factores que pueden ser de índole militar o política, pero también económica, ideológica, cultural, con lo que, en todos los casos, no solo atentan contra un periodismo independiente y la libertad de expresión, sino lo que es más grave, sobre el conocimiento y el real discernimiento de la sociedad.

29/07/2016

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