Un gobernador que presume de la mano dura para lanzarse a una carrera presidencial. La represión desmadrada de la protesta para garantizar la "paz social". Una pelea obstinada con los gremios docentes. Una granada de gas lacrimógeno que impacta en la cabeza de un manifestante. Los acontecimientos de Jujuy en las últimas semanas parecen mirarse en el espejo roto de la Neuquén de 2007, cuando Jorge Sobisch buscó, sin éxito, convertirse en el próximo presidente de los argentinos.

A comienzos de junio de este año, el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, impulsó una reforma exprés de la Constitución provincial que fue rechazada por las comunidades indígenas por inconsulta y porque limita sus derechos sobre los territorios para ampliar el extractivismo, que tiene al litio como actor principal.

Esa reforma, además, introdujo en el artículo 69 la prohibición y criminalización de la protesta social, en un contexto de amplia movilización de docentes que reclaman con paros y marchas una recomposición salarial que impacte sobre el salario básico (que actualmente es de 34 mil pesos) para estar por encima de la línea de pobreza.

Con el apoyo de un amplio sector del PJ provincial, la reforma fue aprobada el viernes 16 de junio durante la madrugada, para evitar una mayor presencia de manifestantes, en una Legislatura vallada a espaldas del pueblo jujeño. A esa altura, numerosos sectores sociales, sindicales, políticos y de derechos humanos se habían sumado al rechazo.

El martes 20 de junio los constituyentes juraron el nuevo texto. Un grupo que protestaba saltó las vallas, ingresó a la Legislatura y destrozó parte de las instalaciones. La policía provincial junto con la Infantería reprimieron con balas de goma y gases lacrimógenos. El saldo fue 69 personas detenidas con paradero desconocido; unos treinta policías y más de cuarenta manifestantes heridos. Un integrante del Movimiento Argentina Rebelde (MAR), Nelson Mamani, fue herido gravemente en la cabeza por el impacto a corta distancia de un gas lacrimógeno. Fue trasladado en ambulancia al hospital Pablo Soria, donde fue intervenido quirúrgicamente y evoluciona favorablemente.

La escena trajo a la memoria la imagen del docente neuquino Carlos Fuentealba, a un costado de la ruta 22, con la cabeza destrozada por una granada disparada por el cabo de la policía Darío Poblete, durante una protesta de ATEN en Arroyito. Reclamaban a Sobisch mejores salarios y condiciones laborales.

Era el año 2007 y el gobernador neuquino se había lanzado como candidato a presidente de la Nación por el Partido de las Provincias Unidas. Autodefinido como un candidato de derecha, compartía el espacio con Mauricio Macri y Juan Carlos Blumberg. En su afán de polemizar con el entonces presidente Néstor Kirchner, a quien definía como "chupamedias de Menem", se ufanaba de gobernar una provincia "pujante y ordenada" a base de mano dura.

Fue así que el 4 de abril ordenó a la policía provincial liberar el corte de ruta, en vísperas de la Semana Santa. La represión fue brutal y tuvo como su máximo exponente la agresión a Fuentealba, quien murió al día siguiente. Dieciséis años después, un tribunal neuquino condenó a cinco ex jefes de la policía por abuso de autoridad durante ese operativo, y a uno por abuso de arma de fuego.

Pero Sobisch quedó señalado por la sociedad como el responsable político de ese asesinato, que marcó un antes y un después en la forma de abordar la protesta social en la provincia. Además, sobrevino el fracaso de sus aspiraciones presidenciales: en las elecciones de 2007 en las que Cristina Fernández fue elegida presidenta, el entonces gobernador neuquino quedó en el sexto lugar con el 1,5 por ciento de los votos.

Volviendo al Jujuy de hoy, el resultado de la represión le abrió a Morales un escenario distinto. Primero, la conducción nacional de Juntos por el Cambio respaldó su accionar en una conferencia de prensa que tuvo como oradores a Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, los principales contrincantes dentro de ese espacio para competir en las PASO.

Luego, la demostración de su firme voluntad de mantener el orden en la provincia a través de la represión y no del diálogo convenció a Larreta, que esta semana lo confirmó como compañero de fórmula, tal vez para disputar dentro de su propia coalición los votos más radicalizados que se identifican con Bullrich.

“Es un tipo de acción que le cambió la vida a los jujeños, quienes viven mucho mejor que hace 8 años”, dijo el jefe de gobierno porteño refiriéndose a Morales, y remató: “Es un tipo valiente que no le tiembla el pulso, esta semana vimos su temple”.

Repetir el modelo

"El contexto de la campaña y lo que representa el modelo de Morales tiene mucho que ver con lo que acá fue el modelo del sobischismo. No casualmente Sobisch también tenía las mismas vinculaciones que tiene Morales a nivel nacional. No nos olvidemos que Macri, Bullrich y otros referentes de la derecha argentina estaban directamente de la mano de Sobisch, que luego se la soltaron al momento del crimen de Carlos, pero tuvo que suceder eso para que, de alguna manera, se intenten despegar", dijo a el secretario general de ATEN, Marcelo Guagliardo, horas antes de viajar a Jujuy a participar de la marcha nacional convocada por la Ctera (Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina).

"Todo el ideario político y el plan de gobierno que se llevó adelante es muy parecido a lo que está pasando en Jujuy", agregó Guagliardo, para quien "lo que ha hecho Morales es ganar las mayorías necesarias para avanzar sobre dos temas que eran claves también para el sobischismo: el límite a la protesta social y la discusión sobre los recursos naturales".

"En el caso de Neuquén estaban vinculado con lo hidrocaburífero y en Jujuy está vinculado directamente con el litio. ¿Quiénes ocupan los territorios de Jujuy donde hay litio? Los pueblos originarios. Por eso hay un descontento enorme con la reforma, porque saben que el objetivo es la discusión sobre la propiedad de sus territorios y la concesión de esos territorios para la explotación que ya está en marcha", describió el dirigente gremial.

El vocero del pueblo kolla, Armando Quispe, sostuvo que el principal derecho vulnerado con la reforma de la Constitución provincial es el derecho a la consulta previa, libre e informada, reconocido en la Constitución nacional y en los convenios internacionales a los que suscribe Argentina.

Desde el corte de ruta en Purmamarca, en una entrevista telefónica con Radio Nacional Neuquén, Quispe señaló que "se han modificado artículos que hablan de los recursos naturales, del tema del agua, del medio ambiente, de la propiedad privada. No se menciona nunca el tema de la propiedad comunitaria, el derecho a la protesta, y otros temas que son vinculantes y trascendentales no solo para las comunidades indígenas sino también para todo el pueblo de Jujuy".

Sostuvo que en la provincia norteña actualmente hay alrededor de 400 comunidades, de las cuales el Estado reconoce apenas alrededor de 200 con personería jurídica, y sólo el doce por ciento tendría el título de propiedad comunitaria. Quispe explicó que "las demás, para el Estado, son tierras fiscales", y sobre ellas "es obvio que el Estado provincial va a hacer y deshacer como quieran".

Según infirmó esta semana el ministerio de Economía de la Nación, las exportaciones de litio continúan en ascenso y en mayo de 2023 se exportaron un total de 60 millones de dólares, lo que implicó un crecimiento interanual del 17 por ciento, marcando el récord histórico.