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Ricardo Forster, filósofo y asesor del presidente indicó que faltaron “los mecanismos de mediación” en el Frente de Todos y aseguró que “es importante que los actores que participan en la diversidad de la construcción del frente tengan mecanismos de expresión y de debate” aunque “la institucionalización” de la coalición “no se ha logrado”.
“De la misma manera que es importante que frente a las PASO del año que viene el Frente de Todos tome el instrumento de las PASO y lo haga de una manera genuina, dejando que las diversas corrientes puedan expresarse y que sea el electorado el que determine quién tiene mayor hegemonía”, consideró en este diálogo con .
Y agregó que “hoy lo imperioso es pensar cómo resolver las demandas genuinas y justas que emanan de la sociedad y que si el gobierno puede encontrar el camino de ir resolviendo esas demandas eso mismo también facilita el camino hacia el 2023”.
Para Forster, “el gran debate” es acerca del crecimiento, porque “ahora hay que trasladar ese crecimiento a una redistribución progresiva del ingreso que mejore la vida de las grandes mayorías y no que simplemente le permita a los grandes jugadores económicos acrecentar su rentabilidad”.
“Hay que encontrar los 3 o 4 puntos en los que todos estén de acuerdo, incluso aunque haya matices y siga habiendo diferencias en otras cuestiones”, remarcó el filósofo y mencionó como ejemplos la importancia de “capturar una parte de esa renta extraordinaria”; “que los salarios le ganen a la inflación” y el hecho de que “hay que poner como núcleo principal frenar cualquier intento regresivo de una derecha que cada vez se derechiza más en la Argentina”.
-¿Cómo ve las discusiones internas del Frente de Todos?
-Es un momento complejo, denso, difícil; eso queda en claro para todos y desde hace un tiempo largo se viene expresando en distintos niveles, tanto en diversas formas de intervención que ha tenido Cristina, también el presidente Alberto Fernández y como se ha desplegado en los diferentes actores del Frente de Todos. Eso supone que la discusión y el debate en algún momento tienen que buscar la dirección de los puntos en común y de los acuerdos porque no se trata de un espacio político que es oposición sino que se trata precisamente del que lleva adelante y tiene la responsabilidad de gobernar el país. Entonces el debate siempre es bienvenido, las diferencias son parte también de un experimento novedoso en la vida política argentina, como es la de un peronismo que ha confluido en unidad junto con otros espacios políticos para darle forma al Frente de Todos, y que articuló una forma presidencial que significó también una suerte de experiencia original. Entonces hoy es momento, sobretodo, de darle más solidez a esa unidad de origen, volver a recuperar los postulados que le dieron forma y que le permitieron al frente un éxito electoral muy potente como fue el de 2019. Hoy estamos en ese momento donde si bien no hay que clausurar las discusiones ni mucho menos, está muy bien que continúen porque eso es enriquecedor para la política y la vida democrática, pero es claro que la sociedad también espera signos de unidad a la hora de tener que enfrentar los problemas más acuciantes que atraviesa el conjunto del pueblo, y sobre todo los que más sufren las carencias, la inflación, la caída del poder adquisitivo de los salarios. Es un punto donde los debates tienen que ser capaces de dar un salto cualitativo en el sentido de volver a recrear la trama de la unidad.
-¿La unidad se logra frente a un proyecto neoliberal como el de Juntos x el Cambio pero no en cuanto a las políticas que hay que llevar adelante?
-Es claro que siempre es más fácil construir una unidad cuando hay un otro, un adversario, antagonista o un enemigo, que reúne todas las condiciones para que la diversidad que conforma la unidad sienta y tenga claro cuál es el núcleo de la disputa. Por eso en 2019 se construyó una unidad que tenía como objetivo principal que el macrismo o Juntos por el Cambio gobernara otros 4 años más para ampliar la destrucción que había hecho en el gobierno de Mauricio Macri. Esto está claro para todos, siempre es más sencillo construir unidad teniendo enfrente un antagonista que es considerado por todos como muy dañino que sostener la unidad cuando ya en gobierno hay que discutir medidas que vengan a paliar las consecuencias de las políticas neoliberales previas. Esto es lo que hoy esta en debate en gran medida en el Frente de Todos, en el gobierno nacional y las discusiones que pueden haber en las esferas más altas del gobierno. Si la situación actual hay que enfrentarla pensando fundamentalmente en la macro, si hay que encontrar el punto de enlace entre esa macroeconomía y las decisiones macroeconómicas y aquello que impacta en la vida cotidiana, a las personas de carne y hueso: el precio de los alimentos, la caída de los salarios en relación a una inflación que crece, que implica una situación muy grave.
-La inflación es un punto clave…
-La inflación tiene que ver con lo que dejó el macrismo que no se pudo resolver, que también en el medio, y esto no hay que dejarlo a un costado nunca para analizar lo que está sucediendo, hubo una pandemia y después el acontecimiento terrible de la guerra ruso ucraniana que lo que hizo fue generar no solamente un aumento exponencial de los alimentos a nivel global sino desencadenar un fenómeno inflacionario global más importante de los últimos 40 años. A veces pareciera ser que en la Argentina solo miramos la realidad como si no hubiera realidad fuera de las fronteras del país, como si el fenómeno inflacionario fuera solo y exclusivamente un padecimiento argentino. Es obvio que hay una matriz muy compleja, muy difícil de resolver por el tipo de estructura económica que tiene la Argentina que hace que la inflación venga conviviendo con los argentinos y argentinas desde hace muchísimos años. Hacía mucho que no teníamos, por supuesto estos índices tan altos, porque una cosa era convivir con una inflación de 20 o 25 puntos con salarios que crecían por arriba de la inflación y otra cosa es tratar de convivir con inflación por arriba de 50 puntos y con salarios que cuando le ganan, son salarios regulares, en blanco, sindicalizados, con paritarias, le ganan por muy poquito y el resto de los salarios informales pierde por mucho. Entonces esta claro que el gobierno se enfrenta a una toma de decisión muy importante, cómo garantizar que por ejemplo las noticias muy buenas como las del crecimiento de la economía del 2021 de 10,3% del PBI, o los últimos índices de desocupación que nos ponen en una marca muy auspiciosa del 7% y otros índices que tienen que ver con la continuidad de la recuperación económica en muchas áreas de la producción en nuestro país. Entonces, frente a eso, el gran debate es, bueno, ha habido crecimiento, ahora hay que trasladar ese crecimiento a una redistribución progresiva del ingreso que mejore la vida de las grandes mayorías y no que simplemente le permita a los grandes jugadores económicos acrecentar su rentabilidad. Por eso me parece muy bien que hoy se esté discutiendo dentro del gobierno cuál es el mejor camino para tomar esa renta extraordinaria que es el producto de la guerra.
-¿Lo que planteó el ministro Guzmán en la entrevista de C5N que están analizando desde el ministerio?
-Si. Ahí hay un debate, porque esta quienes consideran que hay que hacerlo a través de un aumento de las retenciones móviles, pero se enfrentan al escollo de que como el gobierno nacional no tiene Presupuesto porque la oposición votó en contra y no pudo aprobarse, si o sí cualquier decisión sobre retenciones debiera pasar por el Congreso y sabemos que allí, sobretodo en Diputados, la oposición tiene la capacidad de hacer caer cualquier intento de instalarlas. Entonces si efectivamente hay una solución alternativa que pueda tomar parte de esa renta extraordinaria en función del tiempo que dure la guerra de los sectores agroexportadores me parece una muy buena noticia. Pero hay que tomar un camino, se tiene que plantear la decisión y tiene que estar dirigida a tomar parte de esa renta extraordinaria para volcarla inmediatamente al mejoramiento de las condiciones de vida de las grandes mayorías; esto es lo que finalmente se debate en el Frente de Todos.
-¿Este tipo de políticas junto al proyecto que propone cobrar la deuda a los que la fugaron son algunos de los caminos para mejorar el clima interno y avanzar a una unidad en el 2023?
-Creo que si. Hay que encontrar los 3 o 4 puntos en los que todos estén de acuerdo, incluso aunque haya matices y siga habiendo diferencias en otras cuestiones. Todos creen que es importante capturar una parte de esa renta extraordinaria que ha generado la guerra rusa ucraniana, que frente al aumento exponencial del precio de los alimentos a nivel global hay que encontrar algún tipo de desacople entre los precios internos y los externos, que también es fundamental y lo han dicho todos, que los salarios le ganen a la inflación y por eso haber adelantado las paritarias, e incluso, hay quienes sostienen y me parece aconsejable, que es necesario inyectar por decisión del gobierno nacional una mejora salarial incluso por encima de las paritarias si fuera necesario, como se hizo con las jubilaciones o habrá que volver a hacer con las jubilaciones porque queda claro que el bono que se dio ya no alcanza. Todo eso indica que hay posibilidad de fijar acuerdos en el núcleo de aquello que hay que buscar resolver. Y después también me parece que todos tienen claro que el camino hacia el 2023 tiene como objetivo principal impedir de nuevo una regresión neoliberal recargada en Argentina que sería de un daño gigantesco. Creo que ahí tiene que inscribirse también la necesidad de la unidad, que no es una unidad en abstracto, sin contenido, sino que debe tomar como presupuesto aquello que se acordó en el 2019, tomar como presupuesto el tipo de sociedad a la que se aspira a ir construyendo en términos de una mejor distribución del ingreso, de defensa de los derechos sociales y culturales adquiridos, en términos de una transformación del aparato productivo argentino que pueda ir resolviendo ese enorme problema de restricción externa y de falta de dólares. Creo que hay acuerdos importantes y significativos y que hay que poner como núcleo principal frenar cualquier intento regresivo de una derecha que cada vez se derechiza más en la Argentina. Ahí está el punto nodal pero no se lo puede resolver en el 2023, hay que resolverlo ahora para que el 2023 efectivamente el pueblo argentino, la sociedad, perciba que las decisiones que ha tomado el gobierno nacional son decisiones en beneficio de las mayorías y no que la interna haya paralizado esa capacidad de decisión. Esto es lo que creo está en juego.
-Hablaba de que este tipo de frente es inédito en la Argentina, ¿Cree que hay que institucionalizar la toma de decisiones hacia adentro del Frente de Todos?
-Creo que han faltado los mecanismos de mediación. No es bueno que los fusibles sean los que están con las máximas responsabilidades de gobierno. Un gobierno, el presidente, la vicepresidenta tienen que tener por debajo de ellos fusibles que si la situación lo requiere, el presidente pueda decidir cambios ministeriales, etcétera; como si fuera una cosa natural y propia de la vida democrática. Para eso también es muy bueno que si es un gobierno de coalición en un país presidencialista, esto también es un rasgo novedoso, porque una coalición es más factible y funciona de esa forma en los parlamentarismos, sobretodo en Europa. En un país presidencialista la relación entre un gobierno de coalición y un régimen presidencialista siempre tiene algún tipo de tirantez porque quien tiene, como ha dicho la vicepresidenta en más de una ocasión, la lapicera es el presidente, pero a su vez el presidente tiene conciencia de que es presidente porque se construyó una coalición con la que se pudo crear una gran victoria electoral en el 2019 y es importante que los actores que participan en la diversidad de la construcción del frente tengan mecanismos de expresión y de debate, por eso es muy buena la institucionalización del frente que no se ha logrado. De la misma manera que es importante que frente a las PASO del año que viene el Frente de Todos tome el instrumento de las PASO y lo haga de una manera genuina, dejando que las diversas corrientes puedan expresarse y que sea el electorado el que determine quién tiene mayor hegemonía dentro del frente. En ese camino hay que construir. Hoy lo imperioso es pensar cómo resolver las demandas genuinas y justas que emanan de la sociedad y que si el gobierno puede encontrar el camino de ir resolviendo esas demandas eso mismo también facilita el camino hacia el 2023. Si no se puede resolver hoy lo que se está planteando en términos de inflación, de salarios, en todo lo que hace a la vida real y concreta, va a ser muy difícil y si a eso se le agrega una trama de desunión o de conflicto interno, lo que se hace es abrir el camino a una regresión neoliberal dura en la Argentina en 2023.
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