Guillermo Chiappero, médico intensivista y vicepresidente de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI) calificó la situación actual de las terapias como “muy compleja”, destacó que se ha “puesto en tensión nuevamente” y alertó que “si continúa este incremento desmesurado de casos probablemente nos exponga a que tengamos que elegir que paciente va a poder ingresar a terapia y que paciente no”.

“La situación es muy compleja, con el incremento de casos que hubo durante estas dos últimas semanas la terapia intensiva se ha puesto en tensión nuevamente porque continuamos atendiendo aquellos pacientes que necesitaban terapia intensiva por otras patologías diferentes de Covid y que no fueron asistidos durante el año 2020”, explicó Chiappero a .

Y agregó que “si bien durante el verano hubo una disminución de pacientes Covid”, como tuvieron que asistir a “todo este grupo de pacientes, y teniendo ya las camas ocupadas, el incremento explosivo del número de casos Covid vino a generar una complicación porque el número de las camas estaba limitado”.

El martes se registraron 27.000 casos de personas con coronavirus en todo el país y ayer la cifra alcanzó los 25.157, números que muestran una curva alarmante.

Chiappero aclaró que diferencia del año pasado están viendo una franja etaria en los pacientes internados por debajo de los 50 años. “Antes eran sujetos añosos con comorbilidades, ahora son pacientes jóvenes, sin enfermedades previas, que ingresan grave y muchos de ellos se mueren”, dijo.

“Esperemos no tener que elegir qué paciente debe ser internado en terapia intensiva y qué paciente no; por suerte el año pasado eso no ocurrió”, remarcó el especialista y aseguró que “si bien en algunas localidades donde no había disponibilidad de camas empezaron a implementar derivaciones hacia otras jurisdicciones, si continúa este incremento desmesurado de casos probablemente nos exponga a que tengamos que elegir que paciente ingresa, y no sabemos si tendremos un lugar donde derivarlo”.

La SATI publica un relevamiento mensual sobre la ocupación de 53 unidades de terapias intensivas de AMBA y verificaron que más del 93% de las camas se encuentran ocupadas y la capacidad de expansión de estas terapias intensivas, de incrementar el número de camas para dar asistencia, es de menos del 6%; y esta situación se da tanto en el ámbito público como en el privado.

“Estamos en una situación muy compleja porque si se incrementan el número de casos en la medida que viene ocurriendo en los últimos días probablemente lleguemos al colapso, y no tendríamos camas donde internar los pacientes”, insistió Chiappero.

Sobre las posibles medidas que se deberían tomar, el médico aclaró que “es muy importante rescatar la responsabilidad individual donde cada persona tiene que volver a revisar las medidas mínimas de control de forma individual, como el uso de barbijos que cubra la nariz y la boca, el distanciamiento social, evitar las reuniones innecesarias y el adecuado lavado de manos”.

“Con el advenimiento de la vacuna, con la apertura de las diferentes actividades la población pensó que la epidemia se había acabado, nosotros veíamos que en Europa eso no había ocurrido y que nos iba a tocar; lamentablemente se permitieron un montón de conductas que ahora es muy difícil revertirlas y en poco tiempo”, consideró.

Y agregó que “hasta Semana Santa la gente viajaba de vacaciones como si no ocurriese absolutamente nada y de un día para el otro tuvimos este crecimiento exponencial del número de casos, que ahora está teniendo estas consecuencias”.

En cuanto a la inmunidad que pueden dar las vacunas para frenar esta segunda ola de contagios, el médico aclaró que “falta mucho tiempo”, porque “no tenemos vacunas” y destacó que “si bien el personal de salud ha podido ser vacunado y eso es una gran ventaja porque es el más expuesto, todavía nos quedan pacientes añosos con factores de riesgo sin haber sido vacunados”.

En la terapia “están agotados y desmotivados”

Consultado por la situación de las personas que trabajan en la terapia intensiva, que son no solamente médicos sino también enfermeros, kinesiólogos, bioquímicos, Chiappero aseguró que “todos ellos están agotados, porque venimos de un año de asistencia de los pacientes Covid extenuante, y cuando parecía que eso empezaba a disminuir tuvimos que asistir al otro grupo de pacientes, que no habían sido adecuadamente asistidos en su momento”.

Por esos motivos, continuaron con las “terapias llenas”, no “tuvieron descanso” y “ahora de golpe empezamos con todo esto y se incrementa el número de camas, pero el número de intensivistas sigue limitado”.

“Nosotros venimos alertando desde el año pasado que el número de intensivistas es de aproximadamente 1.800, no se puede armar un intensivista de una semana a la otra, ni de un año para el otro; se necesitan 4 años de formación en terreno para sacar un intensivista debido a que la complejidad de los pacientes más la tecnología actual así lo requiere”, dijo el vicepresidente de la SATI.

El otro punto que planteó Chiappero es que el personal está “desmotivado por falta de reconocimiento institucional, falta de reconocimiento profesional y un dato no menor que es la falta de reconocimiento económico”.

“No ganamos lo suficiente, si bien es un problema de todo laburante en la Argentina, nosotros en este momento estamos poniendo el hombro y lo que gana un intensivista por 24 horas de trabajo es muy poco, y si bien se han hecho algunos aportes individuales de alguna jurisdicción no alcanza porque son algo transitorio que no se suma los sueldos y termina siendo algo cosmético”, completó.