El Tribunal Oral Federal N.° 1 de La Plata que integran los jueces (Germán) Castelli, (Roberto) Lemos Arias (quien votó en disidencia) y (Alejandro) Esmoris emitió hoy el fallo por el cual el genocida Miguel Osvaldo Etchecolatz, exjefe de la Policía durante la dictadura, fue beneficiado con prisión domiciliaria acusando razones de salud, argumento que su defensa viene esgrimiendo desde 2006, cuando ya lo presentaba como “enfermo terminal”, precisamente el momento en que desaparece Jorge Julio López.
A diez años del aniversario, este fallo es una verdadera provocación.
Por entonces a Etchecolatz le revocaron la domiciliaria por tener un arma en su casa. Seguirá detenido en el marco de otra causa, la cual se resolverá el lunes. Esto, no obstante, es un camino de ida hacia la impunidad, en el marco de otros avances, como el discurso de “guerra sucia” del presidente, las amenazas a la abogada tucumana Laura Figueroa o el desfile de genocidas como Rico o los del Operativo Independencia en el Bicentenario en Tucumán, por citar algunos ejemplos.
Repudio el fallo de los jueces, que se suma a otros favorables para obtener la prisión domiciliaria efectiva. El tribunal platense carece de memoria: Etchecolatz ya estuvo en detención domiciliaria y, cuando fue la Justicia a su casa, ¡los recibió armado!
Clara Anahí Mariani fue apropiada en un operativo en que participó Etchecolatz. Al día de hoy la nieta de Chicha, que la sigue buscando, continúa sin conocer su identidad. Ese delito Etchecolatz lo comete hoy. Ningún exgenocida.
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