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El gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, realizó ayer declaraciones a una radio de Buenos Aires en las que descartó que su administración otorgue un bono de fin de año a empleados estatales, al señalar que “no hay ninguna posibilidad” de afrontar ese plus.
Admitió que debido a esa postura “quizás pasaremos un diciembre difícil, caliente”, agregando que se viene de “dos meses de conflicto con los docentes”, quienes “exigían la reapertura de la paritaria salarial”.
El mandatario provincial insistió que “no hay posibilidad de ningún bono, y salarios vamos a discutir nuevamente en febrero, marzo del año que viene”.
Planteó que “si la Nación decide dar el bono y no hay transferencia a las provincias, pondremos el pecho una vez más y diremos a los trabajadores que no podemos igualar lo que hace la Nación, que tiene otras herramientas, porque puede endeudarse o emitir”.
También ayer en declaraciones en Tucumán al diario La Gaceta, el jefe de Gabinete, Marcos Peña se mostró confiado y dijo que "no hay razones para pensar que en diciembre pueda haber problemas estructurales. Pueden haber algunos focos, como siempre los hay, como todos los días. En la Argentina siempre eso es una posibilidad, pero creemos que las cosas van a estar bien. No hay razones para estar preocupados".
Peña agregó que "la Argentina está viviendo un clima de paz. Y estamos con optimismo de que las cosas van a mejorar con mucho diálogo entre políticos, sindicalistas y empresarios", sentenció.
Con diferencia de horas, uno de los más importantes ministros del gabinete de Macri y estratega del gobierno nacional, muestra una visión absolutamente optimista del presente y del futuro del país, mientras que Weretilneck se ubica en la vereda opuesta, a tal punto que habla de un diciembre “caliente” como anunciando conflictos serios a los que deberá “ponerle el pecho”.
A partir de estas contrapuestas visiones se abre un abanico de posibilidades. Se trata simplemente de apreciaciones más y menos optimistas. El gobierno nacional ha acomodado la situación y en la provincia sucedió lo contrario. El funcionario nacional sabe cosas que aún no conocemos en las provincias o su mirada se circunscribe a determinado sector social y geográfico. La nación superó las necesidades en detrimento de las provincias. Los números nacionales han crecido y los provinciales se vinieron abajo, o se trata de una mejor y peor gestión.
Todos interrogantes que seguramente iremos dilucidando a medida que nos vayamos acercando a la finalización de este 2016.
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