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“Este”, le da dos palmadas con la mano derecha, “es uno de los respiradores de la polémica”. Luciana Ortiz Luna, vestida de guardapolvo blanco, ambo verde oscuro y estetoscopio rodeando su cuello, está en Terapia Intensiva del Hospital Heller. “Acá, durante la pandemia”, señala la habitación, “donde ahora están estas dos camas, había pacientes por todos lados”.
A su alrededor hay monitores empotrados, tubos, perillas, un carro con fármacos, una vitrina con algodones, jeringas y gasas. Hace 21 años que trabaja en el sistema público de Neuquén y según su propio registro no tiene “ni una queja, ni una llegada tarde”. Pero, en mayo del 2021, le iniciaron un “sumarísimo”, una notificación para ser exonerada de la provincia. Le dijeron que sus declaraciones en medios de comunicación habían sido suficientes para echarla de la provincia, que mentía y ponía en riesgo a la sociedad neuquina.
Detrás del barbijo se intuyen labios pintados. Se ven pestañas maquilladas y el pelo prolijamente recogido. Luciana Ortiz Luna es de las personas que huelen bien sin necesidad de ponerse perfume.
En plena segunda ola de Covid-19 Luciana Ortiz Luna sabía que salir en medios de comunicación podía ser la llave para conseguir lo que en las guardias se necesitaba: “Al neuquino, pero fundamentalmente a la conducción actual, no hay nada que le moleste más que ser expuesto a nivel nacional”. En mayo del 2021 salió en cuanto medio de comunicación pudo, desde Magdalena Ruiz Guiñazú hasta Víctor Hugo Morales. A lo largo de los minutos de aire denunció guardias saturadas, pasillos de hospitales colapsados, baños improvisados con chatas y hasta reveló que le dieron órdenes de dejar morir a las personas.
Esa aventura por programas de Capital Federal le valió que la corran de sus funciones. En ese momento no lo sabía, pero esa exposición mediática le valdría la llamada telefónica que le cambiaría el rumbo de vida: el contacto con Rolando Figueroa.
La puerta de terapia intensiva se abre. Luciana se da vuelta. Un enfermero empuja a un paciente en silla de ruedas. Detrás, la doctora a cargo. “¿Necesitas ayuda Ro?”. Entre la rendija de la puerta se ven caras largas, doloridas y adormecidas. El pasillo de la guardia del Hospital Heller, un jueves cualquiera de mayo, se encuentra concurrido.
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Ortiz Luna nació en General Roca/ Fiske Menuco pero a los tres años se mudó a Neuquén con su mamá y hermana. La primaria la hizo en la 201 y la secundaria en el San Martín. Eligió, como su madre, medicina para estudiar en la UBA pero regresó para hacer la residencia en hospitales de la región. Después, como siempre lo quiso, hizo la especialidad en emergencias. De hecho, es de la primera camada de egresadxs neuquinxs de los cursos dictados por la Sociedad Argentina de Emergencias.
El dedo índice de su mano derecha, ahora señala la puerta del depósito de la farmacia del Hospital Heller: “De acá es donde faltan medicamentos”. Hace pocos días, denunció a través de su cuenta de Twitter con una foto y una inscripción a mano: “No hay salbutamol. Por favor, si alguno puede donar. También agradecemos ibuprofeno pediátrico paracetamol comprimidos y antibióticos”.
“¿Por qué lo publico? ¿Por vieja quejosa?”, pregunta. “No”, contesta, “es porque la gente empieza a traer donaciones, o al revés ellos –las autoridades provinciales– se enojan y de repente salen a comprar”. En el pasillo hay bullicio, personas que tosen, bebés que lloran. “Eso hice durante todo este tiempo”, explica, “yo las cosas que denuncio es porque sé que tienen que encontrar respuesta”. Pero, no todas sus denuncias terminan con donaciones. En julio del 2020, un año antes que la corran de las guardias por salir en medios nacionales, la desvincularon del SIEN, el Sistema Integrado de Emergencias del Neuquén que en 2012 fundó.
Luciana Ortiz Luna se había formado con Manuel Rivera, jefe de la Guardia del Castro Rendón y coordinador de Emergencias Sanitarias de Neuquén. Tras su fallecimiento juró seguir sus pasos, y así lo hizo. El viernes 11 de mayo del 2012, día de su cumpleaños, inauguró el SIEN. Hasta ese momento solo funcionaba el sistema médico privado del AMEN con ambulancias que abordaban urgencias médicas en Neuquén Capital.
“Con el crecimiento de Neuquén”, explica el médico sanitarista Daniel Manoukian, “y el índice de siniestros viales, era necesario un sistema que estuviera mejor estructurado. Y el SIEN vino a cubrir ese bache. Tuvo muchos recursos, mucho apoyo oficial para hacerlo, y efectivamente desarrollaron un sistema que creció y que fue eficiente, pero solo para Neuquén, Plottier, Centenario. No llegó a constituirse como un sistema de emergencia para toda la provincia”.
“Yo ya tenía números para que no me quisieran nunca más”, dice ahora sentada frente a la computadora del consultorio 3, “es llamativo de la gestión actual la falta de respeto al trabajo, al esfuerzo y a los fundadores”. La trayectoria de Ortiz Luna en el SIEN terminó el 3 de julio del 2020 a las 22:30 cuando por medio de radio frecuencia en las ambulancias del SIEN se escuchó: se informa a todas las unidades que la doctora Ortiz Luna no está más a cargo del Sistema Integrado de Emergencias Neuquén.
Luciana Ortiz Luna dice que fue apartada del SIEN porque no siguió los lineamientos de las autoridades provinciales y por denunciar públicamente la escasa y mala calidad de los elementos de seguridad que recibían. “No puedo ser cómplice de lo que están haciendo”, dijo en aquel momento. El gobierno dista de esa opinión. Andrea Peve, actual ministra de Salud, en medios regionales dijo que su desvinculación fue por “las irregularidades en su gestión, en el manejo de la pandemia”.
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Luciana Ortiz Luna tiene una agenda muy apretada. Un miércoles cualquiera de mayo tiene planificado: crossfit de 9 a 10; capacitación con Bomberos Voluntarios de Plottier, reunión con el equipo “Despierta Corazón” para dar capacitaciones en maniobras de Reanimación Cardio Pulmonar, después correr por la barda y luego, a las 19 entrar a trabajar al hospital Heller. Otros días se le suman reuniones partidarias, curso de “Primer respondiente” en la UNCo y hasta un programa de radio que hace todos los domingos de 18 a 20.
La misma intensidad la tiene en sus redes sociales. Saca el celular del ambo blanco y desbloquea la pantalla. “Mirá, tengo 41.200 seguidores en Tick Tock”, se acomoda en la silla, “acá trato de subir… acá no hay señal”, levanta el aparato buscando conexión, “a ver acá… bueno…”, desiste, “pero trato de subir videos míos, mirá este tiene casi 3 millones de reproducciones”. Y le da play. Su relación con los medios de comunicación y las redes sociales no es espontánea. Lo aprendió cuando se formó con el SAME. Alberto Crescenti, su director general y sus compañeros, le decían: “Luci, para que el SIEN no muera más allá de los gobiernos tenés que meterlo en los medios”. Scrollea por su Instagram y sonríe. “Ves, mirá este otro video, la cantidad de reproducciones que tiene”. La mirada en la pantalla y el dedo índice recorre su perfil. “A Alberto Crescenti lo critican porque sale todo el tiempo en los medios, y de hecho dicen que abre la heladera y sonríe porque se prende la luz”, y se ríe, “me dijeron: hace lo mismo que él porque la gente tiene que sentir el SIEN como propio”.
En sus redes sociales todos los domingos a las 18 empieza una transmisión en vivo: acompaña el inicio de su programa de radio, “SOS”. Se la ve sentada en el estudio de radio, con micrófono en frente. “Me di cuenta de que era útil transmitiendo, que la gente me escuchaba, que me decían: como usted dijo doc dejamos la ventana abierta y no nos intoxicamos”. Ahí fue que decidió hacer cursos en la Sociedad Argentina de Periodismo Médico. Desde ese momento empezó a utilizar las redes sociales como una herramienta de difusión: consejos en épocas de diarreas, sugerencias en cuestiones respiratorias, primeros auxilios y claro, su campaña política cuando fue precandidata a diputada nacional en las PASO de 2021 y candidata a diputada provincial en 2023.
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Luciana Ortiz Luna tiene 47 años y es la segunda mujer que más votos obtuvo en el puesto de diputada en las últimas elecciones provinciales. Encabezó la lista de la fórmula ganadora de Rolando Figueroa y Gloria Ruiz.
Ese triunfo lo consiguió en solo dos años, su primer contacto con la política fue en mayo del 2021. Tras el raid por medios nacionales, del otro lado del teléfono sonó: “Luciana, estoy escuchando todo lo que pasa ¿En qué puedo ayudar?”, la voz era de Rolando Figueroa, “¿Cómo podemos conseguir respiradores?”. A partir de esa comunicación, cuenta Luciana, Figueroa le propone que lo acompañe.
Recuerda el intercambio de la siguiente manera:
—Mirá Rolo, yo nunca me metí en política, no tengo ni idea.
—Acompañame, podemos tener herramientas para modificar esto que estás viviendo.
Luciana Ortiz Luna está casada por iglesia y tiene todos los sacramentos del catolicismo. Pero, hasta ese momento se manejaba sin religión ni política. “Me llamaron de todos los partidos: del PJ, del Pro, Juntos por el Cambio. Yo transitaba por la vida con mi único objetivo: la emergencia, y me dije ¿Meterme en política?”, hace una mueca con la boca hacia los costados, “pero la verdad es que conocer a Rolo y al resto de su equipo me animó”.
“Pim pum” se escucha por altoparlantes, “técnico de rayos lo solicitan en el shock room, técnico de rayos lo solicitan en el shock room”. Luciana no calla, está acostumbrada a esa voz. “Rolando me dice: acompáñame en la diputación y me cuenta todo su proyecto. Él es un estratega espectacular. Él desde ese momento ya tenía claro los pasos a seguir para llegar a la gobernación. Él dijo no hay 2023, sin 2021. Vamos primero por la diputación nacional”.
Mueve el mouse, desbloquea la pantalla de la computadora e ingresa al sistema para chequear la cantidad de pacientes en la guardia. “Mantuvimos todo en secreto, toda la primera etapa de armado de la propuesta política”. Según sus cálculos eso fue entre junio y julio del 2021. “Yo no tenía ni idea de lo que era, ni la política, ni qué hacía un diputado”. Pero lo pensó: "Por ahí podemos hacer algún ruido, podemos conseguir fondos”, y empezó a ver la política como una herramienta.
Finalmente acompañó a Figueroa en las PASO de 2021. La fórmula Figueroa – Ortiz Luna ganó con el 49% la interna del MPN. Y en las elecciones generales también le fue bien, Figueroa se impuso con el 29% y obtuvo la banca nacional.
Para las elecciones a gobernador de este año –en las que Figueroa ganó con un frente amplio, ecléctico y hasta contradictorio (reunió a sectores tan dispares como el Movimiento Evita y el Pro)– le ofreció a Ortiz Luna encabezar su lista de diputadxs provinciales. En la pantalla de la Boleta Única Electrónica se la vio dos veces: encabezó la lista de Comunidad y la lista espejo de Desarrollo Ciudadano.
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“Mirá”, pega su dedo índice a la pantalla de la computadora, “los amarillos son los pacientes un poquito más urgentes, gravedad intermedia”, scrollea para abajo, “y los verdes son los de menos gravedad”. El sistema muestra a las 13:00 que esa guardia atendió en lo que va del día a 116 pacientes. En promedio, según cálculos de Ortiz Luna, atienden a 300. “En un área de influencia de 300.000 habitantes, el hospital quedó muy chiquito, quedó igual que hace 25 años. A partir de las 20 no hay traumatólogo, no hay ecografías. Traumatólogo hay solamente los fines de semana y feriados porque se cobra mejor la guardia”.
Ortiz Luna es una de las personas que suena como posible ministra de Salud. Aunque si lo dice, atenta contra sus posibles propios intereses. Figueroa fue claro: “El que se autoproclama está afuera".
Para Daniel Manoukian el próximo ministro o ministra de Salud tiene varios puntos que atender: “Va a tener que ejercer el rol de regulador que tiene el Estado, tanto para la incorporación de tecnología como para el uso de esa tecnología, evitando prestaciones y gastos innecesarios en salud”. Otro: “Va a tener que resolver cuestiones hacia el interior del sistema público de salud, reconstruyendo la idea y el concepto de red, para que el sistema funcione como un todo integrado”. Otro: “Va a tener que resolver cómo incorporar profesionales, sobre todo en el interior de la provincia, porque hay dificultades para reclutar y para retener a los que la propia provincia forma”.
Manoukian es de Buenos Aires y vino a Neuquén en 1985 atraído por un sistema de salud, que en aquel momento era ejemplo nacional. Así lo cuenta: “Acá hubo siempre un sector privado y un sector de la Seguridad Social. Pero, el eje conductor era el hospital público, que forzó a que el sector privado tuviera que esforzarse por mejorar su nivel prestacional. Pero, de a poco, a partir delos 2000 el sector privado fue creciendo por la deserción del Estado en los dos extremos del proceso de atención”. Y explica: uno de esos extremos es el primer contacto de la población con el sistema de salud, la salita de salud del barrio “ahí”, dice Manoukian, “el Estado no fue capaz dar respuesta al crecimiento de la demanda” y como no es rentable, el sector privado no lo ocupó. El otro extremo es el de alta complejidad, “ese sí es un nicho de alta rentabilidad y ahí apareció el privado. Hasta los años ‘80, el hospital de Neuquén era el que tenía la mejor terapia neonatal, la mejor terapia intensiva, la mejor atención oncológica, pero de a poquito el Estado fue perdiendo esa vanguardia en manos del privado, porque dejó de invertir”. Pero, el panorama es aún más complicado. “El Estado –como ya no es vanguardia en el sector de alta complejidad– hoy se ve obligado a contratar al privado para la atención de los pacientes que no tienen obra social y para los que tienen la cobertura provincial”.
La gestión actual de Omar Gutiérrez construye sobre el sector de la meseta “Z1”en un lote 95.791 metros cuadrados el hospital Norpatagónico, con la promesa de ser el más grande la región. Pero, Ortiz Luna es crítica de este proyecto: “Es una burrada, los grandes hospitales, los grandes elefantes blancos no sirven, ya no se hacen. En cambio se fortalecen los diferentes hospitales y se fortalece la atención primaria”.
Para Manoukian, en cambio, ambas ideas no se contraponen: “Cuando uno piensa en el sistema de salud lo debe hacer como algo integral que va desde la baja complejidad hasta la alta complejidad, con fuerte presencia del Estado en todo el proceso. El hospital Norpatagónico va a reemplazar a un hospital que está absolutamente colapsado y en paralelo hay que fortalecer el primer nivel de atención. Una cosa no se contrapone con la otra”.
Si Luciana Ortiz Luna se queda en la Legislatura deberá también afrontar un tema que está en la agenda de Salud desde hace tiempo, el proyecto de Ley de Carrera Sanitaria impulsado principalmente por el Sindicato de Profesionales de la Salud (Siprosapune) que busca suplir las falencias del convenio colectivo de trabajo firmado en 2018: “Urge que salga”, sin dudar adhiere Luciana Ortiz Luna, “hoy un médico tiene que obligatoriamente hacer guardia para llegar a fin de mes”.
Juan Ferrari, secretario general de Siprosapune, desde afuera de su casa intentando captar más señal de celular, cuenta que con el sindicato tuvieron reuniones antes y después de las elecciones de abril 2023 con representantes de la coalición ganadora. Se reunieron con las diputadas electas Leticia Esteves, Zulma Reina, Luciana Ortiz Luna, la vicegobernadora electa Gloria Ruiz, y hasta con el gobernador electo Rolando Figueroa: “Tenemos expectativas en que el proyecto se apruebe porque coincidimos no solo en el diagnóstico en el que está el sistema de salud, sino también en la importancia que este proyecto se apruebe”.
La puja por el tratamiento o no del proyecto de Ley de Carrera Sanitaria, involucra directamente al gremio ATE, que lo rechaza rotundamente. “Yo no estoy afiliada a nada” dice Ortiz Luna, “me roban $30.000 por mes del convenio, no sé a dónde irá, pero me parece un horror. Hay que darle la posibilidad a los profesionales que tengan a alguien que los represente”, enojada pero sin perder la sonrisa dice Luciana Ortiz Luna, “ATE no me representa a mí ni en lo más mínimo”.
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Desde 2020 en la Argentina la interrupción voluntaria del embarazo es un derecho para niñas, mujeres y todas las personas con capacidad de gestar. Según la última publicación de la Dirección Nacional de Salud Sexual y Reproductiva, Neuquén en 2022 realizó 1.634 abortos en el sistema público de salud.
¿Qué falta mejorar en el acceso a un aborto en Neuquén? “Muchísimo”, responde Ruth Zurbriggen, activista e integrante de La Revuelta Colectiva Feminista. En clave de pensar desafíos que tiene la próxima gestión frente al Ministerio de Salud contesta: “Faltan campañas informativas dirigidas a toda la población”; “hacer evaluaciones de qué pasa con la cobertura de las obras sociales y qué pasa en el sistema privado”. También “Reconocer la producción de salud comunitaria que se hace desde las redes de acompañantes y que seamos tomadas –las organizaciones sociales, feministas– como interlocutoras válidas a la hora de diseñar políticas, porque contamos con una larga historia de haceres y saberes al respecto”. Y “hacer investigaciones para conocer qué piensan las usuarias del sistema de salud sobre cómo mejorar las formas en que se garantiza el derecho a abortar. Impulsar debates sociales, políticos y culturales”.
“Como médica”, sostiene Ortiz Luna, “yo siempre en esos temas –se refiere al acceso a un aborto– me ubico en el medio, porque creo que como médica tengo que ser neutral y ante cualquiera de estas cuestiones que son tan...”, piensa y hace una pausa, “trato de estar en el medio y acompañar los procesos de las personas”.
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Ortiz Luna abre la puerta. “Mirá la cantidad de pacientes que hay”. Del otro lado, la guardia desborda. Hay parados, sentados. Al verla aparecer, un señor de brazos cruzados se envalentona. “Ahí vemos la plaquita Julio”, se anticipa Luciana.
Ingresa al consultorio contiguo. “Vamos a mirarle la plaquita a este paciente”. Mueve el mouse para desbloquear la pantalla. “Ayer entró un nenito de dos meses que le dieron un machetazo en la cabeza. Parece que fue el abuelo que…” ingresa claves y el nombre del paciente en el sistema, “peleando con su hijo...”. Se calla. Se interrumpe. “No, acá tampoco funciona el sistema”. Abandona el consultorio y se dirige a una tercera computadora. “A ver acá”. Mueve el mouse e inicia de nuevo la búsqueda de la placa en el sistema. “Bueno... parece que…”, escribe de nuevo el nombre del paciente en el sistema, “le voló la oreja al nene... a ver si esta computadora me deja…”, se acerca al monitor para mejorar su visión, “acá ves cosas terribles”.
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El 13 de agosto se realizarán las PASO para elegir las formulas definitivas que competirán el 22 de octubre para la nueva presidencia de la Nación. “Yo me declaro analfabeta a nivel política nacional” dice Luciana Ortiz Luna, “a nivel nacional, lo que pase o deje pasar mucho a Neuquén no le mueve la brújula, nunca se lo movió”. Ni el Frente de Todxs, Ni Juntos por el Cambio anunciaron sus candidatxs. Las opciones son variadas y diversas.
“Cuando definan quienes son, ahí veré a quién votar. Pero de todas formas siempre voy por el medio”, dice, “yo no estoy ni del lado de un populismo ni del de una ultraderecha, siempre voy por el medio”.
El guardapolvo de Luciana Ortiz Luna no tiene una sola arruga, está pulcro e impoluto. “Yo estoy muy enfocada en lo que le pasa a Neuquén”. Aunque fue la herramienta que le valió el salto a la popularidad, le dio el llamado que le cambio la vida y su ingreso a la política, confiesa: “Le tengo prohibido a mi familia poner canales nacionales en la tele”, una risa pícara suena detrás del barbijo, “porque intoxican a la gente en las noticias, todo parece ser inseguridad. Es tal la cantidad de ruido que hacen, que generan mucho daño a la persona que esta acá, tranquila en su cotidianeidad”.
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