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La decana de la Facultad de Humanidades y candidata a rectora de la Universidad Nacional del Comahue por el espacio Convergencia, Beatriz Gentile, aseguró que en las elecciones de mayo "se pone en juego no volver para atrás" y valoró los avances alcanzados en los últimos años en la formación de grado y posgrado en esa casa de estudios.
En diálogo con , dijo que junto a su compañero de fórmula, Paul Osovnikar, representan una convergencia entre Ciencias Marinas y Humanísticas, y entre las provincias de Río Negro y Neuquén, y agregó que trabajarán incorporando tres perspectivas: la ambiental, la de género y la interculturalidad.
Consideró que "la universidad tiene que poder adelantarse a los problemas que la sociedad plantea" y dijo que profundizarán el diálogo con los poderes públicos en tanto "es un ámbito que debe, o por lo menos nosotros pretendemos ser la consultora privilegiada de los poderes provinciales".
Sobre el déficit estructural que tiene la Unco, señaló que "hay un reclamo histórico que no hay que abandonar y nosotros vamos a volver a recuperar la iniciativa de este fondo de reparación histórica", que aún no perdió estado parlamentario.
-La Unco acaba de cumplir 50 años y eso es motivo de balance pero también un disparador para pensar lo que viene. ¿Cuáles son los ejes centrales para trabajar mirando al futuro?
-Estos 50 años nos encuentra a la universidad en un contexto de dos provincias, Río Negro y Neuquén, cuyas sociedades se han modificado y han cambiado sustancialmente. Ya no son aquellas provincias que recién se incorporaban al desarrollo nacional en el momento de la expansión de la explotación de un capitalismo industrial. Me parece que la universidad del siglo XXI tiene que mirarse en estas nuevas realidades. Una de ellas, sin duda, es la perspectiva ambiental. Nosotros, insertos como estamos en dos provincias donde en una, Neuquén, la actividad dominante es la hidrocarburífera, no podemos soslayar la mirada sobre la cuestión ambiental porque no solo está en la agenda mundial sino porque está causando serias cuestiones que tienen que ver con la calidad de vida del presente y del futuro de nuestras sociedades. Así como la universidad, en el paradigma de transitar hacia energías limpias, es un ámbito de formación de profesionales, en la investigación, en la transferencia tecnológica, de alguna manera está orientada a abrir el camino hacia esa transición hacia energías limpias. Creo que sin duda la perspectiva ambiental es algo que debe ser incorporado a los planes de estudio, a la formación del grado, a los posgrados y a todo lo que es un ángulo par la actividad de la investigación universitaria.
Asimismo, la perspectiva de género, que de alguna manera está incorporada en algunas normativas, como puede ser la Ley Micaela o el Protocolo Contra la Violencia Sexista dentro de las Prácticas Institucionales, pero nosotros pensamos que la perspectiva de género va más allá de eso. No es solo una cuestión que tenga que ver con lo que haga a la sanción frente a estas actuaciones sino cómo nosotros empezamos a formar también en esto, cómo diseñamos y articulamos esa formación. El tercer eje que para nosotros es central es la perspectiva intercultural. La interculturalidad es un tema que de alguna forma la Unco está pendiente. La universidad argentina, diría yo, tiene todavía una deuda para poder pensarse en un diálogo con otras memorias, con otros saberes, con otras lenguas, con otras identidades. La educación en general y las universidades todavía son portadoras de esa misión nacionalizadora de la educación y me parece que nosotros en Comahue tenemos una oportunidad, por estar justamente en una región donde está muy presente el pueblo mapuche, donde el diálogo empieza a estar también más visible, donde ya la universidad tiene un camino, tal vez chiquito, pero un poco recorrido que por lo menos desde la Facultad de Humanidades hemos empezado hace ya más de cinco años hasta abrir las puertas a este nuevo diálogo y yo creo que la universidad debe incorporar la perspectiva intercultural como una de las miradas que haga que ese diálogo de saberes pueda tener otros actores. Cuando digo intercultural uno piensa en el pueblo mapuche pero también estoy hablando de los pueblos migrantes, por ejemplo. Tenemos colectividades muy importantes asentadas en la región y también ese diálogo es intercultural. Y nosotros tenemos que incorporarlo a nuestro quehacer.
-Con respecto al planteo que hace de la cuestión ambiental, ¿la universidad tendría un rol de contralor del Estado? ¿Cuál sería el vínculo con el Estado o el aporte concreto que se podría hacer desde la universidad?
-La perspectiva ambiental no solo implica que la universidad sea la confidente de una sociedad que no siempre está invitada a discutir las cuestiones más específicas de lo que hace a la explotación de la industria y el extractivismo. Pero no solo es un rol de auditor. Fundamentalmente, la perspectiva ambiental tiene que ver en la formación y en la investigación. Cómo vamos a trabajar para llegar a las energías limpias, por ejemplo, y ahí está todo el caudal de producción de conocimiento de la universidad. No es solo para señalar lo que se hace mal, es también para proponer las cosas que hay que hacer bien.
-La última gestión de Gustavo Crisafulli fortaleció lazos de la universidad con la municipalidad de Neuquén, a partir del cambio de gestión en el gobierno local. ¿Cómo va a ser la relación con los gobiernos?
-Nosotros nos imaginamos a la universidad en un camino que ya comenzó a transitar que es en diálogo permanente con los poderes públicos. Es una universidad muy extendida, está en más de doce localidades, y sin un buen diálogo con los gobiernos locales, municipales y provinciales resulta imposible que nosotros como universidad podamos construir esto que nos interesa. Sobre todo, por ejemplo, en el campo de la transferencia tecnológica, de la vinculación y la extensión. Nos imaginamos en un terreno donde, como hasta ahora, se ha podido construir. Nosotros tenemos una obligación, dada por las bases de nuestro estatuto, que es que nuestra formación, la universidad, tiene que poder adelantarse a los problemas que la sociedad plantea. Y ese poder prever, poder advertir, poder mirar puede ser que en algunos casos implique necesariamente tener que sentarnos a conversar sobre cosas. Por ejemplo, que la universidad haya sido consultada para hacer el estudio de transporte para una nueva ordenanza del municipio me parece que ese lugar de consultora privilegiada es un lugar muy importante que nosotros tenemos que conservar. En ese sentido, creo que en muchos aspectos la universidad es un ámbito que debe, o por lo menos nosotros pretendemos ser la consultora privilegiada de los poderes provinciales.
-Venimos de dos años de pandemia, con clases virtuales. ¿Cuál es el saldo que dejó la pandemia, qué cosas obligó a reconfigurar en la universidad?
-Un poco la pandemia nos convirtió a todos y todas en usuarios intensivos de las tecnologías de la información. Algunos que ya las usaban estaban más acostumbrados, otros estábamos menos familiarizados pero ese uso frecuente nos planteó, por un lado, una serie de desafíos y de cuestiones que en el 2020 las fuimos resolviendo un poco improvisadamente y ya en 2021 logramos ir transitando el dictado de las asignaturas, tanto del grado como del posgrado, como la realización de conferencias, eventos, extensión, investigación, de manera virtual. Y me parece que ahora hay que empezar a pensarlo. No digo que haya que automáticamente transitar hacia la bimodalidad sin ningún tipo de reflexión. Creo que hay que pensar las pedagogías, en plural, que habiliten a revisar nuestros planes de estudio, la posibilidad que nos brinda este uso de las tecnologías de la información para llegar por lo menos en los dos primeros años a localidades que la universidad hoy no llega. En esto nosotros tenemos que tener un acuerdo con los gobiernos provinciales porque la conectividad va a ser fundamental que llegue a determinados territorios para que la universidad también pueda entonces brindar esa posibilidad de acceso para aquellas poblaciones que están muy alejadas. Pienso en el norte neuquino, en la línea sur de Río Negro. No se trata de ir a llevar las carreras a la localidad. Por qué no podemos pensar, con esta incorporación de las tecnologías de la información, cómo vamos a poner a la universidad en esa posibilidad de expandirse y de empezar a llegar adonde no llegábamos con presencialidad. Todo esto forma parte de un paquete de cuestiones que la comunidad universitaria debe pensar. Nuestro paradigma educativo es un paradigma todavía que hace mucho hincapié en la necesidad de la presencialidad. Esto sigue siendo importante, entonces ver de qué manera lo vamos a combinar. Todo esto hace a una transición hacia la bimodalidad que para mí está iniciándose pero que creo tiene mucho más de potencial que de problema.
-Usted ha hecho referencia en otras entrevistas al déficit estructural que tiene la Unco. ¿Cómo va a trabajar para revertir esa situación o sólo depende del gobierno nacional?
-Cuando decimos que hay un déficit presupuestario estructural estamos diciendo que, inclusive ya esta gestión del rector Crisafulli hizo un planteo a nivel nacional que se llamó reparación histórica para el presupuesto del Comahue. Esto todavía no perdió estado parlamentario, con lo cual para nosotros es importante volver a recuperar la iniciativa. A la universidad se nos asigna un presupuesto que históricamente está por debajo del normativo que nos corresponde y nosotros tenemos que hacer valer varias cuestiones y características de esta universidad, que es muy difícil hacerla valer en el entorno del centralismo que tiene sobre todo en los temas que hace a la cuestión presupuestaria. Nuestra universidad es regional, está en un espacio geográfico muy extenso, es la más importante de Patagonia, es el centro de formación de investigadores y de producción de conocimiento más significativo de todo el sur argentino. Nosotros tenemos que lograr entonces que esa asignación presupuestaria realmente alcance los niveles que históricamente ha ido reduciéndose. Creo que si logramos convencer que a nosotros no se nos puede asignar un criterio que podría aplicarse a una universidad del conurbano bonaerense porque nuestra realidad es distinta, creo que ahí empieza a entenderse la lógica y la valía de tener una universidad de estas características en Argentina. Que además se vincula o tiene la potencialidad de poder vincularse con universidades chilenas, peruanas, brasileras... Es decir, una universidad que su característica regional la ayuda a poder pensar precisamente en proyectos de co titulación, de intercambio. Tenemos un manejo de la extensión geográfica, no como un problema sino como una posibilidad. Creo que hay un reclamo histórico que no hay que abandonar y nosotros vamos a volver a recuperar la iniciativa de este fondo de reparación histórica y en otro sentido ver la posibilidad de que si no es en el camino de la asignación presupuestaria, la posibilidad de programas específicos que la Secretaría de Políticas Universitarias puedan destinar a proyectos que tengan una duración específica y que atiendan a determinado problema. Son mecanismos que tienen que ver con la posibilidad de hacer valer lo que es la Universidad del Comahue, que es una de las universidades que todavía está en el número 11 del ranking nacional de más de 118 universidades, en producción de conocimiento, y en áreas que otras universidades no se estudian, no se forman.
-¿Qué se pone en juego en las elecciones de mayo?
-La posibilidad es no retroceder. Este año se pone en juego no volver para atrás. A Nuestra universidad le costó mucho, nos costó mucho como comunidad, saldar ciertas cuestiones que tuvieron que ver con una conflictividad muy fuerte que tuvo la Unco por bastante tiempo en momentos en que el sistema científico tecnológico lograba fortalecerse, sobre todo desde 2006, 2007 y 2008, con un PBI educativo que crecía. Nuestra universidad estuvo un poco hundida en sus conflictos internos y esto nos imposibilitó de alguna manera formar parte de esa distribución del presupuesto, en un momento en que el presupuesto educativo llegaba a un porcentaje más importante del PBI. Me parece que desde 2012, 2013 comenzamos un camino más tranquilo, que nos ha permitido ir creciendo, que posicionó a la universidad en otro lugar, que tenemos un piso donde hemos recuperado las actividades, donde hemos recuperado la formación y donde sobre todo hemos despegado en el cuarto nivel educativo, que es el posgrado. Eso es un logro de esto últimos años y en ese contexto creo que lo que más nos preocupa, con Paul Osovnikar, de la Escuela Superior de Ciencias Marinas de Río Negro, la idea de volver atrás, que de alguna manera se abandonen ciertos caminos que yo creo que hay que profundizar pero que hoy claramente estamos mucho mejor. En estos últimos tiempos la gestión de Crisafulli, en un montón de aspectos, colocó a la universidad en un lugar más importante en términos de lo que hablábamos hace un momento. Me parece que es una forma de continuar en algunos aspectos pero de cambiar la lógica y sobre todo de cambiar en la instalación de la universidad en el nuevo contexto de lo que hablábamos al comienzo. Eso me entusiasma, la posibilidad de algo así como refundar la Unco. Repensarla para refundarla desde lineamientos muy fuertes pero muy epocales.
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